Mercosur: ¿Bloque regional en extinción? - Política y Medios
19-03-2024 - Edición Nº5891

ANÁLISIS

Mercosur: ¿Bloque regional en extinción?

El proceso de fortalecimiento económico -que se inició desde la elite política a principios del siglo XXI- deber ir acompañado de políticas de integración cultural y social, dado que el abordaje regional es un proceso integral de cara a instalar capacidades de largo alcance, promoviendo las cadenas de valor de los procesos productivos de cada Estado parte.

Por: Mag. Gonzalo González

 

Previo a desarrollar algunas miradas sobre el Mercado Común del Sur, es apropiado partir de la premisa que explica que los bloques regionales se encuentran en proceso de debilitamiento a nivel global, luego de su auge propio del proceso de globalización del capitalismo tardío. Esta afirmación se materializa por ejemplo con el Brexit, donde el Reino Unido llegó a un plebiscito y decidió apartarse de la Unión Europea.

Es en este contexto internacional que las principales economías partan del fortalecimiento de sus mercado internos, hacia modelos proteccionistas dejando atrás el mandato del  libre comercio regional.
 

[Génesis del Mercosur]

El Mercosur se creó en 1991 en el Tratado de Asunción y fue integrado de forma incipiente por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con el objetivo de ser un bloque económico, a fin de aumentar la eficiencia y las competencias de dichas economías. Dichos procesos de intervención intergubernamental parten de que cada Estado tiene un voto y que las decisiones deben tomarse por consenso, con la presencia de todos los Estados partes. Además, la presidencia es protempore: en este momento, por caso, es de Argentina, siendo la Cumbre de Jefes de Estados la instancia decisoria en el ámbito ejecutivo.

Otro espacio deliberativo es el Parlasur, creado en el 2006, siendo un órgano unicameral, teniendo un rol muy limitado dado que produce solo
recomendaciones y dictámenes no vinculantes, dotarlo con la capacidad que tengan fuerza de ley, con cumplimiento en cada país previa aprobación de los parlamentos de cada estado parte, es un factor que debe ser tenido en cuenta para fortalecer los procesos de integración regional.

Entre 1991 y 1998 las exportaciones intrazona del bloque crecieron a una tasa promedio anual del 22%, pasando de representar el 11% de las exportaciones totales  en 1991 al 25% en 1998, mientras que las exportaciones al resto del mundo lo hicieron a una tasa promedio del 6%.

 

Tal como se observa, el proceso de integración económica tuvo momentos de mayor apogeo pero los mismos ocuparon períodos muy cortos, en los que es difícil encontrar un proceso de fortalecimiento sostenido de las economías regionales de los estados partes, identificando fuertes asimetrías entre los mismos quedando al descubierto aquellos países con menores potencialidades para su propio comercio internacional.

 

[Coyuntura actual en un escenario de disputa]

Luego del período de fuerte integración política durante la primera década del siglo frente a los liderazgos regionales de Luiz Inácio Lula Da Silva (Brasil), Tabaré Vazquez (Uruguay) y Néstor Kirchner (Argentina). donde se incorporó con mayor presencia Venezuela, creándose proyectos paralelos de fortalecimiento de sus agendas de gobierno como el UNASUR donde no solo partían de la mirada socio-económica sino también cultural, surge en el 2002 el proyecto del Banco del Sur teniendo como objeto el financiamiento crediticios a bajas tasas hacia cada una de las economías de los Estados partes, fijando como eje la idea de equidad, igualdad y justicia social proponiéndose como alternativa de los tradicionales organismos multilaterales de crédito (Banco Mundial, FMI y BID).

Cabe destacar que no se logró la sostenibilidad de estas iniciativas, ya sea por errores en los procesos de institucionalización de largo alcance como por las propias agendas de los estados partes. Pero otra etapa se abre en el ambivalente Mercosur a partir de mediados de 2015: por un lado. los presidentes de cada Estado partían de cosmovisiones diferentes buscando estrategias de inserción comercial bilateral con las grandes potencias o bloques regionales, como fue la intervención de Mauricio Macri hacia la Alianza del Pacifico promovida junto a Juan Manuel Santos (Colombia).  Clave fue el giro copernicano dado que dicho bloque emergente responde más a los intereses norteamericanos o los procesos de vinculación en las agendas bilaterales entre Jair Bolsonaro y Donald Trump.

Pero el actual escenario es más complejo en términos de correlación de fuerzas. dado que las estrategias de Argentina con la actual gestión de Alberto Fernández y el Trinomio; Brasil (Bolsonaro), Benitez (Paraguay) y Uruguay (Lacalle Pou) parecen marcar un campo dinamitado en las propuestas de fortalecimiento estratégico regional.

Esto se evidencia claramente en la última Cumbre virtual de Jefes de Estado, teniendo los mismos como postura flexibilizar los aranceles y firmar acuerdos Extra-Mercosur. Pero la frase más representativa frente al planteo argentino de que “nadie se salva solo”. fue la de Bolsonaro apelando a que “el Mercosur es sinónimo de ineficiencia y desperdicio de oportunidades”.

 

[Mirada a futuro y posibles medidas para su fortalecimiento]

Es por ello que considero que dicho proceso de fortalecimiento económico -que se inició desde la elite política a principios del siglo XXI- deber ir acompañado de políticas de integración cultural y social, dado que el abordaje regional es un proceso integral de cara a instalar capacidades de largo alcance, promoviendo las cadenas de valor de los procesos productivos de cada estado parte, junto con formas de inserción cultural donde se respeten las tradiciones de cada nación pero, a la vez, se identifique una misma raíz, basada en puntos de encuentro de nuestra cosmovisión Latinoamericana.

Una de las propuestas que pueden motorizar estas ideas es el fortalecimiento del Instituto Social del Mercosur, teniendo no solo como rol central ser un centro de investigación sino ser un generador activo de políticas socio-culturales en la regional; no solo dinamizar los lazos simbólicos entre los pueblos, sino siendo un mecanismo de creación de empleo con inclusión social, partiendo de la propia concepción de gobernanza regional desde el estado pero también de la sociedad civil que es cuando los cambios se perpetuán en el tiempo

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