ENTRETELONES DE CASA ROSADA
Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich están decididos a competir para definir quien es candidato presidencial, pero no logran acordar las reglas del juego.
Las diferencias no son menores: mientras que la titular del PRO quiere una libre asociación entre listas nacionales y locales, el jefe de Gobierno prefiere obligar a los candidatos a intendentes y legisladores a elegir un sólo aspirante presidencial para compartir boleta.
De esta manera, si sale con la suya, Larreta podría complicar a Bullrich exigiendo a los referentes locales que la dejen sin respaldo a cambio de financiar sus campañas. Ya lo está haciendo.
La ex ministra confía en la ayuda de un sector de la UCR referenciado en Alfredo Cornejo y en los candidatos PRO que miren las encuestas y la vean crecer. No puede ofrecer otra cosa.
Pero Larreta tiene un presupuesto que ofrecer a los leales y esta semana lo hizo valer con un acto multitudinario en Costa Salguero, donde pasó lista de adherentes. Contó a 2000 dirigentes que le juraron fidelidad.
Bullrich respondió con un evento más minúsculo en La Plata, donde la acompañaron sus candidatos a gobernador Javier Iguacel, Néstor Grindetti y Joaquín De la Torre. No estuvo Cristian Ritondo, quien se lanzó para ocupar el sillón de La Plata sin respaldo del jefe de Gobierno.
Los entendidos del PRO creen que Macri terminará terciando en la pelea bonaerense si no puede inferir en la nacional y prefiere a Ritondo antes que a Diego Santilli, el candidato de Larreta. Pero todavía está por verse.
Al diputado no le sirve el esquema de boleta pura y necesita los cruces, sobre todo porque la UCR no tiene candidato en Buenos Aires con la partida de Facundo Manes para una aventura nacional sin mucho rumbo.
Tampoco está claro si los radicales tendrán candidatos presidenciales, porque la interna que Gerardo Morales anunció con Manes para marzo no tiene siquiera una hoja de ruta clara.
En la mayoría de las provincias las elecciones a gobernador se anticiparon, pero las boletas a legisladores nacionales deberán definirse junto a las presidenciales y el diseño de boletas será clave para esa disputa.
Por caso, si una provincia acuerda una lista única, sus referentes no tendrán intención de tener que definir si van con Larreta o con Bullrich. El jefe de Gobierno los quiere forzar a elegir.
Los radicales y la Coalición Cívica son los otros actores para definir las reglas de juego en las primarias. La fecha tope es mayo, cuando se presentan las alianzas en la justicia electoral y los jefes de partido deben firmar.
Un dato: Bullrich tiene la lapicera, aunque deberá respetar una decisión orgánica del partido. Por eso a Larreta le interesa mostrar músculo político.
Si prospera la libre asociación, el jefe de Gobierno teme que algún intendente o referente provincial con intención de ir al Congreso le prometa una fidelidad y los traicione en el cuarto oscuro, donde sus fiscales tienen el control de las boletas.
O tal vez el jefe de Gobierno planea un boicot logístico, que incluya la falta de impresión de boletas de su contrincante. En Buenos Aires hay 27 mil mesas y no es fácil que haya fiscales en todas.
La definición de las reglas de juego será la gran disputa entre los dos candidatos PRO al inicio de 2023 y por ahora hay final abierto. Y el árbitro quiere ser Macri. Como siempre.
