Desde la Secretaría de Comercio Interior que dirige Roberto Feletti, sospechan que las grandes alimenticias retienen mercadería y desabastecen a los canales de ventas para cumplir a cuentagotas con los artículos incluidos en los listados con precios acordados con el Gobierno.
En la mayoría de las grandes superficies no hay la suficiente variedad y volumen de los productos de primera necesidad de +Precios Cuidados, y además su nivel de reposición por parte de los supermercados es mucho más “descuidado” que el de las marcas premium o fuera de los acuerdos.
Pese a que las grandes alimenticias oligopólicas, y también las grandes cadenas de retail, incluso por su calidad de esenciales durante la pandemia, tuvieron y tienen un extraordinario nivel de ventas, apuntalado además por las ayudas al consumo otorgadas por el Estado, sus márgenes de ganancia inalterables alimentan la inflación.
Los 1.700 productos con precios que se retrotrajeron al 10 de marzo tal vez no sean una gran solución para las familias, sino una suerte de referencia para evitar abusos, sin embargo para los supermercados representan alrededor del 18% de su facturación total, según expresó Feletti.
Según datos del INDEC, durante febrero pasado aumentaron 6,6% en forma interanual las ventas del rubro en los supermercados (la mayor suba para el mes en dos años).
Y, más allá de las idas y vueltas con funcionarios de Economía, la realidad indica que siguen siendo las principales responsables del aumento mensual del IPC, en particular de los alimentos de primera necesidad, que ya suma un 20% en el primer trimestre del año.
[Feletti frente a las siete grandes del consumo]
Ante esta situación, el secretario Feletti decidió citar para hoy a los responsables de las 7 principales industrias de productos de consumo masivo (Molinos, Arcor, La Serenísima, Unilever, Nestlé, Danone y Mondelëz), para que le den explicaciones sobre los faltantes en las góndolas de los acordados y los aumentos de los demás precios.
Básicamente, los funcionarios de Economía quieren conocer de primera mano de los ejecutivos de esas gigantes de la alimentación y los productos de uso masivo en qué costos se justifican las subas sistemáticas de sus precios finales, qué volumen de producción tienen y por qué escatiman la provisión del renovado programa de Precios Cuidados acordado hace apenas un mes.
El abastecimiento de sus productos en los supermercados ha bajado del 95% al 75% y de los artículos de +Precios Cuidados del 80% al 60%, lo que podría explicarse por una menor producción estacional o, y ahí está la sospecha, por un estoqueo especulativo y/o extorsivo. También sería porque prefieren desviar esos mismos productos con precios más elevados hacia otras cadenas que no participan del acuerdo de precios.
Tras una serie de inspecciones en varios municipios, la semana pasada funcionarios del gobernador bonaerense Axel Kicillof constataron grandes faltantes de mercaderías de +Precios Cuidados en muchos puntos de la provincia. Aceite y arroz son los dos productos más escasos y, en particular, los almacenes de barrio y los súper chinos son los que denuncian mayor desabastecimiento.
La nueva acta firmada del programa oficial, que a diferencia de las anteriores ya no se rige por una resolución de Comercio Interior y por lo tanto es más laxa en su control, no se está cumpliendo tal cual lo acordado y el Ministerio de la Producción bonaerense había señala irregularidades en la provisión de los productos.
[Hay listas de precios con remarcaciones semanales]
Desde la Secretaría de Comercio nacional vienen monitoreando los precios finales por el sistema online de los supermercados (SEPA), y observan que hay listas con remarcaciones casi semanales y que no todas se relacionan de manera lineal con mayores costos provocados por la guerra de Rusia y Ucrania, por ejemplo.
El Presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía Martín Guzmán saben que la inflación no está bajando como esperaban y cuando se reunieron con los CEO de grandes compañías y los sindicalistas hace un mes el objetivo de máxima era moderar las expectativas y recomponer los salarios.
A poco de cerrar el mes saben que el número no será bueno y menos en alimentos, por eso ahora van de nuevo por los gigantes del consumo masivo, que aunque son un reducido número de grandes empresas, representan gran parte de las ventas y con su poder y volumen tienen margen para acompañar o resistir las medidas del Gobierno.
Está claro que de nada sirve reabrir paritarias, elevar los ingresos de los trabajadores, aumentar la tarjeta Alimentar y otorgar un nuevo IFE, si los productos de la canasta básica siguen en alza y, salvo contadas excepciones, los formadores de precios no resignan algo de margen y se ponen a producir más.
De acuerdo a los relevamientos de la primera quincena del mes, como el que realiza la ONG Consumidores Libres, sobre una canasta básica de 21 productos en supermercados y negocios de cercanía de CABA, el aumento de precios registró una suba del 2,67%, lo que significa un acumulado del 18,54% en lo que va de 2022.
En este sondeo independiente, los rubros que más aumentaron son azúcar común de 1kg (16,67%), harina de trigo por 1kg (12%), la docena de huevos de color (9,68%), las berenjenas (8,7%), la leche en saché (5%), fideos de 500gr (3,57%) y aceite Cocinero girasol 1½ litro (2,22%).
[Crece la compra de alimentos con tarjeta de crédito]
Con estas altas subas en la primer mitad del mes y el arrastre de la inflación de los alimentos del 7,2% en marzo (la mayor general en dos décadas), ya se puede tener una idea de cómo dará el IPC de abril, más allá de las renovaciones y ampliaciones de las listas de precios acordados. Los más optimistas lo sitúan entre el 5,5 y 6%.
Otro dato que también sorprende del instituto de estadísticas oficial es que cada vez más gente paga sus compras habituales de consumos básicos (comidas, bebidas y productos de higiene y tocador) con tarjeta de crédito, lo que implica básicamente endeudarse en cuotas para comer y asearse en el mes.
De acuerdo al informe del INDEC, en febrero se incrementó un 67,2% interanual el público consumidor que financió sus compras, en particular de alimentos, con los plásticos (35,3% de las ventas totales), y ese índice trepó al 75% en las cajas de los autoservicios mayoristas.
Es oportuno recordar que en marzo saltaron la canasta básica total y la básica alimentaria que mide el INDEC, ya que una familia de dos adultos y dos hijos necesitó $89.690 para no ser pobre y $39.862 para superar la línea de indigencia.
Ese salto se dio no sólo por la suba inédita de los alimentos, la mayor para ese mes en muchos años, sino además por los incrementos de salud, educación, vestimenta, combustible y transporte.
El costo de ambas mediciones comenzó a tener cada año más gravitación en el salario de los trabajadores, ya que mientras la CBA tenía un peso del 25% dentro del salario en 2016, ahora ronda el 35% según los datos del SIPA.