
Una peña peronista para apoyar a Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli con Juan Manuel Urtubey de invitado encendió una interna el PRO, pero más aún reflejó los problemas de Juntos para crecer en la provincia de Buenos Aires y el poco interés de sus líderes para resolverlos.
Se trata de una desidia pocas veces vista en años preelectorales, propia de tiempos turbulentos: en Buenos Aires reside el 38% del electorado nacional y el gobernador se elige el mismo día que el presidente. Quien no juega fuerte en ese territorio no tiene muchas chances de gobernar el país.
A priori, a Juntos le sirve la simultaneidad, porque una ola antiperonista beneficia a cualquier candidato opositor. Pero como no hay ballotage, la elección hay que ganarla con más de 40 puntos en primera vuelta y ningún referente de Juntos los asegura.
No sólo eso: muy pocos lo buscan. Hasta ahora se anotaron para competir los diputados del PRO Santilli y Cristian Ritondo, quien hasta olvidó sus tareas como jefe de bloque para recorrer la provincia. También se anota Javier Iguacel, ex director de Vialidad e intendente de Capitán Sarmiento, patrocinado por Patricia Bullrich. Casi ningún colega del PRO lo toma en serio.
La UCR no tiene candidato, pese a la buena elección interna que hizo el año pasado Facundo Manes, abocado a su campaña presidencial, por ahora sin aliados de peso a la vista.
El neurólogo concentró sus votos en el interior bonaerense, que no llega al 30% del padrón pero puede ser clave si hay una elección pareja.
Tal vez a último momento el presidente del partido Gerardo Morales lo convenza de volver a recorrer las pampas, pero no parece fácil: en la última convención de la UCR Manes ni siquiera quería garantizar la continuidad de su alianza con el PRO.
El interior bonaerense fue el bastión del triunfo de María Eugenia Vidal, quien capitalizó un perfil antiperonista que nunca tendrán Santilli y Ritondo, con historia en el PJ porteño.
La peña peronista que tanto ruido hizo se llevó a cabo en el Darling Tennis Club, de San Telmo, y fue organizada por Florencia Casamiquela, ex candidata a senadora junto a Florencio Randazzo.
Trabaja para Santilli y logró el respaldo de Urtubey y dirigentes del conurbano como Pablo Paladino, Guillermo Viñuales, Juan D’Amico Mariano San Pedro y Darío Kubar.
Participaron figuras del PRO de esa zona como Martiniano Molina, Lucas Delfino y Pablo Alanis, quienes a los pocos días fueron a verlo a Mauricio Macri para pedirle perdón. Ya se había activado una campaña en redes sociales para denostarlos.
La protagonizaron dirigentes cercanos a Macri y a Bullrich, para quienes sumar peronistas siempre puede ser restar. Fue una idea que siempre tuvo Jaime Durán Barba, aún en tiempos de desarrollo territorial nulo del PRO.
Pero ni aún con intendencias en el conurbano y en las principales ciudades del interior, en el PRO hay encuestas que garanticen un triunfo.
Y un antecedente pesa puertas adentro: el año pasado, Santilli se impuso en Buenos Aires por lo mínimo y hubo miles de bonaerenses que no fueron a votar.
La mayoría del conurbano, golpeados por los efectos económicos de la pandemia, pero que nunca se reconcilió con Macri y quienes lo escolten. ¿Acaso lo hará en 2023? Una ayuda social oportuna puede inclinar la balanza a favor de Axel Kicillof.
Es por eso que Santilli habilitó la caza de talentos entre peronistas disidentes del conurbano bonaerense, una tarea que emprendieron todos los que alguna vez le ganaron a un gobierno del PJ.
La llevó a cabo Sergio Massa en 2013 y, con menos intensidad, Vidal dos años después.
A la ex gobernadora la ayudaron figuras como el fallecido Osvaldo Mércuri, presidente de la Cámara de Diputados de la provincia durante la gobernación de Eduardo Duhalde.
Pero la expectativa de un triunfo nacional sin pedir ayuda incentiva a los dirigentes de Juntos a que la provincia deba tener igual pureza que otros distritos.
A Larreta y Santilli les asusta ese camino. Sus encuestas aportan una paridad con Kicillof que al menos merece una estrategia diferente.
¿Acaso vamos a volver a perder otra vez por escándalo en el conurbano?, es la pregunta cerca del ex vicejefe de gobierno cuando le cuestionan que reclute peronistas.
No piensan en la interna, sino en la general y en la posibilidad de no regalarle a La Cámpora otros 4 años en Buenos Aires. Macri cree que no hace falta pedir ayuda para sacarlos. Que alcanza con lo propio.