El Gobierno porteño se desligó de las repudiables expresiones de la manifestación opositora - Política y Medios
05-07-2025 - Edición Nº6364

OPOSICIÓN MODERADA

El Gobierno porteño se desligó de las repudiables expresiones de la manifestación opositora

Las autoridades de la Capital Federal aprovecharon la inauguración del período legislativo para marcar diferencias explícitas e implícitas con la actitud cada vez más agresiva de sectores opositores.

Luego del silencioso viaje a Brasil del que volvió este domingo, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, inauguró virtualmente el período de sesiones legislativas en su distrito.

El referente del PRO realizó un balance del extraordinario 2020, al cual describió como un año doloroso para los argentinos, y realizó una revisión de la gestión de la pandemia, sobre la que destacó el trabajo mancomunado con el Ejecutivo nacional y provincial, más allá de las diferencias político-partidarias.

“Este año que pasó fue muy duro para todos por el coronavirus, para los que tienen el dolor de haber perdido un ser querido; para los que perdieron el trabajo o tuvieron que cerrar su comercio de toda la vida; para todos los que tuvieron que reinventarse o readaptarse a nuevas condiciones de vida”, expresó el mandatario porteño durante su intervención.

Al respecto, evaluó que se trató del “año más duro” de su vida, en el cual tuvo “la dificilísima responsabilidad de enfrentar algo completamente desconocido y devastador, como la pandemia”.

Larreta también blanqueó el viaje familiar a Buzios entre el martes y el domingo de la semana pasada, que había recibido duras críticas de legisladores de la oposición por realizarse en el marco de serias denuncias contra su gestión de la campaña de vacunación, y que no fue informada oficialmente.

El discurso en un hilo de Twitter.

“En el fin de semana largo de año nuevo me fui a la costa con mis hijas y nos contagiamos todos de Covid-19. Por eso, a pesar de que tenía previsto tomar la segunda semana de enero lo suspendimos y recién pudimos coordinar unos días en familia esta última semana de febrero”, detalló.

Al respecto, también informó que había consultado con especialistas si debía realizar una cuarentena al regreso, ya que había sido diagnosticado con COVID-19 menos de 60 días antes.

“Como el 28 de febrero se vencían los términos de la decisión administrativa nacional, se interpretaba que no debía hacerlo”, expresó y, acto seguido, aclaró: “Con la renovación por 12 días de la decisión administrativa nacional efectuada ayer mismo, que establece el cumplimiento de la cuarentena al llegar de viaje del exterior, voy a cumplir la norma en su interpretación más restrictiva”.

No obstante, aseveró que seguirá trabajando desde su domicilio los próximos diez días, siguiendo con su “agenda habitual” por vías remotas.

[Distancia con la oposición dura y expresiones radicales]

Tras la explosión del vacunagate -como viene sucediendo durante toda la pandemia a pesar de las recomendaciones epidemiológicas- varios dirigentes de Juntos por el Cambio convocaron a una manifestación para el sábado pasado, donde una vez más se hicieron presentes consignas y representaciones agresivas y destituyentes.

En tanto, el tono y el contenido del discurso de Rodríguez Larreta esta mañana fue, una vez más, dialoguista y conciliador, en contraposición a otras figuras de la coalición que integra y hasta de su propio partido político. Tono que, por cierto, recientemente generó un cruce de parte de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, al ministro de Salud porteño, Fernán Quirós.

De aquellos inflables que representaban a una Cristina Fernández de Kirchner con vestimenta de presidiaria, pasando por la horca emplazada a metros del obelisco en uno de los banderazos anticuarentena; la aparición de bolsas mortuorias frente a Casa Rosada con nombres de figuras de la política y de supuestos beneficiados por la vacunación “VIP” parece confirmar un crecimiento sostenido en los niveles de violencia con que la derecha manifiesta su intolerancia.

Otro es el camino que eligió desde hace tiempo el jefe de Gobierno porteño, pensando en el camino a la presidencia en 2023. Con un discurso más responsable, alejado de las dicotomías habituales de la escena partidaria nacional, la apuesta parece ser un liderazgo lo más alejado posible de la famosa grieta, que hace rato satura a quienes no se ubican de un lado ni del otro.

“Desde el primer día hicimos de la cooperación con el Gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires, uno de los ejes centrales de la gestión de la pandemia, porque trabajar en conjunto es vital para cuidar a los millones de argentinos que viven en el AMBA”, destacó en su discurso Larreta.

En esta línea, remarcó el trabajo coordinado en materia de Seguridad en los controles, de Transporte, de Salud y de las jefaturas de Gabinete. También mencionó las frecuentes reuniones en el inicio de la cuarentena con Axel Kicillof y Alberto Fernández.

El trabajo equilibrista de distinguirse del oficialismo y a la vez de los segmentos más radicales de la oposición fue una constante en la comunicación del Gobierno de la Ciudad, y esta no fue la excepción. A la vez, exhibe un atributo que, entre tanta política de trinchera, resulta novedoso: ‘se puede trabajar juntos y pensar diferente’.

Por caso, en un movimiento menos explícito, también marcó una diferencia filosófica con muchos de los discursos opositores.

“Desde el primer día encaramos la comunicación de la pandemia con seriedad, fundamentando cada una de nuestras decisiones en la evidencia científica, en los datos y en las lecciones que fuimos aprendiendo de otras ciudades y países del mundo”, recordó el mandatario porteño.

Una aclaración que parece obvia, pero cabe destacar compartiendo espacio político con referentes y representantes que coquetearon entre el discurso antivacunas y la agitación de manifestaciones donde tuvieron lugar las más insólitas teorías de conspiración en torno a la pandemia global.

[Santilli completó el desmarque del larretismo]

Tras la inauguración de la actividad legislativa, el vicegobernador porteño, Diego Santilli, dialogó con la prensa, dejando precisiones contundentes sobre las manifestaciones recientes.

En rigor, ante la pregunta por la macabra escena plantada en la Casa de Gobierno el pasado sábado, aclaró: “Nosotros siempre respetamos el derecho a manifestarse, pero me parece que nada tiene que ver. Esa expresión de bolsas mortuorias me parece algo fuera de lugar, que los argentinos no queremos ver”.

En esa línea, aseveró que “lo que sí queremos es trabajar, intentar resolver las situaciones, intentar salir adelante”.

El funcionario recordó que “mucha gente ha sufrido en esta pandemia, hay mucha gente que ha perdido seres queridos” y añadió que “es muy difícil lo que hemos vivido para tener ese tipo de expresiones que no son de una Argentina sana, saludable y democrática”.

Imágenes de la manifestación del "27 F".

A continuación, fue consultado por la denuncia de una presunta privatización del proceso de vacunación en su distrito, a lo cual respondió que “hace 30 años que la Ciudad de Buenos Aires vacuna de la misma manera”.

Así, aseguró que es habitual la colaboración en las campañas de inmunización de “hospitales de comunidad, de excelencia”, entre los cuales mencionó el Alemán, el Británico y el Italiano, así como OSECAC y otras “obras sociales que siempre han contribuido”.

En este sentido, destacó que esa es la razón por la que “la Ciudad Autónoma de Buenos Aires siempre ha hecho su calendario de vacunación de manera muy veloz”.

[El negocio de no sumarse a la enajenada escalada intolerante]

Mientras las diferencias en las estrategias de los distintos bandos opositores se hacen cada vez más evidentes, cabe preguntarse si al larretismo no le rinde este juego de exhibir perfiles fundamentalmente distintos como alternativa al oficialismo.

Mientras personajes como Patricia Bullrich exprimen hasta la saturación el odio político de un sector de la sociedad civil para desgastar la imagen del Gobierno, desgastan a la vez su propia imagen. Devaluando su nivel de discusión política real a niveles cuasi nulos, se dedican a erigirse en referentes de un núcleo duro, pero estático.

Entretanto, la oposición “blanda” busca interpelar al ciudadano indeciso, extenuado de eternas disputas partidarias que, en ocasiones, parecen haber devenido personales entre dirigentes que cuentan con varias décadas reciclándose en el ambiente. Sin embargo, esto no quiere decir que los discursos desequilibrantes y desquiciados no le sean redituables políticamente.

El juego sistemático de erosión de la solidez oficialista corre por cuenta de quienes no tienen mucho más para ofrecer que la canalización del discurso de odio. Con el trabajo ‘sucio’ a cargo de otros, el larretismo no se mete en el intercambio de golpes y construye silbando bajito, con discursos moderados y sabiéndose benefactor directo del voto antiperonista en una eventual contienda ante el oficialismo.

Lo cierto es que para pensar en las presidenciales, la oposición ‘dialoguista’ todavía debe resolver la disputa interna, que involucra a los habituales votantes de Juntos por el Cambio. Un sector social donde aún no queda demasiado claro si la voluntad mayoritaria es dejar atrás la famosa grieta, o premiar al que más tozudamente se dedique a socavar al Gobierno Nacional.

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