La inversión privada continúa en alza y apalanca el crecimiento a futuro  - Política y Medios
09-12-2024 - Edición Nº6156

ACTUALIDAD

La inversión privada continúa en alza y apalanca el crecimiento a futuro 

Con una tasa superior al 20% sobre el PBI, en el segundo trimestre se mantuvo a un ritmo aceptable y dio un salto interanual del 18,8%. Este dato implica aumento de la capacidad instalada, nuevos proyectos y asegura actividad incremental. Los sectores más atractivos y el objetivo exportador. 

Por: Patricio Ballesteros Ledesma 

 

Aunque la actividad económica del país se explica sobre todo por el consumo interno público y privado, con los altos niveles de inflación de los últimos años su incidencia relativa no ha sido la más destacable.  

En cambio, la inversión, también conocida como formación bruta de capital fijo (FBCF), aún durante la pandemia, fue el factor dinamizador la de economía, según la visión de los funcionarios del Gobierno nacional. 

Durante 2021 la tasa de inversión alcanzó el 33,4% y su impacto en el crecimiento del PBI llegó al 5,6%, según datos del INDEC. Este año la FBCF continuó en aumento y en el segundo trimestre creció 18,8% respecto a igual período de un año atrás y 7,8% desestacionalizado con relación al primer trimestre de 2022. 

Según un informe de la Cancillería argentina al que accedió en forma exclusiva el medio Ámbito Financiero, ese valor implica una participación en el producto bruto interno del 22,3%. No se explica cómo se llegó a ese porcentaje, salvo que los datos del INDEC se hayan modificado en estos meses. 

Porque de acuerdo al informe técnico de las Cuentas Nacionales del organismo estadístico, ese porcentaje del PBI a precios constantes sólo llega al 20,9%, una décima más que en el primer trimestre y dos puntos arriba en forma interanual. 

 

Fuerte incremento interanual de la inversión 

Para no tomar el dato aislado, entre otros valores a examinar, en el segundo trimestre del año el consumo privado creció un 10,7% y el público el 5,3% en forma interanual. Además, en igual período las exportaciones subieron el 9,3%, mientras que las importaciones treparon el 23,1%.  

De acuerdo a la fuente citada por el diario económico, aquel valor de la inversión sobre el PBI entre abril y junio de 2022 es el mayor registro desde 1993, muy por encima del 16,1% del cuarto trimestre de 2019 y de toda la gestión del gobierno anterior (19,2%). Sin embargo, los datos del INDEC difieren de esa apreciación. 

Lo cierto es que, en términos nominales, en el trimestre en cuestión la FBCF sumó $160.865 millones (a precios de 2004) o algo más de $13,1 billones a precios corrientes, de acuerdo a las estadísticas oficiales. 

En cualquier caso, esta performance demuestra que la apuesta hoy no sólo observa el pasado inmediato o el presente, sino que construye las bases para apuntalar el crecimiento a futuro, aunque se focaliza mucho más en la exportación que en el mercado interno. 

Así como la inflación funciona en base a expectativas en un sentido cortoplacista, que al sostenerse al alza mes tras mes complica a la mayoría de las actividades económicas, la inversión hace lo propio con estimaciones y proyecciones a un mayor plazo. 

 

La afinidad de Massa con el sector empresario 

La recuperación de la economía tras la pandemia, que arrastraba graves problemas desde el 2018, mes tras mes dio signos de crecimiento en muchas actividades, aumento del comercio exterior, dinamismo del mercado interno y progresivo impulso a la inversión. 

Cuando se consolida la estabilidad y el orden macroeconómico todo fluye, porque se baja la incertidumbre y también disminuye el riesgo. Pero antes, las señales hacia los inversores internos y externos desde el Gobierno, y en particular desde el Ministerio de Economía, funcionan como incentivos. 

Cuando asumió Sergio Massa, mostro un plan con objetivos concretos hacia un horizonte distinto; primero calmó a los mercados y luego se mostró abierto al diálogo y la negociación, y por eso su diferenciación de sus antecesores en el cargo fue inmediata.  

A los industriales, multinacionales y a los inversores en general no les importó que no fuera economista, lo sentían más cercano, su discurso era más afín a sus ideas y su ingreso al Gobierno acercaba posiciones en lugar de nuevos cortocircuitos. 

Además, con el correr de los días, sus acciones en línea con el FMI y el orden macro, el férreo control del gasto y la implementación del dólar soja, por ejemplo, confirmaron su perfil cercano al empresariado.  

Y aunque los reclamos de los industriales por tener dólares para importaciones generaron los primeros desencuentros, a pocos días de implementarse el nuevo sistema (SIRA) casi 3.000 importadores presentaron una avalancha de solicitudes. 

 

Aumenta la capacidad instalada y el uso de la ociosa 

Más allá de lo declamado, desde un inicio y en común acuerdo con el Presidente, la necesidad de conseguir dólares y de estabilizar algunas variables priorizaron la buena sintonía con el agro, las grandes empresas y las reuniones en el exterior, antes que bajar la inflación con firmeza o asistir a los sectores más castigados por las subas en los alimentos.  

Por eso, no sorprende que la inversión siga en aumento, haya nuevos anuncios, crezcan las reservas del BCRA y que poco a poco se expanda la capacidad instalada industrial en los sectores que están al tope de utilización.  

Del otro lado, las actividades que presentan mucha capacidad ociosa, cuando suman nuevas líneas o turnos de producción e incorporan más personal, empiezan a utilizar infraestructura, máquinas y recursos en forma incremental. 

Sin embargo, en el sector de los alimentos, donde existen marcados oligopolios y una clara posición dominante de pocas empresas, se observa que hay formación de precios abusivos, donde en lugar de invertir y aumentar la oferta, se ajusta por precios y la remarcación es creciente y constante. 

En agosto de 2022, según publicó este martes el INDEC, el uso de la capacidad instalada industrial subió al 69,5%, lo que marca un 2% más que el mes anterior y un incremento interanual del 5,1%. Hay rubros que rozan el 84% (minerales no metálicos), mientras que otros no se mueven del 57% o menos, sobre todo los destinados al consumo local, como productos del caucho y el plástico. 

 

Nuevos proyectos con fuerte sesgo exportador 

Entre los principales proyectos anunciados y en marcha se encuentran varios de los sectores energético, minero, telecomunicaciones, automotriz y electrodomésticos, con el mayor flujo de capital y un fuerte sesgo exportador. 

Algunos anuncios importantes para cada rama industrial fueron los de la siderúrgica surcoreana Posco por US$4.000 millones para extraer hidróxido de litio en Salta, del consorcio conformado por Total Energies, Wintershall y PAE por US$700 millones para extraer gas natural offshore en Tierra del Fuego, de la telco Claro por US$400 millones y de Volkswagen Argentina por US$250 millones. 

Además hay muchas inversiones de montos menores, pero importantes para su rama de actividad, como los US$50 millones de la estadounidense Whirlpool para una nueva fábrica de línea blanca en Pilar y el reciente anuncio de Google, que invertirá en el país parte de los US$1.200 millones disponibles para América latina. 

En el informe del Ministerio de Relaciones Exteriores explican que la inversión fue un componente clave para explicar el crecimiento de los últimos dos años y un factor determinante para la recuperación del empleo tras los efectos de la pandemia.  

Y a futuro, estiman que la economía local tendrá dos años consecutivos de crecimiento del PBI, un fenómeno que no ocurría desde el bienio 2010-2011. 

Además, puntualizan que las proyecciones indican un crecimiento en torno al 3% para el año próximo, por lo que habría que remontarse al período 2006-2008 para encontrar tres años consecutivos de expansión económica. 

 

A dónde apunta la formación de capital 

Es cierto que la recuperación ya deja ver un crecimiento real, con récords en actividades muy castigadas durante la pandemia, pero en el sentido de la inclusión todavía el Gobierno tiene una deuda con una parte considerable de la población.  

La inversión está yendo cada vez más a actividades con salida exportadora, en lugar de aumentar la oferta interna de consumos básicos o productos elaborados. Y eso tiene sentido, el poder adquisitivo va en caída y hasta merman las compras en los supermercados y shoppings. 

La pobreza baja pero sube la indigencia; eso no significa que más personas salen de pobres, sino que más pobres ni siquiera tienen ingresos para proveerse alimentos a diario. Además, una porción grande de los trabajadores registrados es pobre y aunque algunos tengan paritarias, ni así logran superar la línea que marca la canasta básica total. 

Crecimiento con inclusión, equidad distributiva, tarifas de servicios pagables, justicia social son todavía asignaturas pendientes y el tiempo corre. Un bono en noviembre y diciembre para los más castigados no soluciona el problema, es apenas un salvavidas para pasar fin de año y sólo eso.  

Si no para la inflación, que este año cerraría en el astronómico 100%, la inversión servirá para aumentar la producción de materias primas y bienes exportables, y en menor medida para abastecer un consumo interno de sectores acomodados. Los números así lo indican.  

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