El país retoma la producción de chapa para la industria naval abandonada en los 70 - Política y Medios
27-07-2024 - Edición Nº6021

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El país retoma la producción de chapa para la industria naval abandonada en los 70

La empresa santafesina Laminados Industriales lanzó la fabricación de acero Grado A utilizado en la construcción de embarcaciones, que no tenía proveedor local desde hace medio siglo. El objetivo es sustituir importaciones a nivel interno y abastecer el mercado regional. 

Por: Patricio Ballesteros Ledesma

 

"Hace 50 años que Argentina no fabricaba chapa para la industria naval; esto también es el resultado de haber recuperado la política industrial, con más producción nacional y más trabajo argentino", recordó el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas este martes, desde la sede de la firma Laminados Argentinos.

Su presencia en la planta industrial de la empresa ubicada en Villa Constitución, Santa Fe, estuvo motivada por el lanzamiento de la fabricación de acero Grado A para la industria naval, que le permitirá al país volver a producir este insumo que hasta los 70 producía la estatal SOMISA, y sustituir importaciones en la construcción de barcos y barcazas.

"Vamos a trabajar en una ley para el desarrollo de la industria naval, para que todas estas medidas se conviertan en política de Estado. No tiene sentido que no tengamos una mirada estratégica y regalemos un mercado que la Argentina puede ocupar con eficacia, eficiencia y generando decenas de miles de puestos de trabajo y prosperidad para el país", comentó el funcionario nacional, mientras recorría la planta industrial de 15.000 metros cuadrados cubiertos.

En el encuentro, también se hizo entrega a la empresa de la certificación de las Reglas RINA (Registro Italiano Navale), Grado A, que respalda los requisitos aplicables a la resistencia, tenacidad y soldabilidad del producto que utiliza la industria naval fluvial y marítima.

[Insumo local para ahorrar dólares y generar divisas]

La siderúrgica santafesina nació como subsidiaria del italiano Grupo Beltrame e inauguró su planta industrial en noviembre de 2012, tras invertir US$53 millones, con la presencia de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Tiene una capacidad instalada para fabricar 300.000 toneladas de chapas laminadas por año y es una de las dos únicas productoras que tiene un tren de laminación en caliente de Sudamérica. 

El destino de su gama de productos abarca múltiples usos: estructuras metálicas, torres eólicas, gasoductos, tanques para depósito de petróleo, máquinas agrícolas, trenes, minería, puentes y puertos.

Ahora, con esta nueva apuesta productiva, el objetivo de la empresa es abastecer el mercado local y regional, fortalecer el perfil de productos siderúrgicos nacionales y sustituir importaciones, en línea con los objetivos planteados desde el Gobierno nacional.

“Pensamos que la industrialización es una parte sustantiva para lograr el desarrollo. Un cambio estructural sería que germine en la mayoría de nosotros la convicción de defender nuestra producción industrial, que es la de todos”, reflexionó José Pablo De Martino, presidente y CEO de la empresa.

A su turno, Silvia Martínez, presidenta de la Cámara de la Industria Naval Argentina, señaló: “Hoy nos sentimos importantes, valorados y reconocidos como un sector industrial con una visión estratégica. Es un día de fiesta para los que estamos en la industria naval”.

[El enorme gasto en fletes a armadores extranjeros]

Por su lado, Kulfas resaltó este lanzamiento como "un hito para la industria naval porque los barcos que se van a fabricar en la Argentina van a tener chapa naval producida aquí en Villa Constitución", y anticipó que se está trabajando en un proyecto de ley para el desarrollo del sector.

En 2017 el Congreso de la Nación sancionó la Ley Nº 27418, que establece un Régimen de Incentivo, Promoción y Desarrollo de la Industria Naval Argentina, a través de la creación de un registro de astilleros, talleres navales y estudios de ingeniería naval. Sin embargo, en sus 17 artículos no se mencionan incentivos a las nuevas inversiones. 

Quizás por eso, en 2020 ambas cámaras sancionaron la ley de creación del fondo para el desarrollo de la industria naval nacional (FODINN), inspirado en un proyecto del 2014 firmado por el diputado Claudio Lozano, que estipula los recursos de afectación específica al financiamiento productivo de la actividad de los astilleros radicados en el país.

En sus fundamentos hay muchos datos e historias interesantes, pero sólo un par de de ellos valen de ejemplos para ver qué importancia tiene esta noticia para el desarrollo de la industria naval nacional. 

Argentina pasó de tener el 36,4% del total del mercado de fletes en barcos en 1981 a menos del 1% en los últimos años. ¿Cómo repercute en la balanza de pagos este retroceso? Argentina paga, en concepto de fletes, más de US$6.000 millones por año a armadores extranjeros que construyen sus buques fuera del país. ¿Cómo recupera el país este gasto?

[Sin apoyo estatal la industria pesada no crece]

Hubo un tiempo en que la industria pesada en el país tuvo relevancia y dinamizó a la economía, cuando se hacían barcos, aviones, trenes, pero como ocurrió en otras áreas se reorientaron prioridades, discontinuaron presupuestos y abandonaron instalaciones. La fuerza de los trabajadores logró sostener a algunas empresas.

Al mismo tiempo, en algunos períodos se prefirió ya no la importación de algunos insumos y la fabricación nacional, sino directamente desmantelar a toda la cadena productiva e importar las unidades terminadas nuevas, usadas e incluso obsoletas.

Aunque se sabe que en todo el mundo que la industria naval, como la aeronáutica, la ferroviaria o la satelital, debe ser apoyada por subsidios y créditos estatales para desarrollarse tanto en las armadoras como en los astilleros.

Los establecimientos estatales más representativos de la construcción y reparación naval en el país, el Astillero Río Santiago y los Talleres Dársena Norte (Tandanor), tienen una larga historia de idas y vueltas desde su creación hasta nuestros días. De hecho, Tandanor encabezó la lista de las empresas públicas privatizadas en los 90.

Por eso, que ahora se vuelva a fabricar a nivel local un insumo básico para la industria naval, que además de generar un ahorro de divisas por sustituir la importación permita su exportación, no sólo es recuperar algo perdido hace décadas sino ampliar la competitividad del país para el futuro.

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