¿Puede la interna radical arruinar a Juntos por el Cambio? - Política y Medios
03-07-2025 - Edición Nº6362

LA INTERNA, DESDE ADENTRO

¿Puede la interna radical arruinar a Juntos por el Cambio?

Doce diputados apadrinados por Enrique Nosiglia y Martín Lousteau abandonaron el bloque UCR. Los referentes de Juntos que seguían la disputa en los pasillos no creían que se iba a llegar tan lejos y ahora no saben cómo controlar las consecuencias. 

El lunes pasado a primera hora, 12 diputados apadrinados por Enrique Nosiglia y Martín Lousteau abandonaron el bloque UCR y armaron uno propio, tras dos semanas de frustradas negociaciones para sumar poder interno.

Pedían sustituir a Mario Negri por Emiliano Yacobitti en la jefatura o, en tal caso, darle la presidencia del interbloque al cordobés Rodrigo De Loredo. Con 33 aliados sobre 45, los emisarios de Negri rechazaron las dos ofertas y los rebeldes rompieron.

Los referentes de Juntos que seguían la disputa en los pasillos no creían que se iba a llegar tan lejos y ahora no saben cómo controlar las consecuencias. 

Es que aun sin mayoría en el Congreso, Evolución, la marca interna de los rebeldes, se ganó un lugar como minoría radical en varias provincias durante las internas partidarias de comienzo de año y ahora se le discute la pertenencia misma al partido. 

Tal es así que el gobernador jujeño Gerardo Morales, con intención de reemplazar a Alfredo Cornejo como presidente de la UCR, llamó a los comités de las provincias con diputados que rompieron y pidió que los presionaran a volver con Negri.

Por ahora no lo consiguió, pero los desertores podrían ver interrumpidas sus pretensiones electorales y ocasionar escisiones locales de Juntos por el Cambio en 2023, un traje a medida para los gobiernos peronistas.

Morales, además, rompió para siempre su vínculo con Lousteau en una reunión del Comité en la que casi terminan a las piñas. El gobernador se levantó de la silla para gritarle de cerca, golpeó un vaso que mojó al economista, quien prefirió irse antes de empezar a boxear. No sería la primera vez. 

La tensión había subido cuando Morales le recriminó la supuesta presencia de la barra brava de Nueva Chicago en la elección de la juventud radical en la que Juan Nosiglia, el hijo de Coti, perdió con la correntina Valeria Pavón, funcionaria del gobernador Gustavo Valdés.

En otros tiempos, el exministro de Raúl Alfonsín solía escudarse en los simpatizantes de Chacarita, por su amistad con el sindicalista Luis Barrionuevo, pero al parecer ya no los tiene a mano. Los de Mataderos tienen llegada a Cristian Ritondo, jefe de los diputados del PRO y socio de Evolución en la rosca del Congreso. Comparten la condición de odiados por Elisa Carrió.

En el PRO hay un pase de facturas sobre lo ocurrido, que empezó siendo un dato de color hasta que la sangre llegó al río. ¿Acaso estuvieron 20 días tratando de instalar un triunfo electoral para luego mostrarse divididos? 

El principal acusado es Horacio Rodríguez Larreta, por su sociedad con Lousteau y Nosiglia en la Ciudad, donde hasta nombró de subsecretario de Deportes al hijo del Coti, que estaba desocupado. Pero el jefe de Gobierno desayuna con Negri en el Tabac de Recoleta y hasta fantasea con tenerlo de vice si llega a la Rosada. 

Si quiso mediar, fracasó, y si no movió un dedo debería explicar por qué. Su neutralidad empezó a molestar a quienes respaldan su aventura presidencial. Se preguntan si es posible ser líder sin decir nada cuando todos gritan alrededor.

Además, según los radicales oficiales, Lousteau y Yacobitti lo invocan cuando buscan aliados. Saben que no es fácil declarase enemigo de la figura de Juntos con mayores chances de ser presidente.

Vidal tampoco abre la boca, pese a que continúa con pretensiones presidenciales que no encuentra muchos interesados. Otro que fijo agenda federal es Facundo Manes, que se quedó con Negri, pero poco le interesa la rosca.

De esta manera, Juntos es favorito a ganar la Ciudad y la Provincia en 2023 pero sus potenciales candidatos amenazan con pelear la presidencia. Y nadie los toma en serio. 

Al PRO le siguen poniendo el cuerpo Mauricio Macri y Patricia Bullrich, para quien la ruptura radical puede complotar contra la presentación de Juntos como alternativa presidencial. Se lo remarcó al periodista Diego Leuco, con críticas a su ex columnista Martin Tetaz, uno de los desertores. 

Carrió no habló pese a que fue la gota que rebasó el vaso. Sus críticas a Nosiglia y Yacobitti en el acto de aniversario de la coalición cívica con Negri y Macri de testigo aceleraron la ruptura. 

Ninguno de los líderes de Juntos sabe cómo salir de un problema interno que llegó para quedarse. Sobre todo, porque el arma de Evolución es el control total del Comité Capital, necesario para el PRO, que ya perdió bastante voto propio con el surgimiento de los liberales. Esa será la negociación final de 2023. Nada sencilla. 

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