En el contexto de otra semana que achica la distancia hacia el 14 de noviembre, fue Cristina Kirchner quien reapareció el sábado pasado en la ex ESMA para encabezar el cierre del Encuentro Nacional de Jóvenes de La Cámpora y la previa al 17 de Octubre. En ese contexto, la vicepresidenta pidió una “refundación” de la relación capital y trabajo, y les solicitó “ayuda” a los empresarios. Manifestó, además, que "la derecha nos dice que la culpa la tienen los derechos de los trabajadores ¡Minga!”, enfatizó, “¡no es cierto! La culpa es de la concentración cada vez más horrorosa del capital, lo denunció (el Papa) Francisco”, destacó, y agregó: “Creo que hoy esa propuesta del peronismo de articular una alianza social entre capital y trabajo excede nuestras fronteras, es una idea humana y cristiana”.
En esa línea le habló a los votantes con una advertencia: "Ya probaron con el gobierno de empresarios que iban a salvar el país... miren lo que nos pasó: terminamos con el FMI, endeudados”, y cerró apuntando que “necesitamos esa alianza virtuosa, con un Estado con un rol preponderante”.
Hasta las últimas horas del viernes, el Gobierno no terminaba de confirmar si iba a participar de algún acto para conmemorar el emblemático Día de la Lealtad. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, lo había descartado y el Presidente Alberto Fernández parecía ir por ese camino. Eso se mantuvo hasta que se supo que desde la Asociación Madres de Plaza de Mayo, su titular, Hebe de Bonafini, hacía un llamado a marchar, en particular, contra el pago de la Deuda Externa al FMI. Lo mismo hizo Andrés "Cuervo" Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad en la Provincia de Buenos Aires y secretario general de La Cámpora.
Así fue que, en un giro de 180 grados, el mandatario decidió emitir un comunicado, pero en este caso, en su calidad de presidente del Partido Nacional Justicialista, desde el cual invitó a la familia argentina a participar del encuentro en las plazas, a partir de las 16 hs, respetando todos los protocolos sanitarios.
De apuro, el aparato partidario y de las organizaciones que fueron convocadas pusieron en práctica los mecanismos necesarios para llenar la vieja plaza de La Victoria, frente a la sede del Poder Ejecutivo. Pese a avanzar contra reloj, y que a su vez se celebrara el Día de las Madres, el objetivo de llenar el histórico escenario se consiguió.
Durante la tarde del domingo se especulaba con que el jefe de Estado iba a estar presente en el lugar. La locutora que conducía el evento llegó a decir desde los parlantes (que resonaban a todo volumen), que Alberto Fernández estaba al llegar. Los dirigentes que participaban de la movida aseguraban que el Jefe de Estado no iba a faltar a la cita, sin embargo lo que se filtró más tarde fue que Fernández llegó en el helicóptero oficial hasta las inmediaciones, desde donde observó la vista aérea que mostraba una Plaza de Mayo (y sus inmediaciones) con gran cantidad de gente, pero que no quiso descender en el helipuerto de Casa Rosada. ¿Cuáles fueron los motivos?... las críticas que el mandatario estaba recibiendo de parte de integrantes de su propia fuerza política. Entre ellas se escuchó la de la principal referente de Madres de Plaza de Mayo, Bonafini, quien en referencia a la urgencia que muestra Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán, por acordar con el FMI, afirmó sin embates: "Señor Presidente, más de la mitad de los argentinos estamos bajo la línea de la pobreza. Y usted ¿con qué quiere pagar la deuda?, y añadió: "Le digo al Señor Presidente que nos da mucha tristeza lo que pasa, nos da mucha tristeza porque usted siempre se junta con los ricos, con IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina), con los gordos de la CGT. Espero que este discurso si le llegue".
Al rato se sumaron a las diatribas que se le hicieron a la gestión de Fernández, las del extitular de Hacienda y vicepresidente de CFK, Amado Boudou, quien pidió que el Frente sea con todos, y las del intendente de Ensenada, Mario Secco, que tuvo la intención de minimizar el debate interno, pero que de todos modos declaró: "¡Que se banquen las diferencias, no pagamos la deuda compañeros!, espetó. Lo mismo hizo el titular del SUTEBA (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires), Roberto Baradel. Todos, directa o directamente, demostraron adscribir a la conducción política de la vicepresidenta de la Nación.
Hubo un hecho que le empañó el domingo a los organizadores y tuvo que ver con que un par de personas, alentadas por un grupo más grande (en teoría militantes de alguna de las agrupaciones convocantes), se subieron a quitar los carteles del memorial que familiares y amigos de las más de 115 mil víctimas del Covid-19, colocaron con sus nombres en piedras que fueron pisoteadas en el monumento al General Manuel Belgrano, que está frente al ingreso de la Casa de Gobierno.
Como ya estaba estipulado, el lunes 18 a las 14 hs, la Confederación General del Trabajo mantuvo su propio acto en el Monumento Canto al Trabajo, ubicado en las avenidas Paseo Colón e Independencia. Obviamente, la vieja disidencia intraperonista entre la burocracia sindical (Siglo XXI), y la postmoderna izquierda progresista se revivió en clave electoral, pero esta vez (y por suerte) sin disparos ni muertos como en los ‘70. Los caciques sindicales pusieron toda su estructura para mover más personas que en la jornada anterior con el fin de disputar Poder en el Frente de Todos. Allí se leyó un documento y no hubo oradores individuales. El dato fue que, después de bastante tiempo, el líder camionero, Hugo Moyano, participó de una iniciativa conjunta con sus ex colegas, bautizados "Los Gordos".
La consigna fue "Desarrollo, Producción y Trabajo", y lo que se quiso subrayar es que la CGT está considerada como la principal organización gremial del país. "La responsabilidad de representación mayoritaria que la distingue, nos convoca a: la defensa del aparato productivo nacional; la demanda de políticas económicas que promuevan la generación de empleo genuino; el fortalecimiento de los sistemas de seguridad social y de Salud; el acceso universal a una educación de calidad; el desarrollo con equidad que posibilite un proceso de movilidad social ascendente y una justa redistribución de la riqueza; el reclamo de un compromiso de responsabilidad social empresaria que le cabe a los sectores de mayor concentración económica y la reconstrucción de un Estado presente, regulador de la economía y promotor del desarrollo económico y social", señaló el escrito sindical, que a su vez puso de manifiesto que "la profundidad de la crisis actual requiere de señales muy claras”.
Lo cierto es que la fractura frentista quedó otra vez expuesta, en este caso en la simple conmemoración de una fecha de la liturgia peronista que derivó en trilogía. Puertas adentro del palacio gubernamental, las pujas continuarían entre el acuerdo de precios, que no logró cerrar la Secretaría de Comercio interior, y las cámaras de empresas alimentarias, junto a la crisis generada por el conflicto mapuche en algunas provincias del sur.
La flamante portavoz del Gobierno, Gabriela Cerruti, se acercó varias veces a la sala de periodistas del primer piso de la Rosada con el propósito de defender el congelamiento de precios sobre 1432 productos de consumo masivo, que Roberto Feletti (Secretario de Comercio), tuvo que imponer por 90 días (hasta el 7 de enero de 2022). La funcionaria también explicó que la presencia del embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, en los reclamos de libertad condicional en favor del líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), Jones Huala, obedecen a una actividad protocolar, de tipo consular, que tiene el propósito de garantizar los derechos de un ciudadano argentino detenido en el exterior.
En medio de estas discusiones, Sergio Massa adelantó que después de las elecciones el oficialismo convocará a los opositores, empresarios y gremialistas. En los despachos rosados la propuesta fue escuchada con sorna y desconfianza. No faltó en plena campaña la crítica de CFK a los cotos informativos antikirchneristas. “Los que estamos en política tenemos el cuero duro y estamos acostumbrados. Pero la verdad que los argentinos y las argentinas se merecerían mejores medios de comunicación”, reflexionó la expresidenta en un acto en Santa Cruz donde anunció una zona franca libre de impuestos para potenciar producción y consumo.
Alberto Fernández llegó el martes a Chubut, una visita sin otro objetivo que el de sostener tres bancas de ese distrito provincial clave, y por supuesto, la mayoría en el Senado nacional. En un escenario montado en Comodoro Rivadavia, el Presidente declaró: “Vamos a poner toda la garra para que en los dos años que vienen, poder hacer lo que nos comprometimos en cuatro, pero no nos permitió la pandemia”.
El miércoles, Manzur, intensificó sus encuentros con intendentes, gobernadores, y hasta dedicó una parte de su agenda al embajador de la República Popular China, Zou Xiaoli. De aquellos primeros días del tucumano sonriente que llegaba muy temprano a Balcarce 50 cambiaron muchas cosas. Es que, en este contexto de presión electoral y crisis política, las disputas con las dependencias estancas del Gobierno resultan inevitables. Hubo de todo: desde críticas al viaje que el reemplazante de Santiago Cafiero hizo a Estados Unidos para tener protagonismo junto a Guzmán en un encuentro con inversionistas y tenedores de deuda argentina, al que se calificó en voz baja de “fracaso absoluto”, hasta peleas por oficinas y diversos espacios dentro de la sede gubernamental. “Hay que aguantar hasta el 14, después cambia todo”, aseguran desde cada sector en pugna, eso sí, nadie se anima a comentar cuáles serán los términos de esa posible mutación.
Cómo estará el clima en Casa de Gobierno, que casi no hubo referencias al debate que los candidatos a diputados nacionales en la Provincia de Buenos Aires mantuvieron en TV, y donde nada pareció mover el amperímetro de lo que se viene.
Antes de cerrar la semana, llegó por fin la tan anunciada conferencia de prensa de la titular de la Unidad de Comunicación de Gestión Presidencial. En el salón del segundo piso dedicado a esos menesteres y detrás de un atril, Cerruti respondió doce consultas de los acreditados que giraron en torno al tema precios, situación poselectoral y el conflicto mapuche. Sobre el primero, hizo foco en las críticas a las regulaciones que propinó el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta. La vocera con rango de ministra comentó al respecto: “No nos queda claro si es un diagnóstico o un deseo”. En alusión al día después de las generales y en la necesidad de convocar a dialogar a la oposición, señaló que “esperamos que en los naturales intercambios que haya durante la campaña no dejen de mirar que después del 14 (de noviembre) este país lo sigue gobernando una fuerza política que busca que sea en armonía y con acuerdos”. Por último, mencionó, en razón de las circunstancias con los mapuches, que “entendemos que hay una situación compleja y que es una responsabilidad de la gobernadora resolverla”, y subrayó el envío de fuerzas federales al distrito provincial tras el reclamo de la mandataria local, Arabela Carreras. ”Aunque no se dan los presupuestos que la ley indica para hacerlo, que son muy puntuales, el ministro Aníbal Fernández envía a Gendarmería para que patrullen y puedan estar alerta, como colaboración”, consignó, y pidió además que el conflicto “no sea utilizado como una herramienta electoral”. Poco después, el propio Ministro de Seguridad, Fernández, ingresó por la explanada de Gobierno y, entrevistado por los periodistas en el Patio de las Palmeras, afirmó que en el conflicto con los mapuches no va a aplicar ninguna política represiva, "con los resultados, como ya lo hemos visto, con Santiago Maldonado", indicó.
Ese jueves por la tarde-noche, se juntó en el Salón Eva Perón de Casa Rosada el comando electoral del FdT, al que además del asesor catalán, Antoni Gutiérrez Rubí y los infaltables Manzur, Katopodis, Wado de Pedro y Zabaletta, entre otros, se incorporó el nuevo mandamás de Comercio Interior, Feletti. Claro, lo acordado fue hacer foco en la pelea que da la administración frentista “para defender el bolsillo de los argentinos”, como recalcó Cerruti. La idea es que el propio presidente siga e intensifique, junto a sus ministros y candidatos, las visitas al territorio para potenciar los encuentros de proximidad, eso que para algunos no es nada más que un eufemismo de “Timbreo”. Esto ocurrirá este fin de semana y continuará durante los 20 días que quedan antes de que se inicie la veda.
Al último día de otra semana muy intensa, se sumó la preocupación por la suba del dólar paralelo (blue) que aumentó 5 pesos y llegó hasta los $193. Con este cuadro general, las vocerías de los diferentes grupos que se fueron incorporando después del reordenamiento, entre ellas, Valeria Zapesochny (secretaria de Comunicación Pública) ligada a Manzur; Cerruti, promovida por “Wado” de Pedro (Interior) y Vilma Ibarra (secretaria de Legal y Técnica), tratarán de unificar criterios en pos de evitar los off y operaciones internas que condenaron a Juan Pablo Biondi a salir del entorno presidencial, y mantiene en vilo a quien lo reemplazó, Juan Ross y a su segundo, Marcelo Martín.
En los despachos del poder oficialista ya no hay mayores expectativas en torno al 14N: la ansiedad se ubica en perspectiva a los dos meses del año que quedan y en cómo se va a llegar al 2023.