Las disputas internas de la coalición opositora se tornan cada vez más públicas, a medida que se acercan las elecciones legislativas. Es que desde la derrota del expresidente, Mauricio Macri, en 2019, las reconfiguraciones de poder y liderazgo están a la orden del día en Juntos por el Cambio.
Los bandos son, a esta altura, claramente distinguibles; y más allá de las elecciones de medio término de este año, el agitado clima político en la oposición responde a la sólida candidatura que viene construyendo, desde la gestión en CABA, Horacio Rodríguez Larreta.
El senador nacional del radicalismo, Martín Lousteau, es uno de los nombres que se han encolumnado detrás del proyecto presidencial del jefe de Gobierno porteño para 2023, y recientemente realizó declaraciones que levantaron polvo en el entorno duro de la alianza.
En una entrevista publicada este domingo en La Nación, el economista lanzó, entre otros títulos, que “el legado más importante de Macri es haber terminado el mandato, y dejado en pie una fuerza que tiene el 41 por ciento, que sí convence a otro 10 por ciento puede volver a gobernar la Argentina”.
Martín Lousteau junto a Mauricio Macri.
En esa línea, añadió: “Si construimos una fuerza más grande, que vuelva a ganar, el aporte a la historia de Macri será haber modificado el sistema político, me parece mucho más importante eso que cualquier otro legado”.
En otro pasaje del artículo, el ex ministro de Economía consideró que “hablar hoy de candidaturas está muy alejado de lo que se requiere” y evaluó que, a pesar de que “algunos ya manifestaron su vocación de ser candidatos”, eso “lo va a dirimir la realidad y el tiempo”.
Por otro lado, Lousteau ratificó su voluntad de administrar la ciudad de Buenos Aires, aseverando que tiene “vocación de gestionar, y hay un montón de actores en el Congreso que quieren ir al lugar desde donde se transforma”. No obstante, aclaró: “De todos modos, me eligieron para ser senador, y me lo tomo con mucha seriedad”.
Entre otras expresiones filosas, el legislador aseveró que “hay otros partidos en la coalición que no quieren gobernar, yo quiero un radicalismo que quiera gobernar y transformar, que discuta dentro de la coalición desde su capacidad de gestión”.
Hoy, junto con @horaciorlarreta y @FernanQuirosBA, nos reunimos con un grupo de voluntarios de la UBA en la Escuela N°12 del Barrio 20.
— Martín Lousteau (@GugaLusto) January 21, 2021
Agradecemos el excelente trabajo que están desarrollando desde el inicio de la Pandemia y su compromiso con la comunidad. pic.twitter.com/rm6MVBEfuN
El legislador nacional se mostró la semana pasada junto al jefe de Gobierno porteño recorriendo escuelas.
La publicación del artículo trajo rápidas repercusiones, y el vicegobernador porteño, Diego Santilli, reforzó la posición a través de las redes sociales.
“Comparto con Lousteau que Cambiemos debe construir una fuerza más grande para ganar las elecciones. Tenemos una identidad muy clara para oponernos al kirchnerismo. Coincido en que el desafío es ampliarse desde esa misma identidad y sumar para construir una verdadera alternativa”, aseveró la mano derecha de Larreta en la CABA, en horas de la noche.
Esta mañana, el ala ‘dura’ de Juntos por el Cambio y, si se quiere, más leal al liderazgo del expresidente, reaccionó.
Hernán Lombardi le contestó a Santilli cuestionando los dichos del senador radical, señalando que “hay una soberbia que no se fundamenta en la trayectoria de Lousteau al tratar de ubicar a Mauricio Macri en la categoría de ‘legado’”.
A continuación, el ex secretario de Medios y Contenidos Públicos, aseguró que el ex mandatario “es el líder de una gran parte de nuestra fuerza, el fundador del PRO, y un gran presidente. No merece ningún destrato”.
Al respecto, la diputada nacional por CABA de la UCR, Carla Carrizo, le cuestionó al ex funcionario: “Honestamente parece que no hubieses leido la nota, y si la leìste ¿podrìas explicarnos ¿Cuál es el destrato?”.
El ex funcionario de Cambiemos, Hernán Lombardi.
Con varios meses por delante de cara a las elecciones legislativas, la oposición tiene muchos puntos que resolver. Sin embargo, la sensación es que la disputa fuerte, que ya empezó a desplegarse, tiene la mira puesta directamente en 2023.
Por un lado, Horacio Rodríguez Larreta, que fue deslizando tímidamente sus intenciones a lo largo del 2020, parece acaparar el apoyo de una generación emergente de dirigentes y funcionarios. Entre los históricos, Elisa Carrió, de problemática relación con Macri, le manifestó su apoyo, y otra cara conocida que podría aportarle peso al bando es la de María Eugenia Vidal, íntima del jefe de Gobierno porteño.
Dentro del PRO, también se observa una estrecha relación con los intendentes más relevantes de la provincia de Buenos Aires, distrito clave en cualquier elección en la que se tenga ambición de ganar.
El nexo clave es el jefe comunal de la capital bonaerense, Julio Garro, que en los últimos meses del año pasado se mostró trabajando codo a codo con Larreta, a la vez que generando un espacio de construcción con intendentes del distrito, cristalizado en el Grupo Dorrego.
Horacio Rodríguez Larreta y Julio Garro firmando un acuerdo de intercambio de tecnologías meteorológicas el año pasado.
Estos sectores, como expresó Lousteau, consideran que el liderazgo político de Macri culminó en las elecciones presidenciales de octubre de 2019, siendo el primer candidato a la reelección en la historia en no ratificar su mandato.
Sin embargo, el denominado habitualmente como sector “duro” de la coalición, aún lo sostiene y reivindica como el principal referente. Posición que, hay que decirlo, ni el propio expresidente se esmeró demasiado en conservar, con sus intermitentes y genéricas intervenciones desde que le toca oficiar de opositor.
Sin embargo, figuras como Lombardi, Patricia Bullrich, Miguel Ángel Pichetto, entre otros, continúan apostando, sino a una candidatura de Macri, al menos a heredar el rol de líder de aquellos sectores más radicalizados del antiperonismo.
En este sentido, estos exponentes han trabajado duro en capitalizar a los segmentos electorales que nada quieren saber con conciliaciones ni cerrar grietas.
A diferencia del ala que lidera el jefe de Gobierno porteño, presuntamente más dialoguista o, al menos, amable frente a las cámaras, las figuras más fieles a Macri han llevado adelante una oposición de trincheras.
Con igual intensidad y exacerbación sin distinción de medidas de Gobierno, han insertado de manera constante la idea de un riesgo institucional, democrático, enardeciendo a los sectores que compran el discurso extremista.
En algo Lousteau tuvo razón: en definitiva, “la realidad” pondrá las cosas en su lugar. El termómetro de la oposición civil terminará por determinar cuál era la estrategia más adecuada, una vez que se diriman las diferencias en los comicios. En el medio, casi tres años de construcción e interpretación del clima sociopolítico, y unas legislativas que pueden empezar a denotar hacia dónde vira la voluntad opositora en la calle.