[¿Todo sigue igual?]

Máximo Kirchner y José Mayans no tendrían problemas en renovar como jefes de los bloques oficialistas del Senado y Diputados.

Mientras que, en Juntos, pese al ruido continuaría todo como hasta ahora: Mario Negri y Luis Naidenoff como jefes de los bloques radicales y los interbloques de Diputados y Senado; y Cristian Ritondo y Humberto Schiavoni en el PRO.

La Coalición Cívica mantiene su sistema de rotación interno entre jefes del partido y la bancada, que ahora le toca a Maxi Ferraro en el primer cargo y Juan López en el segundo.

La de Naidenoff tal vez es la continuidad más ajustada, porque Martín Lousteau y Alfredo Cornejo todavía tienen esperanzas de juntar una mayoría. Pero los números para seguir los tendría. Nadie quiere innovar.

[Massa cambió el rumbo]

Sergio Massa sigue exultante por haber mantenido la primera minoría de Diputados y su primer movimiento fue un claro desafío a la Rosada: ignoró la agenda de leyes pedidas por Alberto Fernández y propuso acelerar las suyas para planes de vivienda.

Quiere prorrogar un proyecto suyo para aplicar planes de obra públicas con fondos del blanqueo y acelerar otro del Gobierno sobre créditos hipotecarios, planchado hace un año.

Lo presentó en un acto por el día de la construcción en el edificio El Molino, al que estaba invitado el presidente, pero prefirió hablar por zoom.

Massa sorprendió con otro anuncio: una nueva ley de alquileres que reemplace la aprobada el año pasado, que María Eugenia Vidal criticó en campaña. El presidente de la Cámara se anticipó.

[Juntos y los envases]

Orgánicos, corporativos y dinámicos. Así están los diputados de Juntos por el Cambio para resistir a la ley de envases que envió el ministro de Ambiente Juan Cabandié, respalda Máximo Kirchner y tuvo dictamen de comisión.

Recibieron a las empresas de gaseosas y a los industriales en el Congreso y prometieron juntar los votos para bloquear la ley, cuyo artículo más polémico es la tasa del 3% que se cobra a las compañías para financiar plantas de reciclado.

También se oponen posibles aliados como Graciela Camaño o los partidos de Río Negro y Misiones, sin quienes no hay quórum posible, ahora y después del 10 de diciembre. El destino es el cajón.

[¿Y la sesión de despedida?]

Un clásico de los noviembres post elecciones es la sesión de Diputados en la que se acumulan proyectos pendientes y hasta aparecen algunas travesuras, como la ley de paridad de 2017 o la de alquileres en 2019.

Acuerdos entre las bancadas que suelen confrontar en tiempos en que la grieta llega al punto máximo de desgaste.

En este 2021 la escena debería repetirse, pero aún no hay fecha: Máximo Kirchner no termina de conciliar el temario con Ritondo y Negri.

Además, como nunca antes, el 10 de diciembre tendrá caras nuevas, pero no modificará la relación de fuerzas ni la posibilidad de tratar cualquier ley, que Albero Fernández concedió al prorrogar el período de sesiones ordinarias.

[Los 116 decretos de la discordia]

Como tantas otras veces, Cristina Kirchner paga el precio de ayudar a Alberto Fernández con una sesión que aprobarla, de un plumazo, 116 decretos de necesidad y urgencia.

Abundan textos sobre temas viejos, como la pandemia o las urgencias financieras de las primeras semanas de Gobierno, pero la necesidad de aprobarlos antes del recambio expone la debilidad del vice post 10 de diciembre, cuando perderá la mayoría propia.

Su gesto dejará en el olvido que esa supremacía numérica le permitió a Alberto gobernar desde 2019 por decreto sin ningún riesgo. Ahora ya no podrá hacerlo más.