La crisis energética y alimentaria global, su impacto en el país y las oportunidades  - Política y Medios
27-07-2024 - Edición Nº6021

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La crisis energética y alimentaria global, su impacto en el país y las oportunidades 

El nivel de exportaciones compensa las importaciones de energía, pero la reciente salida descontrolada de divisas obliga al ministro Massa a salir a captar dólares por el mundo. La inflación mundial se suma a la local y provoca desequilibrios internos que complican negocios externos.  

Por Patricio Ballesteros Ledesma 

 

Se dice que las crisis traen oportunidades. Así ocurrió con los laboratorios desarrolladores de vacunas contra el Covid-19 a partir de la lamentable pandemia, que también trajo beneficios inesperados a la industria de alimentos y a varias empresas de servicios. 

Pero si el origen es una guerra, y afecta a las necesidades alimentarias y energéticas de gran parte de la población mundial, las ganancias derivadas serán casi exclusivas de las grandes corporaciones en esos rubros y las pérdidas para millones de personas.  

Desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, la economía global recibió una nueva crisis (casi saliendo de la provocada por el coronavirus), y con el correr de las semanas sus consecuencias de agudizaron. La escalada lleva 160 días sin tregua y su evolución es incierta. 

A esta altura, con gran parte del país invadido por fuerzas militares rusas, millones de refugiados y miles de muertos, y cierta naturalización de la guerra debido al tiempo transcurrido, las oportunidades derivadas del conflicto ya se están realizando a la luz y en las sombras. 

Por ser un gran proveedor hidrocarburífero uno y exportadores de cereales ambos, el impacto dio de lleno en sus compradores por desabastecimiento y, por el alza de precios de esos productos, en las cotizaciones de las materias primas a nivel global. 

 

Renta inesperada, el proyecto que no fue ley  

Allá y acá se habló de las rentas extraordinarias percibidas por las compañías energéticas y alimenticias, que subieron sus precios de manera exponencial. Así, algunos gobiernos europeos y hasta el presidente de Estados Unidos pusieron el foco en la inflación creciente, los empresarios especuladores y las “ganancias caídas del cielo”, con el objetivo de aplicar algún tributo compensatorio. 

En cientos de ciudades hubo y hay manifestaciones populares por el incremento inusual de las tarifas de gas, electricidad, combustibles y en ciertos alimentos, con verdaderas puebladas que suelen ser reprimidas y se cobran cientos de heridos y muertos. A nivel local, la falta de gasoil durante un mes trajo sus consecuencias. 

A consecuencia de esta realidad, varios países implementaron políticas sociales de contención ante la escalada de precios, planes de ahorro energético y hasta se reabrieron plantas de carbón, al tiempo que establecieron sanciones económicas o un porcentaje de sus ingresos para el fisco a esas rentas inesperadas.  

En la Argentina se puso en consideración un proyecto de ley específico en junio, que buscaba gravar con una sobre alícuota del 15% a las empresas que registren ganancias superiores a los $1.000 millones y era impulsado por el Ministerio de Economía en la gestión Guzmán, pero la posibilidad de no lograr el respaldo en ambas cámaras y las sucesivas crisis internas, incluida la “inesperada” renuncia del propio ministro, dilataron su tratamiento.  

Sobre el particular, en su conferencia inaugural del miércoles, el flamante ministro de Economía Sergio Massa no dijo una palabra sobre el proyecto, aunque hace dos meses había expresado que veía difícil que saliera del Congreso. Se estimaba que alcanzaría a 350 empresas y permitiría recaudar alrededor de US$1.000 millones.  

 

Hasta la ONU habla de “beneficios inmorales” 

“Es inmoral que las compañías de petróleo y gasíferas obtengan beneficios récord de esta crisis energética, a espaldas de las personas y comunidades más pobres y a un costo medioambiental enorme”. Las ganancias combinadas de las mayores empresas energéticas a nivel global rozaron los US$100.000 millones en el primer trimestre del año, expresó este miércoles António Manuel Guterres de Oliveira, secretario general de Naciones Unidas. 

“Insto a todos los gobiernos a que pongan impuestos a todos estos beneficios excesivos y utilicen los fondos para apoyar a las personas más vulnerables en estos tiempos difíciles. Y también insto a la gente de todo el mundo, para que envíen un claro mensaje a la industria de los combustibles fósiles y a sus financiadores de que esta grotesca codicia está castigando a los pobres y a las personas más vulnerables, al mismo tiempo que destruyen a nuestro hogar común: el planeta”, propuso el líder de la ONU en la conferencia de prensa. 

Según datos de la agencia alemana Deutsche Welle, en el segundo trimestre de 2022 las compañías petroleras globales tuvieron un promedio de ganancias del 259%, pero en las grandes transnacionales ese porcentaje fue muy superior. British Petroleum tuvo un 303% más utilidades en el período (el mayor en 14 años, con US$8.500 millones), Chevron ganó 377% más, Exxon 380% más y Shell más que duplicó el promedio general con 529%.

 

Inflación: un origen multicausal y ahora global 

La Argentina, que venía de índices de inflación de dos dígitos desde hace años, y que en el corriente tiene severas chances de superar el 80%, incorpora las alzas de precios internacionales en parte por tener que importar energía y además por ser un agroexportador de escala global. 

La disparada local de precios en los alimentos, que ya tenía arrastre desde el año pasado, en 2022 alcanzó niveles récord. Pan, harina, aceite, carnes, frutas y verduras, pese a los acuerdos de precios y a las gestiones gubernamentales con todas las cadenas productivas, no dieron tregua ni un mes a los consumidores. 

Por el lado de la energía, tras dos años casi sin tocar las tarifas de gas y electricidad domiciliarios, llegó el turno de la actualización, la segmentación y la exclusión de los subsidios para los sectores que pueden pagar el valor real. 

La importación de GNL y combustibles se consume miles de millones de dólares por año y este no será la excepción, con el adicional de los aumentos de precios de las proveedoras externas. Cuando se termine el gasoducto Néstor Kirchner, que finalmente inició la obra el mes pasado y estaría en parte operativo a fines de 2023, ya no será necesario comprar gas licuado en el extranjero. 

Más adelante se podrá incluso exportar gas natural a Chile y Brasil y, si se consiguen las inversiones necesarias, instalar una planta regasificadora en alguna terminal portuaria, para empezar a exportar GNL en lugar de importarlo como ahora.  

 

Las oportunidades locales frente a la crisis 

Ese es uno de los negocios potenciales para la Argentina; una oportunidad que la crisis de la guerra en Europa le abre al país y que el Presidente Alberto Fernández ofreció en su última gira europea, además de la provisión de otras materias primas y alimentos.  

También será; junto al litio, el H2, la minería y Vaca Muerta, parte del menú de opciones de negocios para inversores y de la oferta de productos locales que Sergio Massa llevará en su visita oficial a Estados Unidos, Francia y Qatar a fin de agosto.  

Su plan de elaborar una “fábrica de dólares” no es sólo para conseguir fondos del FMI, el BM, el BID y Wall Street, sino también para atraer capitales a inversiones productivas en diversos sectores y mostrar la diversificada oferta exportadora del país. 

Por el lado de las materias primas y subproductos, la cadena sojera argentina, con los niveles de precios actuales y futuros, seguirá siendo el gran motor del campo, la mayor ingresante de divisas y, con China como principal socio comercial, un negocio seguro.  

Los demás cereales y granos, aceites y harinas, carnes, lácteos, pescados y mariscos, legumbres, frutas y alimentos procesados, si cumplen con la cuota local y moderan su precio interno, siempre tendrán mercados interesados y una buena performance exportadora. 

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