Los Idus de abril - Política y Medios
27-07-2024 - Edición Nº6021

OPINIÓN

Los Idus de abril

¿Son representativos Máximo Kirchner y Axel Kicillof del peronismo y de los bonaerenses? ¿Por qué los cuestionamientos se dan siempre en el orden nacional como si en la provincia fuese un mundo aparte? A esta altura de la disputa interna, se extraña la presencia en el gabinete de Felipe Solá y la lejanía del exgobernador Daniel Scioli.

Por: Nicolás Mujico - Politologo UBA- Maestrando en Defensa Nacional UNDEF
 
(*Idus: palabra del antiguo calendario romano, por la que se denominaba al día 13 de ocho de los doce meses: enero, febrero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre, y también al día 15 de los cuatro restantes meses: marzo, mayo, julio y octubre)

 

En estos idus de abril que arrancaron con ausencias y escándalo en el parlamento, con brutales pedradas al despacho de la vicepresidenta y que aún no se sabe cómo terminarán, Máximo, con su nombre de emperador romano, no podía más que cruzar el Rubicon. Lo hizo el día que renunció a la jefatura del bloque y se opuso con todas sus fuerzas (y no le alcanzó) al acuerdo con el Fondo. Lo continúa día a día al oponerse al gobierno peronista del que aún formalmente es parte. Difícil no equivocar el camino cuando alguien (quien sea) se declara fiscal del peronismo verdadero y cuestiona todas y cada una de las decisiones del gobierno nacional. Cuando se toma el desvío, no se nota en los primeros metros, sin embargo, el camino que se empieza a recorrer es completamente distinto.

La pregunta que cabe hacerse es si los continuos desplantes sugieren en su mentalidad setentista la búsqueda de agudizar las contradicciones que fuercen la renuncia del tío Alberto para lograr la asunción de la supuesta portadora del poder real del peronismo: Cristina. Otra posibilidad, en cambio, es que la búsqueda de refugio en el partido, en los sindicatos y en sus alianzas territoriales, no sean más que formas agudas y sutiles de pedir la escupidera. Desde el retorno a la democracia a esta parte, en la calle se resiste, se lucha, se opone, se pide y, a veces, se logra torcer una decisión. En la calle no se ejerce el poder.

Las continuas derrotas electorales que el peronismo bonaerense viene sufriendo en los últimos 12 años no deberían dejar lugar al optimismo. Puntualmente, el desgaste de la figura de Cristina debería ser tenido en cuenta. Los muchos, continuos y ya casi cotidianos errores políticos de la conducción estratégica y de la patrulla perdida a cargo de las cuestiones tácticas, no dejan demasiado lugar a dudas. El peronismo tiene pocas posibilidades de vencer en 2023. El Kirchnerismo, ninguna.

No se está cumpliendo la ley primera. Se están peleando entre hermanos. Deberían reflexionar quienes creen que es posible sobrevivir al abandono del gobierno. El FREPASO, no fue perdonado. Veinte años le llevó al radicalismo lograr estar mínimamente competitivo. Si la estrategia es hacerle recorrer a Alberto el camino de Lenin Moreno, es necesario que recuerden que el presidente cuenta aún con algunos apoyos y que, a su vez, la estrategia de Correa no lo llevó a la presidencia sino más bien a los estrados judiciales. El lawfare existe, continúa y es probable que sea lo único a heredar de lo que quede del poder de la expresidenta. De seguir así, el 2023 encontrará un peronismo federalizado, sin poder articular una estrategia nacional. En el futuro quizá, haya peronistas sin peronismo. El mismo destino que le tocó en suerte en este siglo, al otro partido popular que supo parir el sistema político argentino.

Teniendo en cuenta la importancia y el peso de la provincia de Buenos Aires para el gobierno y para una posible victoria en 2023, una segunda pregunta debería ser: ¿Son representativos Máximo Kirchner y Axel Kicillof del peronismo y de los bonaerenses? ¿Por qué los cuestionamientos se dan siempre en el orden nacional como si en la provincia de Buenos Aires fuese un mundo aparte? La presencia en el gabinete nacional de hombres de la provincia no alineados con la conducción peronista bonaerense indican que quizá hay muchos compañeros que no encuentran una representación. Es verdad, ninguna de las figuras políticas no kirchneristas del gabinete logra superar la proyección municipal o a lo sumo seccional y con eso no alcanza. A esta altura de la disputa interna, se extraña la presencia en el gabinete de Felipe Solá y la lejanía del exgobernador Daniel Scioli. Su sola presencia podría generar una referencia para la militancia peronista disconforme, que, aunque minoritaria, podría ser significativa y que, por otro lado, podría ser no tan minoritaria en el plano electoral. Articular una opción en la provincia de Buenos Aires es justo y necesario y, a su vez, sería maniobrar sobre las alas, evitando el choque frontal que tantas bajas causan. Sin embargo, el partido se juega en el gabinete nacional y en la medida que eso siga así, el presidente estará siempre a la defensiva. Vemos, ante cada ataque de La Cámpora, a los sectores y funcionarios afines al gobierno dividirse entre quienes quieren ir de frente yendo por las cajas y los cargos y quienes prefieren desdramatizar y jugar a que es natural transformar la opinión en disidencia y oposición. Una tercera opción sería dejar en manos el destino en manos del pueblo, el único y verdadero heredero de Perón. Para ello hay que generar opciones. 

Para bien o para mal, el gobierno nacional debe llegar a diciembre de 2023 con un país en marcha, con una gestión criticable en muchos aspectos pero que también tenga razones para ser defendida. Un gobierno que, hasta hoy, aún con sus errores, supo enfrentar la pandemia tomando decisiones extraordinarias; un gobierno que apostó a la producción y al trabajo y que, por el momento, no tiene en su haber decisiones que vayan en contra de los intereses del pueblo. La pandemia y la guerra fueron fenómenos impredecibles de gran impacto. Inflación y deuda, herencia de gobiernos anteriores.  En definitiva, un gobierno que no parece merecer el abandono. Puede existir en el tiempo el desagravio, pero también es posible que de perseverar por la senda trazada, logre reunir algunos defensores.

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