
Algo hizo cambiar a Alberto Fernández el último miércoles por la tarde cuando decidió endurecer las medidas restrictivas, al incluir también la suspensión de clases presenciales en el AMBA por tiempo indeterminado, según se desprende de sus declaraciones de este mediodía en una obligada conferencia de prensa luego de los “pifies” –según admitió una fuente de Casa Rosada resignada por la estrategia oficial de comunicación- del reportaje radial concedido durante el jueves por la mañana donde la emprendió contra el “relajado” sistema de salud y hasta deslizó la supuesta incapacidad de comprensión de las medidas preventivas por parte de los alumnos con capacidades diferentes.
El miércoles por la tarde el presidente pasó su último día de aislamiento por su cuadro de COVID en Olivos resistiendo las presiones de mayor confinamiento que llegaban desde hacía semanas desde la Provincia. El día anterior, con todo, el Ejecutivo intentó contragolpear y apuntó, solapadamente, contra Axel Kicillof al incluirlo en el grupo de gobernadores que no tomaban las medidas restrictivas que declamaban, una potestad que les concedìa el artículo 17 del DNU que establecía el DISPO vigente hasta el 30 de abril. “Hay opositores como el intendente de Olavarría (Ezequiel) Galli que cuando vieron una suba de casos preocupante inmediatamente cerraron”, fue la chicana de un vocero aquel día. Por aquellas horas el jefe de Estado, preocupado por el crecimiento de los contagios, no quería modificar el DISPO y pedía a los distritos que adoptarán las medidas y pagaran el consecuente costo político.
Pero algo cambió. En Casa de Gobierno sostienen que, ese día, el presidente también dialogó con los infectólogos que lo anoticiaron del cuadro preocupante. Esos expertos habían estado el lunes en Balcarce 50 con Santiago Cafiero. Recién en la rueda de prensa de hoy en Olivos, Fernández mostró unos cuadros que indicarían un “aumento exponencial” de contagios de chicos entre 5 y 19 años, que coincide con el período comprendido desde el inicio de clases. Esos gráficos también se los expuso a Horacio Rodríguez Larreta, en la “buena charla” que dijo haber tenido en los sillones de sus oficinas de la quinta presidencial.
Pero esos datos contrastan con los que el ministro de Eduación, Nicolás Trotta, expuso a sus pares de la provincias en una videoconferencia mantenida días atrás en el marco del Consejo Federal de Educación. En ese encuentro se ratificó la educación presencial “cuidada” porque una muestra de 5.926 colegios, reveló que tan solo se contagió el 0,16% de los alumnos y el 1,03% de los docentes durante el primer mes de clases: ¿A quién creerle, entonces?
Justamente aquel miércoles 14 el ministro Trotta y la titular de Salud, Carla Vizzotti, fueron desautorizados por la comunicación presidencial de las 20.30. Ambos funcionarios habían confirmado la continuidad de las aulas abiertas. En el caso de Trotta, luego circularon, incluso, algunas versiones de renuncia que fueron desmentidas el jueves por la noche. Se trata del ministro que en diciembre pasado había dado un vuelco de 180 grados en su postura: es que 2020 primó el “paternalismo sanitario” y el peligro de las clases presenciales que la inminencia del año electoral trocó en otra consigna: la necesidad de garantizar la estabilidad emocional y pedagógica de los chicos.
Pero esta semana con reportes diarios de 25 mil casos de COVID, se caía de maduro que se impondría un nuevo esquema de control de circulación. Fue así que el miércoles por la tarde el presidente se reunió con su mesa chica, integrada por Cafiero, Julio Vitobello y Vilma Ibarra, y luego se comunicó con Cristina Fernández Kirchner y Kicillof, que se mostraron favorables a incrementar las restricciones. La comunicación con Kicillof rompió con la tensión de los últimos días pero, hasta el discurso presidencial, en La Plata dudaban del alcance de las medidas.
“Detrás de la presencialidad en las escuelas hay un incremento en la movilidad ciudadana del 25 o el 30% que aumenta la posibilidad de contagios”, argumentó el presidente este viernes al hacer referencia a la prohibición a la continuidad pedagógica en los colegios. “Desde el dìa que las clases han vuelto la curva de contagios asciendiò precipitadamente”, añadió. Asimismo, no garantizó la vuelta a clases el 3 de mayo y sólo dijo que, en caso que bajara la cantidad de contagios y la ocupación de terapias intensivas en centros de salud del AMBA, volvería “con mayor cuidado”. Ergo, habrìa más restricciones al dictado bajo burbujas que finaliza hoy. Pero hoy nadie garantiza el regreso a las aulas en dos semanas.