El gobernador entrerriano Gustavo Bordet está enojado con Alberto Fernández y amenaza con romperle los bloques. Más belicoso está Juan Schiaretti, capaz de trabajar el presupuesto. La UIA perdió su batalla por el etiquetado y va contra la ley de comisiones mixtas. El oficialismo sigue con sus internas por la mano dura. Y Juntos las tiene por los mapuches.

[Bordet, al borde de la ruptura]

El gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, está enojado con Alberto Fernández. Le recrimina no haber dirigido políticas al campo y culparlo a través de terceros de la pésima elección de sus candidatos en Entre Ríos.

Su respuesta no tardó en llegar: su senador Edgardo Kueider se declaró en rebeldía y se queda en su despacho en algunas votaciones. Dejó trascender que está dispuesto a armar un bloque aparte desde diciembre y alteró a la Rosada.

Tanto, que Bordet pasó el último miércoles recorriendo despachos y pidiendo favores para negociar. Todos los ministros le dijeron que sí. Siempre.

[La radicalización de Schiaretti]

El gobernador de Córdoba Juan Schiaretti se puso a la campaña legislativa al hombro: exige a cada intendente mejorar la performance de las primarias y ensaya un discurso ultra opositor, inhabitual en él.

Ocurre que el inesperado triunfo de Luis Juez en las primarias y la posibilidad de que sea el candidato más votado del país en noviembre lo obligó a endurecerse.

Entiende que la resurrección del exalcalde de Córdoba sólo se explica que fue el más antialbertista en una provincia que no ve nada bueno en el presidente.

El problema de su radicalización lo tendrá el gobierno cuando haya que votar leyes como el presupuesto, que los diputados de Córdoba siempre acompañaron. Esta vez lo pensarán mejor.

[La nueva campaña de la UIA]

A la Unión Industrial Argentina no le está yendo bien con el incesante lobby en el Congreso, pero no se rinde.

Fracasó en su intento por frustrar la ley de etiquetado frontal, pero inició una disputa para que no apruebe el proyecto sobre comisiones mixtas de seguridad e higiene.

Consideran que empoderará demasiado a los delegados designados porque les permite evaluar las condiciones sanitarias, un concepto demasiado amplio. Hicieron llegar un comunicado a la primera reunión de comisión por ahora logaron que Juntos los tenga en cuenta para frezar la ley. Pero la pelea es largo aliento.

[Interna oficial por la mano dura]

El diputado del Frente de Todos Ramiro Gutiérrez presentó un proyecto de ley para endurecer las penas por portación de armas, pero por ahora no tiene día ni fecha de tratamiento.

Al parecer, tampoco la tendría porque al kirchnerismo no le causa gracia una ley de mano dura durante un gobierno que forme parte.

Gutiérrez proviene del Frente Renovador de Sergio Massa y fue su asesor full time cuando el ahora presidente de la Cámara de Diputados hacía campaña con propuestas para endurecer el Código Penal.

No fue la única disidencia con sus socios kirchneristas por estos asuntos: ya miró con desconfianza las propuestas para sumar derechos a los presos que expuso meses atrás la interventora del Servicio Penitenciario Federal María Laura Garrigos, exlíder de Justicia Legítima, la agrupación de magistrados kirchneristas.

[Los mapuches dividen a Juntos]

La votación de la prórroga de la suspensión de desalojos a las comunidades originarias fracturó a Juntos por el Cambio en el Senado y amenaza con un fuerte conflicto en Diputados.

Pasó que, mientras un grupo de senadores recibía a comunidades que explicaban la necesidad de una prórroga, en la Pagatonia se produjo otra ola de atentados auto adjudicaos por la agrupación Resistencia Ancestral Mapuche (Ram), identificada con Jonas Huala.

Los senadores de Cambiemos de provincias con comunidades originarias, como el radical chaqueño Víctor Zimmermann, pidieron diferenciarlas los atentados, pero no lo entendieron así algunos de sus compañeros del PRO, como los cordobeses Ernesto Martínez y Laura Rodríguez Machado. En Diputados, el debate interno será igual o mayor.