Un torbellino de reuniones y llamados cruzados dirigidos a organizar la serie de actos de la última semana previa a las PASO se abalanzaron sobre Casa Rosada, Olivos y el despacho más poderoso del Senado. Es que se hizo necesario (y hasta imprescindible) bajar los decibeles de la confrontación y sellar una tregua para mostrar unidad antes de que el voto de la ciudadanía defina cuál será el destino de la Argentina en los próximos dos años y tres meses que quedan del mandato de la administración del Frente de Todos.
El sábado (4/09) se llevó a cabo en Plaza de Mayo la segunda Marcha de las Piedras. Esta vez no ocurrió lo mismo que en la primera, acontecida el 16 de agosto pasado. El Gobierno fue más prudente y optó por no tomar las rocas con el nombre de las víctimas del COVID-19 para ingresarlas en el salón de entrada a Balcarce 50, donde permanecen aquellas que todavía no tienen destino, pese a la promesa oficial de construir un memorial en un lugar todavía no determinado. De esa manera evitó generar otra polémica con los familiares y amigos que montan una vigilia en el monumento al General Belgrano, cerca del acampe (que lleva casi un mes) de los transportistas de personas discapacitadas, y la carpa de la comunidad Qom, que se acerca a los doscientos días de reclamo.
El “operativo armonía”, como lo bautizó un incauto operador que añora los tiempos del Grupo Callao, se inició el mismo lunes en el contexto de una actividad que contó de manera presencial con Alberto Fernández, Sergio Massa y Máximo Kirchner. Del otro lado de las pantallas remotas ubicadas en el Estudio “C”, ubicado en la sede del búnker frentetodista del próximo domingo en Chacarita, se encontraban los precandidatos del oficialismo nacional en las 24 jurisdicciones del país. Por casi cuatro horas los participantes departieron sobre la situación política en cada distrito y repasaron los puntos fundamentales en los que se debe hacer foco en los discursos electorales.
Las controversias con respecto a la jornada en la que se plebiscitará la administración central no se hicieron esperar. El martes por la mañana, la titular de la Dirección Nacional Electoral (DINE), Diana Quiodo, advirtió en Casa de Gobierno que los primeros resultados de las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del 12/09 se difundirían "a partir de las 23 hs". La explicación sobre la excepcionalidad impuesta por la pandemia del Coronavirus, que exige protocolos sanitarios, y el hecho de que haya distritos en los que compiten diversas listas, algo que ralentizaría el recuento, no satisfizo a los opositores y expertos en el tema que salieron a decir que, con la digitalización del sistema, están dadas las condiciones para que los guarismos se empiecen a conocer mucho antes.
Mientras se planteaba esta discusión, el Presidente viajó, en un día lluvioso, hasta la localidad bonaerense de Chivilcoy para visitar la empresa de calzado deportivo Bicontinentar. Una firma que cerró durante la gestión de Cambiemos y que reabrió su puertas en mayo de este año. Con un discurso breve (no más de cinco minutos) y cuidando cada palabra, Fernández, a quien se lo vio notablemente emprolijado estéticamente, afirmó que “lo que vivió esta empresa es lo que vivió la industria argentina entre 2016 y 2019, ni más ni menos, una Argentina que abrió importaciones indiscriminadamente y privó a los que invertían en la Argentina de seguir haciéndolo. Y el resultado fue el cierre, los despidos, mucha gente que se quedó en la calle”. La estrategia de apuntar con duras críticas a Mauricio Macri, directa o indirectamente, se potenciaba desde la prédica del propio jefe de Estado, hasta el último de los precandidatos de la coalición gobernante.
El Presidente cortó unas horas su raid de campaña para encabezar el miércoles, de manera virtual desde el Museo del Bicentenario, la apertura de la Cumbre Latinoamericana sobre Cambio Climático, de la que Argentina fue anfitriona y donde participó el enviado especial para el clima de los Estado Unidos, John Kerry, el Secretario de la ONU, Antonio Guterrez, mandatarios de la región, y representantes de organismos internacionales. En ese contexto, Fernández aprovechó para referirse a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, un tema que sigue generando rispideces al interior del FdT. El mandatario expresó que “necesitamos aplicar la emisión de los derechos especiales de giro del FMI a un gran pacto de solidaridad ambiental que incluya esencialmente a países de bajos ingresos y de renta media, y que sirva para extender los plazos, los pagos del endeudamiento y la aplicación de menores tasas bajo las actuales circunstancias de estrés sanitario y ecológico”.
Desde La Matanza llegaba al mediodía una alerta hasta el despacho del titular del Poder Ejecutivo. Emilio Pérsico (Secretario de Economía Social en el Ministerio de Desarrollo) y Fernando “Chino” Navarro (Secretario de Relaciones Parlamentarias), este último con oficina en el palacio gubernamental, llamaban, desde un armado propio apodado “Frente Vecinal” (que quedó fuera de la pelea en las votaciones por decisión de la Junta Electoral partidaria en ese distrito de la tercera sección), a cortar boleta del FdT para perjudicar a los concejales del intendente Fernando Espinoza, a los que él mismo encabeza en la lista. Hacía pocas que Sergio Massa había visitado “la quinta provincia”, como se la conoce por su poderoso caudal de votos, para participar de un evento junto al edil local y la diputada nacional Brenda Vargas Matyi. Fue un encuentro con estudiantes, empresarios, trabajadores y distintos sectores de la juventud.
Enterados de la avanzada de los caciques del Movimiento Evita nacional (junto a Somos Barrios de Pie que lidera Daniel Menéndez y la Corriente Clasista y Combativa de Juan Carlos Alderete), que sufren escisiones de sus organizaciones en el vasto territorio del oeste provincial (y otros como Ezeiza), porque sus exseguidores afirman que esos referentes “agarraron los cargos y se olvidaron de las bases”, desde la municipalidad matancera empezaron las quejas que llegaron a los oídos de los tres principales socios del FdT. El propio Fernández tuvo que grabar un spot de emergencia para que circule por los WhatsApp de los jefes barriales y militantes en el que decía: “El domingo tenemos que estar todos juntos, allí en La Matanza, matanceros, matanceras, tanto que los quiero, el domingo votamos boleta completa, votamos a Vicky (Tolosa Paz), Daniel (Gollán), Mariano (Cascallares), y votamos a Fernando (Espinoza). ¡Boleta completa!, que ganemos por la diferencia que siempre La Matanza nos ha dado, mi cariño para ustedes”, zanjó el primer mandatario.
El otro hecho que requería urgencia para sumar electoralmente fue la prometida recepción de las vacunas de Pfizer. Otra vez Carla Vizzotti, recién llegada de Roma, donde participó de la reunión de ministros de Salud de países que integran el G-20, brindó una conferencia de prensa en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en este caso junto a la encargada de negocios de la embajada norteamericana, MaryKay Carlson y Nicolás Vaquer, representante del laboratorio estadounidense, con quienes recibió el primer envío de 100.620 mil dosis de las vacunas, que se aclaró: "serán utilizadas según el plan nacional para iniciar los esquemas de vacunación de adolescentes sin comorbilidades en forma universal, empezando con los 17 años", así como para completar esquemas de vacunación de adultos.
Esa misma tarde, el jefe de la Casa Rosada retomó la maratón electoralista para compartir escenario con Axel Kicillof y los precandidatos Tolosa Paz y Gollán en la ciudad de Mar del Plata. En la oportunidad dijo estar “orgulloso” por haber “salvado a miles de PYMES y el trabajo argentino”. Punto seguido enfiló sus cañones contra Horacio Rodríguez Larreta (quien sugirió suprimir el pago indemnizatorio a los trabajadores que son despedidos). Al jefe de Gobierno porteño le dedicó la frase: "Para ellos trabajar es un costo, por eso quieren parar las indemnizaciones". Las referencias que hizo con voz quebrada, con respecto a su gordura y ojeras debido a las horas que se dedica a cuidar a su pueblo, dieron letra a los sectores mediáticos que le soltaron la mano, pero también al núcleo del frentismo que no le perdona eso que en off califican como “desprolijidades”.
Sobre el filo del inicio de la veda llegó el momento más esperado por la militancia y los más acérrimos oponentes. Los popes del FdT se dieron cita en el microestadio de Tecnópolis acompañados por todo el engranaje que integra (o respalda) a la alianza de Gobierno. Cuando tomó la palabra la vicepresidenta Cristina Fernández Kirchner, lo primero que retumbó en los oídos del “albertismo” fue eso de "los funcionarios tienen que ser tercos, no tiene que bajar las manos y los brazos ante el mínimo impedimento. Cuando uno es funcionario tiene que ser terco!, ¡muy terco!”. Los aplausos resonaron y se repitieron cuando la expresidenta aludió, con su clásico estilo, a dichos de Macri sobre que el kirchnerismo no lo dejó gobernar desde el primer día, también cuando criticó al periodismo que maltrata a sus precandidatos, y a su entender, se muestra servicial con los que pertenecen a la oposición, al igual que con ella cuando la señalan por tener un piso lujoso en Recoleta, pero no a María Eugenia Vidal, por adquirir uno similar.
Los 55 minutos de exposición de Cristina dejaron varias perlas que retumban en la recta final que antecede a la votación, pero lo que hay que resaltar es que la jefa política del espacio que tiene como cara visible a Alberto Fernández, destacó que hoy la situación no es la misma que en 2009, cuando se perdieron las legislativas, y se conformó el “Grupo A” que no le aprobó el Presupuesto, “chirinada”, expresó, que el país soportó porque venía desendeudado y “tenía espaldas”, y agregó, “hoy la Argentina no está así, todavía está en pandemia, el mundo patas para arriba, le debemos al Fondo 44 mil millones de dólares y a los acreedoras externos; a los bonistas, lo que se reestructuró. Tenemos que mejorar los salarios, seguir bancando las actividades que continúan teniendo problemas, como el turismo, por eso, no es lo mismo eh!”.
Ante la posibilidad de que se ponga en juego la mayoría que el oficialismo tiene en el Senado de la Nación, la vicepresidenta reflexionó que “los argentinos necesitamos mucha responsabilidad institucional, que no solamente es de los que gobiernan, es también de la oposición, es de los medios de comunicación, de los empresarios, sindicatos, es de todos aquellos que, elegidos en el lugar que están, tienen que dar cuenta de sus actos y saber que un país no se construye solo y que nadie se salva solo, esto es lo que viene y esta es la discusión que estamos dispuestos a dar como siempre de cara a la gente, a la historia y a todas nuestras ideas, de las cuales estamos siempre, muy, pero muy orgullosos”.
A Fernández le tocó exponer en el final de este tramo que precede a los comicios primarios, y en su alocución, declaró que le “dediquen las tapas que quieran, mi obligación es con el pueblo, con las mujeres y hombres de la Argentina. El Estado tiene que estar siempre presente. Ellos hablan, nosotros hacemos más de lo que hablamos. Después de tanto horror, tenemos que ser un país más igualitario y solidario”.
Los nombres que circularon en las últimas semanas para ocupar factibles cargos en un hipotético nuevo Gabinete, y así encarar la segunda etapa de gestión del FdT, conforman un combo de intenciones, globos de ensayo, operaciones, especulaciones que promueven actores políticos, económicos y mediáticos, y alguna que otra certeza. Los que van en este último sendero entienden que hay que prestar atención a lo que Cristina Kirchner hizo después del fracaso en las elecciones de medio término de 2013, cuando perdió contra Massa. Cambió a su jefe de ministros, Juan Manuel Abal Medina por Jorge Milton Capitanich, y al titular de economía Hernán Lorenzino por Axel Kicillof. Ocurre que, para el grupo duro del kirchnerismo, una victoria pírrica significa lisa y llanamente una derrota y, en esa potencial coyuntura, entienden que hay que repetir la misma lógica. De todos modos, las cartas están por echarse y las urnas esperando definir la partida, que sin dudas cambiará el tablero político del oficialismo y la oposición.