
La oposición logró aprobar la ley para implementar la boleta única en Diputados, pero no será fácil que tenga la misma suerte en el Senado. Y si así fuera, el gobierno ya advirtió que no llega a ponerla en práctica en 2023, cuando otra vez las primarias serán con un mar de papeletas en las aulas.
Los referentes de Juntos por el Cambio lo saben y, con ese sistema electoral que tanto cuestionan, ya diseñaron un esquema para resolver su interna: fórmulas cruzadas que permitan combinar figuras de distintos partidos en las boletas, ya sea en los binomios o entre éstos y las nóminas legislativas.
Sería así: Horacio Rodríguez Larreta podría hacer fórmula la UCR (¿Carolina Losada?) y, si quisiera, completar la sábana con diferentes listas de diputados y senadores, compuestas por dirigentes radicales o del PRO de cada provincia. Los referentes locales se harían cargo de rellenar el cuarto oscuro con sus diseños preferidos.
Patricia Bullrich y Gerardo Morales, presidentes del PRO y la UCR, hablaron por primera vez de este esquema en una charla veraniega y por ahora no apareció ninguna opción mejor.
A los dos les conviene, porque le pondría límites a un intento de Rodríguez Larreta de ser candidato único de Juntos por el Cambio asociado al círculo rojo, esos empresarios que dominan a sectores estratégicos, financian campañas y condicionan gobiernos. Lo ven más confiable que al jefe de Gobierno.
Pero a Larreta le sirve este sistema para mantener su sociedad con Martín Lousteau sin colisionar con Mauricio Macri, quien no está dispuesto a ceder su territorio. Además, le permitiría contar con radicales que le cuiden la boleta en varios rincones del país.
A Facundo Manes también le simpatiza esta idea, porque lo eximirá de la rosca territorial, que es lo que más le cuesta. Le alcanzaría con presentar su candidatura, mostrar encuestas promisorias y esperar que los líderes de cada pueblo manden a imprimir sus boletas. Ninguno se la perdería.
El neurólogo entendió en las elecciones legislativas que Larreta puede cerrarle los canales de televisión, cortarle financiamiento y dejarlo sin boletas en los distritos que gobierna el PRO.
La combinación libre permitiría que los alcaldes no lo ignoren, porque de hacerlo habilitarán a un radical a crecer por arrastre.
Macri todavía no dio el visto bueno a esta idea porque cree que antes hay que resolver si se suma Javier Milei.
De hacerlo, difícilmente quiera combinar su figura con la de radicales del interior del país. Los liberales insisten en que nunca compartirán alianza con Larreta, la UCR y Elisa Carrió.
Lilita ya se tomó en serio la tarea de destruirlo. En diciembre, su tropa le había recriminado la falta de reacción ante las agresiones del economista.
Carrió es otra de las ganaría con fórmulas cruzadas, porque podría ubicar a los suyos en las listas legislativas de cada provincia, sin involucrarse en la contienda presidencial.
Los líderes provinciales tampoco ven otra salida a la interna nacional, porque no se imaginan regalándole a un rival los votos, pocos o muchos, de un candidato presidencial que no sea el suyo.
Las alianzas que compiten en las presidenciales recién se presentan en mayo de 2023 y deben acompañarse de reglas de juego para definir las internas.
Es ahí donde se fijan pisos de votos necesarios para acceder a minorías y, sobre todo, las combinaciones posibles entre los partidos que integran cada frente. En Juntos por el Cambio, por ahora, no habrá límites para asociarse. Nadie dijo otra cosa.