Juntos está dividido y su esperanza es la caída de Alberto - Política y Medios
01-05-2024 - Edición Nº5934

LA INTERNA, DESDE ADENTRO

Juntos está dividido y su esperanza es la caída de Alberto

Agendas separadas, votaciones disímiles, enfrentamientos públicos y pases de factura por lo alto y por lo bajo son los nuevos hábitos de Juntos por el Cambio, el principal frente opositor de Argentina.

Por: J.Nye

 

Agendas separadas, votaciones disímiles, enfrentamientos públicos y pases de factura por lo alto y por lo bajo son los nuevos hábitos de Juntos por el Cambio, el principal frente opositor de Argentina.

La unidad para competir en 2023 sólo puede ser simbólica. Y traducirse en una especie de primaria pre electoral que defina candidatos, pero no los marcos generales de una futura alianza de Gobierno.

El Congreso es el primer espejo de diferencias de criterio cada vez más irreconciliables. En el Senado, la UCR presentó su propio diseño de moratoria previsional, diferente a la del kirchnerismo. El PRO votó en contra y no aceptó la versión de sus socios.  

No es un desacuerdo menor: una cosa es considerar que hace falta un plan de pagos para los trabajadores con aportes incompletos y otra es considerarlo un gasto innecesario.

Tampoco hay acuerdo pleno cuando se negocian leyes como la promoción industrial al sector automotriz, avalada por los radicales y resistida por un sector del PRO, que la votará de todos modos.

Ni que hablar de la ley de alquileres, que para llegar a un consenso necesitó una concesión de los halcones macristas que la querían derogar. Aceptaron una actualización a 3 meses, pero cuando le dijeron que era insuficiente, se fueron de la cancha.

JxC no tiene un foro común para discutir un plan de gobierno, sino tres fundaciones que a veces cruzan datos y comparten algún posteo. No mucho más.

Es cierto que tampoco hubo un plan de gestión común en 2015, pero los márgenes de acción eran otros y de tolerancia social mucho más. Además, no habían sido gobierno antes.

Las mesas de dirigentes se convirtieron en una búsqueda de textos para unir posiciones. Ya hay redactores expertos en términos conciliadores para volcar en comunicados, pero no se ofrecen a escribir leyes o planes de gobierno.

Los actos también empezaron a ser bien disímiles, con el único elemento común de criticar al Gobierno. En Córdoba Facundo Manes visitó el foro de intendentes radicales y pidió verse como un partido nacional. Nada de frente electoral.

El candidato a gobernador del PRO Cristian Ritondo logró una foto con el presidente de la UCR de la provincia Maxi Abad, quien difícilmente la repita con Diego Santilli, el otro amarillo que se postula.

En los distritos, la unidad es más fácil de lograr porque alcanza con hablar de gestión y criticar al enemigo común.

Pero a nivel nacional, sin compatibilizar ideologías no hay forma de que Juntos por el Cambio gobierne como una fuerza común. A Mauricio Macri no le importa.  “Gerardo Morales habla mucho del Estado y nadie quiere escucharlo”, repite, para atacar al jefe de la UCR.

Sus críticas a Hipólito Yrigoyen no fueron improvisadas. Los quiere lejos o, en lo posible, en otra alianza. Extraño, porque entre sus planes está tener leyes sancionadas al otro día de asumir y sin sus votos no tendrá los números.

“Vamos a convocar por la televisión a la gente para presionar ante el Congreso”, se escucha amenazar al ex presidente, un coqueteo con un conflicto social que ya demostró no saber controlar.

Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich creen que todo es más simple: coinciden en que los radicales, a nivel nacional, no pesarán a fin de cuentas porque ninguno querrá enfrentar al PRO en sus ciudades.

Manes se las hace fácil: si la UCR no se anima a competir en octubre con la lista 3 que no lo llamen y se rindan a Macri otra vez. No cree que Juntos por el Cambio tenga destino. Piensan todos muy distinto.

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