La semana de los acuerdos: pragmatismo en clave electoral - Política y Medios
29-03-2024 - Edición Nº5901

DESDE CASA ROSADA

La semana de los acuerdos: pragmatismo en clave electoral

El gobierno decidió consolidar acuerdos de precios y salarios para intentar contener a una inflación que se desbocó en el último trimestre y, al mismo tiempo, poner sobre la agenda un discurso moderado que logró descomprimir la tensión con el campo y con la Ciudad de Buenos Aires por el regreso a clases.

Por: Emiliano Russo - DESDE CASA ROSADA

 

Enfocado en el año electoral, el gobierno decidió consolidar acuerdos de precios y salarios para intentar contener a una inflación que se desbocó en el último trimestre y, al mismo tiempo, poner sobre la agenda un discurso moderado que logró descomprimir la tensión con el campo y con la Ciudad de Buenos Aires por el regreso a clases.

Desde hacía 10 días sabían en Casa Rosada que el INDEC iba a informar un IPC de enero cercano al 4% con el agravante de la persistente escalada en el rubro alimentos que nunca cesó en 2020, un año con la actividad casi frenada por la pandemia. Es por ello que se convocó a sindicalistas y empresarios para intentar bajar las expectativas sobre el devenir de los precios de la economía.

Las tres centrales obreras -CGT, el Frente Sindical moyanista y las CTA- expresaron su apoyo al proceso de diálogo iniciado y más allá de reafirmar el derecho a las paritarias libres, habrá “racionalidad” en el cierre de los acuerdos salariales con cláusulas de revisión trimestrales, que permitirían una eventual compensación en caso de una suba inflacionaria. No hubo el miércoles en el Museo del Bicentenario una sola crítica al oficialismo y la única advertencia que se escuchó fue la de aplicar mayores controles “a los formadores de precios”.

Sin embargo, en la reunión posterior que el presidente mantuvo con los cuatro integrantes de la Mesa de Enlace se comprometió a no subir retenciones ni a restringir los cupos exportables de granos y a establecer un mecanismo de diálogo para evitar cruces dialécticos como el ocurrido el último fin de semana. Los ruralistas, en cambio, anunciaron desde el Patio de las Palmeras -todo un gesto- que intentarán eliminar “las distorsiones” que se producen en la cadena de valor que luego disparan el precio final de productos como el pan o la carne.

En la reunión del día siguiente con los representantes de cámaras empresarias tampoco hubo rispideces. Hasta el ministro Martín Guzmán (Economía), que en ambas jornadas se dedicó a fulminar los pronósticos del mercado sobre inflación -estimados este año en un 50%-, se llevó los aplausos de los ejecutivos al finalizar su exposición en el Museo del Bicentenario. Con su mantra de “tranquilizar la economía”, los invitó a avanzar en una dirección coordinada y que desde el estado se establecerán “premisas sensatas” evitando “promesas rimbombantes”.

Lo que se intentará, con todo, es bajar la dinámica inflacionaria para llegar a las elecciones con una economía lo más ordenada posible. En el gobierno admiten en los próximos días podrían ser convocados a la mesa de diálogo los movimientos sociales, que ya anunciaron que irán a los supermercados a controlar la aplicación de programas como Precios Cuidados y el acuerdo por los cortes cárnicos.

Donde sí tendrán una silla las organizaciones sociales será en el mentado Consejo Económico y Social: recién la semana próxima se publicaría el decreto que lo oficializaría y antes de fin de mes unos 25 miembros honoríficos, entre los que también estarán representantes del campo, se reunirán con Gustavo Beliz para debatir reformas de mediano plazo. El enigmático funcionario recibió el último jueves a referentes de los distintos cultos religiosos para adelantarles la convocatoria y como un gesto inequívoco destinado a bajar la tensión con el Episcopado y la Iglesia Evangélica, por caso, por la reciente legalización del aborto.

En pos de esta moderación, el gobierno confirmó el cambio de paradigma sobre la educación en pandemia y confirmó el regreso a clases desde la semana próxima en varios distritos. Conscientes que la oposición se había adueñado del discurso sobre la imperiosa vuelta de los chicos a las escuelas, fue el propio presidente Alberto Fernández quien este viernes encabezó el Consejo Federal de Educación, en el que se definieron parámetros para la “presencialidad segura” de los alumnos y docentes. Parece haber quedado atrás la proclama “sanitarista y paternalista” que en 2020 segaba las voces que demandaban la apertura de los colegios.

“Siempre defendimos la gestión de la pandemia. Ahora vamos a tener más normalidad, con chicos en las escuelas pero también contagios y veremos cómo reacciona la gente. Pero habrá que ver cada particularidad”, se defendió una fuente oficial consultada cuando se le hizo notar el cambio de postura.

En los hechos, se dejó de lado “el semáforo epidemiológico” que establecía severos protocolos para permitir el regreso de los estudiantes, como que no haya circulación comunitaria de covid. Con el virus presente en toda la Argentina, hoy el ministro Nicolás Trotta (Educación) concedió que habrá un Observatorio que monitoreará “el regreso seguro” en todas jurisdicciones, que se combinará presencialidad con clases remotas y que si “la realidad epidemiológica se complejiza habrá que retroceder pero será una suspensión de corto plazo en una mínima unidad geográfica”. Es decir, se podrían cerrar provisoriamente escuelas cuando el año pasado era toda la provincia la que daba marcha atrás con las actividades. Soplan otros vientos, sin duda.

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