[Sin fondos, pero con amigos]
El Frente de Todos no pudo aprobar el presupuesto, pero se mostró sin fracturas internas: legisladores y gobernadores responsabilizaron a la oposición por lo que pueda pasar con un gobierno sin pauta de gastos e ingresos.
Aunque habrá un problema de gestión real y el acuerdo con el FMI queda más lejos, el desenlace sirvió para dejar en un segundo plano sus internas por el reparto de fondos, que eran muchas.
Los gobernadores pedían más fondos para subsidiar servicios púbicos y reactivar obras públicas, molestos porque el año pasado fueron más beneficiados los opositores por los votitos que aportaron en el presupuesto.
Y el kirchnerismo no aceptaba artículos a medida del FMI. Ahora todo se discutirá otra vez. Y por culpa de la oposición.
[Oposición unida, después de 10 años]
“Reivindico el grupo A”, dijo Graciela Camaño en plena sesión, nostálgica de aquella fusión de la oposición que en 2010 dominó la agenda de la Cámara de Diputados.
Y la homenajeó en los hechos cuando logró que su interbloque federal se uniera a Juntos y los liberales y conformara una mayoría opositora capaz de marcarle los tiempos al oficialismo.
Los federales son un mix diverso que inventó ella en 2019 y sigue en pie. Son 8, integrados por la dupla de santafesinos socialistas y dos tríos: el de cordobeses del gobernador Juan Schiaretti y el de peronistas bonaerenses disidentes, que son Camaño, Alejandro “Topo” Rodríguez y Florencio Randazzo.
Con ellos, la fusión de Juntos y liberales llega a una mayoría propia capaz de aprobar leyes y enviaras a un Senado que las cajonee. Allí el Frente de Todos puede detenerlas por su acuerdo con los representantes de Misiones y Rio Negro. Pero derrotas en Diputados son una imagen adversa para el Gobierno.
[Jefe o mesa de conducción, el dilema de Juntos]
Juntos por el Cambio se mantuvo unido para rechazar el presupuesto, pero no evitó fuertes internas que amenazaron con una fractura. Las resolvieron en una reunión abierta entre sus 116 miembros, muy parecida a una asamblea universitaria.
Las heridas de cada fuerza para elegir jefes impidieron designar autoridades del interbloque. Y los perfiles altos de los nuevos diputados hacen más difícil ordenar el caos.
Entre los referentes hay dos posturas: elegir un jefe en marzo o hacer una mesa de conducción con un reglamento que al menos evite resolver las discusiones parados y a los gritos. Tienen el verano para pensar.
[Bienes personales, la pelea de fin de año]
No será el presupuesto el último debate álgido del Congreso sino una ley para actualizar el mínimo no imponible del impuesto de bienes personales, que aprobó el Senado por unanimidad por iniciativa del oficialista Carlos Caserio, que terminó su mandato el 10 de diciembre.
El cordobés la presentó para sumar algunos votos en la campaña, pero no le alcanzó para quedarse en el Senado. Martín Guzmán le pidió que no se tratara porque le complicaba sus planes fiscales, pero no le hicieron caso.
En Diputados el proyecto quedó cajoneado, lo pidió Evolución radical en el debate del presupuesto y el Frente de Todos lo ignoró. Pero la oposición se unió en el recinto para pedir su tratamiento en comisión y en el recinto. Y logró una mayoría que le permitirá sancionar la ley y mostrar una fisura en el oficialismo.
[Recintos cerrados]
Enero es un mes sin actividad legislativa pero la negociación con el FMI amenazaba con cambiar la tradición, que también tiene fines operativos: los empleados tienen vacaciones forzadas y así garantizan su presencia en el resto del año. Si se quedan, pueden faltar en alguna sesión clave. Y muchos son indispensables.
Para no perder esa costumbre, Cristina Kirchner y Sergio Massa preparan obras en la primera quincena de 2022, no sea cosa que a alguien se le ocurra obligar a traer a los legisladores a sesionar.
El tigrense intentó hacerlo en los últimos dos años y no le fue bien: en 2020 pudo sesionar a fin de enero, pero con varias ausencias que casi le frustran la suspensión del pacto fiscal.
Mientras que el año pasado no pudo negociar con propios ni ajenos. No volvería a pedirles suspender sus vacaciones.