Javier Milei lo logró: a sólo 4 meses de ganar su banca de diputado por la ciudad de Buenos Aires, invitó a Mauricio Macri a sumarse a su espacio y provocó un sismo en Juntos por el Cambio, que tal vez no vuelva a ser lo que fue.
Al menos no parece fácil mantener la unidad: Gerardo Morales, presidente de la UCR, advirtió que no cuenten con él si el minarquismo se apodera del por ahora principal frente opositor.
“Estamos construyendo un programa político federal, no uno de negocios. Queremos que las cuentas cierren, pero con un pueblo que tenga trabajo, salud, educación y seguridad”, fueron algunos de sus tuits.
También usó la red del pajarito para cuestionar las políticas “neoliberales” de los 90, minutos después que Macri elogiara a Carlos Menem, tal como hacía aquellos años.
Menem es el único expresidente que Milei destaca y tiene en sus filas al sobrino Martín, diputado por La Rioja. Ambos donaron su sueldo, actitud que no imitó Victoria Villarruel, la compañera de bloque del economista.
“Lo necesito para vivir”, explicó en TV. La diputada llegó a Avanza Libertad por el apoyo de Vox, el partido de ultraderecha de España, apadrinado por Steve Bannon, el asesor de Donald Trump que inspiró a los movimientos nacionalistas europeos y al brasilero Jair Bolsonaro.
Villarruel preside el Centro de Estudios Legales sobre el terrorismo y sus víctimas, donde pide cárcel para la militancia de los 70.
En sus ideas se inspiró el rechazo a conmemorar el 24 de marzo leído por los legisladores porteños de Avanza Libertad. Juntos y el Frente de Todos sí condenaron el terrorismo de Estado.
Macri no está dispuesto a despegarse de ninguna de las ideas de Milei, como minimizar la dictadura militar (no hizo alusión al golpe el 24 de marzo en sus redes), dolarizar la economía o negar el cambio climático.
Pero Morales no quiere saber nada y está dispuesto a romper Juntos si prospera una alianza con el economista, quien por si fuera poco exige privilegios.
Elisa Carrió no habla, pero la dirigencia de la Coalición Cívica se plantó en diciembre y la forzaron a aprobar un comunicado para repudiar al economista.
La semana pasada, el jefe del bloque de diputados de la Coalición, Juan López, también se despegó del menemismo que Macri reivindica.
Milei se frota las manos. “Recibiría a Macri con los brazos abiertos en La Libertad Avanza si él quisiera pasarse al lado de los que defendemos los valores de la libertad. Podríamos ir a una interna”, lo invitó.
El ex presidente no respondió, como tampoco Patricia Bullrich, para quien Milei es un aliado natural en 2023, pero ya no se anima a decir quien tendrá que resignar más.
Las encuestas que llegaron a la jefa del PRO la asustaron: muestran al economista con 20 puntos y proyección a crecer por su llegada a los menores de 30 años.
Las comentó con su grupo de economistas cercanos, como el diputado Luciano Laspina, para moldear un discurso liberal que la mantenga en escena.
Cada voto que ganan los liberales lo pierde Juntos y Milei lo sabe. Su auge, además, incide en la sucesión de la Ciudad, sobre todo si Horacio Rodríguez Larreta unifica las elecciones nacionales con las de jefatura de Gobierno.
Macri quiere recuperar la llave de su antiguo cargo y promueve a su primo Jorge, ministro de Gobierno porteño. Larreta deja correr a Martín Lousteau para una primaria decisiva. De ganar el senador radical, el voto PRO podría migrar a la figura liberal elegida por Milei. ¿Puede haber una elección tercios? Nadie lo sabe.
Son demasiados elementos para subestimar y por eso Macri sigue en silencio, viendo como el fenómeno liberal avanza crece sus narices.
Sabe, además, que la UCR no seguirá a Morales en una aventura socialdemócrata sin destino. Cada vez pesan más los conservadores que dominan los comités en las zonas rurales.
El ex presidente cree además que si Larreta se deshilacha no pondrá el cuerpo para una derrota. No es su estilo. Tal vez sea cuestión de esperar y aceptar la oferta de Milei para sumarse a su partido. Y aplaudirlo desde una platea.