Juntos por el Cambio está roto, pero quiere mantenerse unido - Política y Medios
08-05-2024 - Edición Nº5941

LA INTERNA, DESDE ADENTRO

Juntos por el Cambio está roto, pero quiere mantenerse unido

Macri tiene agenda como si fuera a ser candidato, pero sabe que no puede enfrentar a Bullrich y Larreta. Sería poco serio. Su única experiencia como armador desde que dejó la Rosada terminó mal: el jefe de Gobierno hizo lo que quiso y tuvo exiliarse a Zurich para no perder toda la autoridad.

Por: J.Nye

 

Una interna de todos contra todos, mezclados, sin importar colores políticos ni procedencias, parece ser el destino de Juntos por el Cambio para 2023, o al menos la única coincidencia entre sus referentes.

La única sincronización que mostraron en las últimas semanas fue, justamente, para rechazar el proyecto presentado por un aliado del oficialismo que elimina las elecciones primarias.

Creen que las necesitan para sacarse chispas y allanar el camino a una polarización en la segunda vuelta.

¿Qué tan distinto sería que se dividan en una elección general y el mejor pase al ballotage? No mucho, pero por ahora la opción no aparece en el radar de los líderes, tal vez para no escenificar una ruptura que complicaría a todos.

El debate del presupuesto y el acto radical del sábado dejó las cartas echadas. En la UCR hay unidad entre Gerardo Morales y Martín Lousteau, asociados a su vez con Horacio Rodríguez Larreta, quien interrumpió su festejo de cumpleaños para pasar a saludar.

Facundo Manes está en ese esquema, pero juega sólo y sin respaldo orgánico, la maldición de los radicales que miden bien. Un dato de época es que las figuras centrales de la UCR se identifican con la pata progresista del partido y los conservadores que tan sintieron se cómodos con Mauricio Macri quedaron desplazados.

Se notó en Costa Salguero, cuando Morales acusó al ex presidente de fracasar y todos aplaudieron. Larreta ya se había ido, pero su visita encendió a los halcones, el grupo de legisladores y ex funcionarios que respalda a Patricia Bullrich.

Otro dato de corte ideológico del fin de semana fue la victoria de Lula da Silva en Brasil. El comité de la UCR lo festejó en un comunicado, Larreta felicitó al ganador, pero Macri recién se pronunció a la medianoche y Bullrich no dijo nada.

El único dirigente de JxC que se pintó la cara por Bolsonaro fue Miguel Pichetto, quien hasta fue a la frontera con Brasil a grabar videos a favor del militar. Le impidió a la oposición mostrar atisbos de neutralidad.

Bullrich no se achica, pero sabe que le falta llegar a un votante de clase media urbana que define las elecciones. Se concentra sobre el votante de Macri, con un antikirchnerismo feroz, promesas de represión y de medidas económicas rápidas.

Se codea con el liberal Javier Milei, con la esperanza de tener sus votos en un ballotage, pero de a ratos parece tener más coincidencia con él que con sus supuestos socios.  

Macri tiene agenda como si fuera a ser candidato, pero sabe que no puede enfrentar a Bullrich y Larreta. Sería poco serio. Su única experiencia como armador desde que dejó la Rosada terminó mal: el jefe de Gobierno hizo lo que quiso y tuvo exiliarse a Zurich para no perder toda la autoridad.

Bullrich creía poder capturar la pata conservadora de la UCR de la mano de Alfredo Cornejo, con quien llegó a fantasear una fórmula electoral. El mendocino perdió el interés.

Si no vuelve a la gobernación de Mendoza, no será candidato a nada y pedirá un Ministerio en caso de que haya un gobierno radical. Participó del acto alfonsinista y aplaudió a Morales como uno más.

La ex ministra se muestra exultante con encuestas que le adjudican mejor imagen que a Larreta en casi todo el país, pero la dirigencia sigue mirándola con recelo. No la ven con sustento para financiar una campaña, lo que le sobra a su rival.

Una rival de Bullrich es Elisa Carrió, quien le tiene igual desprecio que a Milei y se preocupa porque sus diputados voten siempre distinto al PRO para marcar la cancha.

Macri respalda a su ex ministra, pero a su estilo: con frases sueltas y sin mover un dedo para ayudarla a su logística. Puertas adentro de JxC surge una pregunta: ¿Qué va a pasar si en mayo las encuestas tienen a Bullrich arriba?

Nadie imagina una oleada de pases entre los amarillos y mucho menos un pronunciamiento de la UCR, donde no quieren ser parte de un gobierno de la ex ministra. Pero sí puede haber una presión del círculo rojo por temor a una derrota de JxC que no está en los papeles de nadie.  

Las primarias pueden resolver este dilema, pero también agrandarlo a futuro, cuando no será fácil que ideas tan distintas convivan en un gobierno o hasta en un recinto del Congreso, donde ya es habitual que voten divididos.

El presupuesto no fue la excepción: los radicales votaron a favor, el PRO se abstuvo y la Coalición Cívica rechazó. Sin jefes de interbloque definidos, sólo hubo un zoom dominguero para buscar acercar posiciones. No fue posible. Tal vez ya no lo sea, porque JxC está roto y se convirtió en el envoltorio de la oposición argentina. 

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