
“Acá llegué con Cristina y me voy con Cristina”, fueron las declaraciones de Alberto Fernández que parecieron indicar un cierre a las especulaciones de un armado por fuera del Frente de Todos. En sintonía, en las últimas semanas, distintos dirigentes políticos y las respectivas regionales organizacionales demostraron alinearse a las filas de aquellos actores de poder que cuentan con caudal de votos ante el desgaste de la imagen presidencial.
Con el proyecto de la suba del mínimo no imponible en el impuesto a las Ganancias y la salida de Marcela Losardo -mano derecha del presidente-, cruje la estructura de la heterogénea unidad peronista. Sobre ese zanjeo del terruño oficialista, los políticos saltan de un lado al otro al ver que el kirchnerismo -tras un acuerdo con el presidente de la Cámara Baja, Sergio Massa (en articulación con el jefe de la bancada del FdT en Diputados, Máximo Kirchner)- ejerce presión sobre los resortes de poder con tan de revitalizar una gestión erosionada.
Sobre ese punto, resulta preponderante ver el in crescendo que erige la investidura del exintendente de Tigre ya que acercó la candidatura del diputado nacional Ramiro Gutiérrez para suceder a a la constitucionalista exministra en el cargo de Justicia y Derechos Humanos. En ese aspecto no solo está en juego la reforma judicial que se propone sino también la comisión bicameral legislativa que seguirá la labor de fiscales y jueces.
Por su parte, el tándem Massa-Máximo busca condensar y reafirmar el capital electoral que proveyó su victoria en 2020 con apoyatura en la Provincia de Buenos Aires. No obstante, ante este movimiento que busca avanzar sobre la cartera fiscal, Alberto sostiene la idea de confiar el puesto al legislador nacional y exintendente de General Roca, Martín Soria, quien motorizó las últimas querellas contra el expresidente Mauricio Macri.
Pero esta estrategia ya tuvo el señalamiento de un sector K, el exministro de Planificación, Julio De Vido, quien cargó contra el jefe de Estado y confió darle “verguenza ajena”. En definitiva, el enojo del exfuncionario viene a cuento de la participación de Soria en su desafuero y por la confianza que deposita Fernández en él, siendo un “antikirchnerista”, conforme cito De Vido.