Arnaldo Visintin: “La oportunidad de explotar el litio es ahora” - Política y Medios
28-03-2024 - Edición Nº5900

ENTREVISTA

Arnaldo Visintin: “La oportunidad de explotar el litio es ahora”

En diálogo con PolíticaYMedios, el investigador superior del CONICET y profesor titular de la UNLP dijo que, hasta hoy, el desarrollo de este mineral “no es un problema técnico, sino comercial”. “Las provincias tienen que sacar un poco más de beneficio y no lo poco que le dan”, reclamó ante la extracción extranjera.

Luego de confirmarse la instalación de la primera fábrica de celdas y baterías de litio en Argentina, que estará estará ubicada en el predio del Polo Científico-Tecnológico que la Universidad Nacional de La Plata posee en diagonal 113 entre 64 y 66, la posibilidad de explotar de manera pública este mineral mayoritariamente utilizado en baterías, dispositivos electrónicos y también en medicamentos, resurge en nuestro país. De esto participa como asesor el investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y profesor titular de Facultad de Ingeniería de la UNLP, Arnaldo Visintin, quien dialogó en exclusiva con PolíticaYMedios.

Cabe aclarar que, siendo el cuarto productor mundial de litio, con potencial creciente y con la segunda reserva más grande de este recurso natural, semanas atrás se confirmó la creación de una sociedad anónima estatal a partir de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales) para extraer y participar de este mercado.

Esto es celebrado por el entrevistado, que se preguntó “qué mano negra hay fuera de nuestros países que nos dividen con las discusiones tontas, de litio sí o litio no, porque si contamina o no y todas esas cosas, mientras tenemos que vender tres toneladas de soja para tener un iPhone”, dando cuenta de la influencia externa en estos términos, donde reconoce que el desarrollo de este mineral “no es un problema técnico, sino comercial”.

De este modo “Aldo” -tal como lo llaman en su entorno más cercano-, insiste en que “la oportunidad de explotar el litio es ahora”. Es que, según explicó, Argentina intersecta en el “triángulo del litio”, compuesto conjuntamente por Bolivia (con la reserva mineral más grande del mundo) y Chile (el tercer productor global). De hecho, nuestro país tiene la segunda reserva más grande que suman alrededor de 17 mil millones de toneladas, aunque la Secretaría de Minería, que está bajo la órbita de Desarrollo Productivo, prevé que entre 21 proyectos extractivos pueden alcanzar recursos por 93 millones de toneladas.

Sin embargo, de momento,  existen dos empresas en operación, 18 proyectos avanzados y más de 40 proyectos en fase temprana, desde la exploración a la extracción final, todos bajo contrato de concesión a capitales extranjeros, con una escasa participación de empresas del Estado, limitado al caso de la provincia de Jujuy, donde la empresa estatal JEMSE participa del 6,5 % del emprendimiento Sales de Jujuy. “Las provincias tienen que sacar un poco más de beneficio y no lo poco que le dan”, reclamó, en efecto, Visintin.

 

[Una cuestión llamada litio]

Arnaldo, que coordina y trabaja en el Instituto de Investigaciones Físico-químicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), fundamentó que, si bien se abrirá una fábrica de baterías y celdas de litio, “no podemos competir con los asiáticos porque ellos hacen dumping (vender un producto por debajo de su precio normal, o incluso por debajo de su coste de producción, con el fin inmediato de ir eliminando las empresas competidoras y apoderarse finalmente del mercado) y les podés comprar las baterías más baratas de la historia a 150 dólares por kilovatio en el puerto de Buenos Aires y, afuera, más barato todavía”.

“Ese es un precio tres veces más bajo de lo que era hace cuatro años, entonces, frente a esa realidad, los empresarios industriales prefieren invertir en otro negocio más rentable”, agregó el científico en Ingeniería, aunque reconoció que “es importante reconocer que los que están apostando en esta fábrica es la ciencia, la técnica y, en definitiva, el Gobierno”. De todas formas, dijo, ve como “desafortunado” que no estén empresarios argentinos detrás de esto ya que, a su juicio, "también deberían invertir en esta tecnología de futuro".

Acto seguido, se preguntó: “¿Por qué las petroleras están impulsando el hidrógeno y no la electrificación?”. Y aventuró: “La electrificación es hoy. Podés tener el auto a pilas y funciona bárbaro. El hidrógeno verde también es hoy y es futuro”.

Asimismo, no dudó en reponer que “en todo el gobierno anterior (este tema) fue una lástima porque que "no se aprovechó el tiempo hacer tecnología de puntas como estas".

En tanto, que recalcó que “hay otros usos del litio que exceden el acumulador, como por ejemplo el que se usa para hacer litio metálico a través de celdas electrolíticas”. Inclusive, “en Argentina hay grupos que lo pueden hacer con tecnología nacional, como la Universidad de Santa Fe, que tiene un gran valor agregado”, sumó el entrevistado.

“En el litio metálico se va a usar una nueva batería de azufre de litio y eso consume mucho del mineral lo que cuesta más que las baterías por el valor agregado que deja, al igual que la separación isotópica que se usa en la energía nuclear”, anticipó el académico sobre lo que puede ser una demanda complementaria del mineral.

 

[La primera fábrica de baterías y celdas de litio de Argentina]

Respecto a la instalación de esta planta, adelantó que “se inaugurará dentro de seis meses” y resaltó que “es puro conocimiento práctico, eso es 100% nacional”. En tanto, comparó: “Admiro a los bolivianos, ya que en Palca tienen la única planta América, pero ellos gastaron 25 millones de dólares, la compraron hecha y los chinos se quedaron dos meses para enseñarle. Ahí está la diferencia de lo que es el conocimiento porque esto lo vamos a hacer todo nosotros”.

Además, agradeció porque “esta es una inversión importante de la UNLP que puso el edificio”. “En el Instituto de Investigaciones Físico-químicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) nacieron los primeros estudios de litio en el año 2011 cuando nos preguntábamos qué pasa con el litio que se están llevando”, recordó Visintin sobre los trabajos preliminares en donde se asentará el desarrollo de la UNLP. “Hicimos experimentos en baterías y lo interesante es cómo se cerró el círculo: desde las publicaciones de ciencia básica que se hicieron ahí, terminará haciéndose una fábrica”. “Esta es la importancia del conocimiento en el desarrollo del país y, para mí, es un sueño cumplido”, comentó.

Puntualmente, “la planta depende de Y-TEC y la UNLP”, aunque pormenorizó que “nosotros vamos a asesorar con el empleo del fosfato de hierro y litio, que no es contaminante para lo cual se hará la fábrica para tratar el material activo”.

Si bien recapituló que en América solo existe una planta piloto del estilo en Bolivia, aclaró que esta fue adquirida en China y contrastó que “la nuestra será la primera que hará el material de las celdas". Sin embargo, adelantó que “también estamos estudiando otras composiciones de manganeso y niquel que serán útiles porque tienen mayor cantidad de energía”.

Dentro de las ventajas de las baterías de litio, diferenció que “no son como las de plomo ácido que ya usamos en nuestros coches, donde está todo estudiado y muy poco para desarrollar, aunque se podría mejorar el peso”. No obstante, sobre el litio “hay un amplio espectro de estos compuestos que hay que buscar para mejorar las baterías con estos nuevos materiales que perfeccionarán las baterías nacionales e internacionales”, adhirió.

 

[El momento del mineral]

Arnaldo recuperó el marco sobre el cual se inscribirá la UNLP mediante este desarrollo. “Respecto a la materia prima mineral del carbonato de litio, todo lo que hay en el norte es en inglés, no hay nada en castellano, es decir que son todas empresas de afuera explotándolo”, remarcó, aunque, avisó, “no critico eso, ni desestimo el litio porque ‘vamos a destruir los hermosos salares’; creo que el litio es la oportunidad de explotarlo ahora, porque no sé cuánto tiempo tendremos”.

De todas formas, previó “veinte años de litio por la explosión de los autos eléctricos, pero diría que las provincias tienen que sacar un poco más de beneficio y no lo poco que le dan”.

A su vez, en cuanto a los trabajos académicos, anticipó que “en la Facultad de Ciencias Naturales de UNLP se da el primer curso de Latinoamérica sobre la minería del litio” donde “preparan a geólogos para que hagan una minería sustentable del litio, o sea, por los métodos tradicionales, pero evitando que no se consuma mucha agua y revisando cómo se encuentra la cuenca del Norte, si se está afectando o no”.

Asimismo, explicó que “esto le va a dar un sustento nacional gracias a la articulación de la UNLP y la Universidad de Jujuy, algo que no tienen nada que ver con los privados ni el Gobierno, lo cual es importante”.

Entonces, de acuerdo al contexto dicotómico que se plantea entre la explotación de los recursos naturales y la sustentabilidad, pidió “vamos por las dos cosas”. Inclusive, fue más allá y exclamó: “No puede ser que nosotros estemos contentos con vender soja y nada más. Estamos sobrevalorados en materia gris”. A modo de conclusión sobre este punto, cerró: “Se puede extraer litio sin contaminar, pero lo que no se debe hacer es dejarle todo a las multinacionales y que se lleven todo como están haciendo y no les importe cómo dejan el medioambiente”.

 

[Preparación del “terreno”]

Siendo respetuoso de los procesos, Visintin detalló que “las cosas no salen de un día para el otro en el desarrollo científico de un país. A un investigador tenés que formarlo durante veinte años para sacarlo bueno”. “Por eso son un peligro los gobiernos que desfinancian la ciencia”, señaló el investigador valorando que “la formación de la gente en el tema te permite conseguir esa experiencia o back lounge”.

A todo esto, recordó que “cuando comenzamos las primeras investigaciones sobre las baterías de litio, si bien entendíamos el lenguaje científico, debimos enviar a colegas a Bélgica para sumar relieve en el tema”. “Al poco tiempo ya desarrollamos el cátodo, que es el fosfato de hierro y litio que vamos a usar para la batería”, relató y, acto seguido, reconoció que refiere a “un químico que sintetizamos desde 2014 en el INIFTA, a nivel de laboratorio, pero esta planta va a hacer toneladas para abastecer industrialmente”.

A su vez, estipuló que “esta planta no será una gran empresa con la que nos llenaremos de plata, sino va a ser una escuela de formación de ingenieros electroquímicos”. “En Argentina hay muchos que sabemos de electro físico-química, pero son menos los ingenieros productores de batería e incluso me sobran los dedos de una mano para contarlo”, sumó, antes de promover que “tenemos que hacer escuelas para que se forme gente, no solamente en nuestro país, en toda América y en Europa, porque no los hay”.

Sobre esto mismo, ejemplificó que cuando “en Italia necesitan un ingeniero electroquímico deben gastar 150 mil dólares por mes en personal asiático. Estos ingenieros se van a tener que formar para que, si en algún día producimos masivamente este material, haya escuela no solo para nuestro país, sino también para Bolivia y Chile”.

 

[Una cuestión de producción]

Sin embargo, “el cambio a escala es complicado porque no es lo mismo producir una tonelada que un gramo de muestra investigativa” subrayó Visintin en concomitancia con el trabajo que podría venir luego de que se afiance la fábrica nacional. “Ya hay una planta piloto en Y-TEC en Berisso y conservan unas celdas preliminares hechas y la van a agrandar, ya que son chiquitas”, repuso el protagonista sobre la articulación que tenderán con otras instituciones locales.

Ante esto, si bien “lo que va a pasar es que la agrandarán a siete megavatios por año que corresponde a una cantidad de micro, cuyo funcionamiento en baterías demanda 300 kilovatios”, “se tendrán 300 micros por años funcionando de esta forma, que no es mucho y esto no tiene parangón con los asiáticos que producen miles de kilovatios de energía”, explicitó Arnaldo. Es por esto que, adelantó: “Lo que debemos hacer es buscar nichos especiales”. “Por ejemplo, una batería de litio para un satélite espacial cuesta 100 mil euros un kilovatio, en cambio un kilovatio para una moto cuesta USD 150 en el puesto de Buenos Aires. Lo que cambia es el trabajo a mano, el cuidado y la cantidad de celdas y seleccionar en el caso de las baterías de satélite. Hay que buscar cosas como esas para competir con los asiáticos”, propuso.

A modo de ejemplo, Visintin confesó que “en Estados Unidos el milagro lo hizo Tesla y podés ir de costa a costa manejando un auto a batería de litio y tienen cargador en todas partes”. “En Seattle, cargar un auto eléctrico completamente cuesta ocho dólares para hacer quinientos kilómetros, pero para hacer el mismo recorrido con combustible de fuente fósil se gastan 64 dólares”, parangonó e, incluso, se animó a decir que “en el futuro próximo los autos funcionarán con baterías totalmente”.

 

[¿Y el medioambiente?]

“La cantidad que elaboramos serán pocas y no inundaremos en el mercado, lo mismo que las pilas alcalinas que usamos que se diluyen en el medioambiente y no hay problema de contaminación porque no se usan metales tóxicos”, adelantó el científico, aunque reconoció que “en un futuro debemos reciclar”.

De todos modos, detalló que “los elementos que utilizamos para las baterías de litio no son caros, ni metales preciosos a recuperar y no son tóxicos, salvo que debamos emplear el cobalto el cual sí tendremos que recuperar, pero espero que no tengamos que usarlo”.

En cuanto a sustentabilizar este mercado que puede desarrollarse a escala, repuso que “el reciclado de baterías se tendrá que pensar, pero ya hay grupos de reciclados en San Luis y Jujuy”. No obstante, aunque “todo dependerá de la producción”, “el reciclado es un problema porque hay que gastar mucho dinero para recuperar algo que no es caro”. Así lo graficó: “El litio cuesta seis mil dólares la tonelada y si querés recuperarlo se gasta mucho más que eso. Es importante el reciclado porque es prolijo con el medioambiente. Por ejemplo, la batería de plomo ácido es 99% reciclable y se recupera todo el metal. No se tira, se recicla; sería bueno que con el litio ocurra lo mismo”.

Por esto es que, sobre este punto, redondeó en que “hay una parte intermedia. Cuando la batería de litio tiene menos del 80% de la carga ya no se usa más. O sea que mientras la batería funciona un 100%, se usa. Pero cuando cae un 20% se saca de funcionamiento y se reemplea como UPS en las casas captando energía solar. Una vez que no sirva ahí, se piensa su reutilización como hace Tesla”.

A todo esto, comprendiendo el tiempo en el que se inscribe Visintin, reparó en que “hay una necesidad y es que tenemos que hacer algo porque no podemos seguir así, quemando combustible fósil por más que haya reservas de petróleo”. “El costo no solo es comercial, sino la contaminación del planeta y el agua que le vamos a dejar a nuestros hijos”, afirmó.

“Esta planta (de la UNLP) formará parte de la transición energética junto al hidrógeno, aunque todavía no está presente y le falta, usando celdas combustibles y de almacenamiento de hidrógeno, para lo cual Argentina está en condiciones y tiene gente muy preparada sobre hidrógeno”, articuló en cuando al H2 cuyo componente se usa para generar naftas amigables con el medioambiente. “Se piensan hacer trenes a hidrógeno”, avizoró el profesor por lo que mancomunó que “tanto el litio como el hidrógeno nos pueden dar la punta en Latinoamérica en estas temáticas y una salida comercial más con valor agregado”.

 

[El financiamiento]

Reconociéndolo como un “tema es muy complicado”, Visintin contó que “en Argentina trabajamos atando con alambre, es decir, sin plata”. “No me puedo quejar porque siempre recibimos el proyecto PICT (de investigación en ciencia y técnica) de parte del Gobierno, pero es un dinero mínimo y muy inferior a lo que invierten otros países”, explicó.

Por caso, comparó que “el precio de esta planta (de la UNLP) es de tres millones de dólares, pero si querés comprar esta fábrica ya hecha sale entre cinco y seis millones de euros. Por ende, estamos gastando la mitad porque nos arreglamos con el conocimiento zonal y se puede hacer porque la UNLP donó toda la parte del edificio y solo se invierte en equipos”.

Así recuadró que la inversión “no es mucha plata porque una mega-fábrica cuesta 250 millones de dólares, pero esas son enormes y para la comercialización”. Para esto marcó que “si el INVAP se mete en el proyecto podrán multiplicarla por diez por su capacidad técnica e, incluso, si quieren invertir en esto, se puede llegar a pensar en una incursión de mercado”. “Apuntamos a desarrollar el país, darle tecnología y para dar empleo tiene que haber una fábrica grande. Esto será incipiente “, cerró.

 

["Usar para crecer"]

Arnaldo reparó en que “hay una gran discusión acerca del valor del litio”: “Estaba a doce mil dólares por tonelada, bajó a diez mil e incluso, ahora, a seis mil. Según Mr. Litio (un economista norteamericano ex-asesor de YPF), calculó que en los próximos veinte años el precio del carbonato de litio (materia prima que sacan de los salares) se va a mantener en 10 mil dólares cada mil kilos”, compartió el investigador del CONICET.

Sobre esto mapeó que “es lógico porque razonó que las grandes empresas en Asia, que son enormes, no van a parar la producción porque tienen todo desarrollado y no pueden dedicarse a otra cosa: desde hacer la batería, controlar su funcionamiento y elaborar a escala”. “Por esto se cree que no diferirá el precio del litio fruto de esta demanda. Quizás la demanda de autos eléctricos no sea como prevemos, pero el valor del litio no bajará”, aseveró.

De todas formas, confió que “no creo en el oro blanco”. “Aunque sea fana del litio, no va a resolver los problemas del país, pero es una de las tecnologías que tenemos que usar para crecer”, citó el profesor universitario.

También denotó que “hay otras posibilidades” y, en cuanto al crecimiento productivo nacional confesó que “me dio orgullo la gran inversión argentina en la energía atómica, la producción de reactores nucleares y el envío de satélites al espacio con el INVAP”. “Allí está la inversión de plata del Estado en estos desarrollos; esta es otra de las cosas junto con el campo, la minería y la parte del crecimiento del país que no puede quedarse en lo agrícola, ganadero o minero, sino que hay que darle más valor agregado”.

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