La ciudad de Azul fue, por primera vez, sede de una marcha del orgullo LGTTTBIQNBP+ al que concurrieron más de 500 participantes de diferentes lugares de la provincia, entre ellos Estanislao Fernández, el hijo del presidente Alberto Fernández. Durante la tarde y primeras horas de la noche la plaza central se vistió con los colores de la diversidad.
En el centro de la plaza, sobre un pedestal art decó, obra del famoso arquitecto Francisco Salamone, montado a caballo, el general San Martín extiende su brazo señalando el camino. La estatua, réplica de la que realizó para la ciudad de Buenos Aires el escultor francés Louis Joseph Daumas, durante algunas horas del sábado también lució los colores y enarboló la bandera del orgullo.
Este hecho es el que, para la administración del Intendente de Cambiemos, Hernán Bertellys, resulta “bochornoso” y abre la posibilidad de que se inicie una causa penal contra los organizadores por ultraje a los emblemas patrios.
“Durante la marcha ocurrió un hecho deplorable y bochornoso que fue la ridiculización de la estatua del Gral. José de San Martín”, dijo el secretario de gobierno de la Municipalidad de Azul, Alejandro Vieyra, y las redes sociales estallaron con el hashtag: #MunicipioHomofobico.
En es que, en realidad, lo que molestó al gobierno municipal, es que los jóvenes trans ocuparan la plaza y las calles del centro de la ciudad. “Esa plaza San Martín siempre estuvo y está presente en los festejos y en las luchas”, le dice a PolíticaY Medios la concejala del Frente de Todos Gabriela Lambusta. “Las declaraciones del secretario de gobierno son repudiables, llenas de homofobia y discriminación. Yo quiero para mis nietas un futuro mejor, un futuro en el que puedan elegir quien quieren ser, donde podamos vivir respetando”, reflexiona para reafirmar luego que “mostró (el gobierno municipal) su lado homofóbico y discriminatorio, pero que las luchas van a seguir porque las políticas públicas se conquistan dando batallas”.
La marcha por los derechos del colectivo LGTTTBIQNBP+ reclama, entre otras cosas, que se cumpla con el cupo laboral trans, como está dispuesto por Ley. Ley que no se cumple ni en Azul, ni en muchas otras comunas. “En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”, escribió Ye Garcia en su cuenta de Facebook. “Lo que vivimos el sábado fue histórico, una manifestación y expresión constante de cómo queremos vivir y construir, pudiendo y decidiendo ser, libres y sin miedo”, agregó.
También se pide por que la ESI esté en todas las escuelas, que se cuestionen los roles de género asignados y que paren con el odio encubierto.
Un odio que, sin embargo, se alienta desde las declaraciones de los funcionarios municipales. Ya antes de la realización de la marcha, que incluyó números artísticos en la plaza, negaron el permiso para su realización a pesar de que se habían presentado todos los protocolos solicitados por la pandemia.
La criminalización del reclamo recibió como respuesta “nuestra presencia no es delito, nuestra existencia tampoco es un bochorno. Bochorno es imponerse desde las sombras y gobernar en nombre de otro centralizando el poder y creando miedo”.
Las ornamentaciones colocadas al monumento a San Martín, “no constituyen delito sino existió la intensión del ultraje” explicó a PolíticaYMedios el abogado y militante de los Derechos Humanos, Francisco Sabalúa. “En términos jurídicos no existen ultrajes culposos, tienen que ser dolosos o con intención para que exista el delito en cuestión”.
De hecho, al finalizar las actividades los mismos organizadores quitaron los ornamentos al prócer, algo que hasta la misma juventud del Pro reconoce: “Sin perjuicio de que dicho monumento fue limpiado posteriormente, acto que aplaudimos, el mismo, debe constituir en todo momento una señal de identidad y cohesión nacional entre todos los habitantes de nuestro suelo y no ser un elemento que genera discrepancias entre vecinos”, manifiestan en un comunicado.
Desde una mirada sociológica, el doctor en antropología de la Universidad Nacional del Centro, Miguel Mugueta, sostiene que “las ornamentaciones que se colocaron al monumento al libertador se deben considerar un homenaje. San Martín incorporó a sus ejércitos a los negros libertos, los gauchos matreros, mujeres que fueron capitanas de su ejército, jesuitas expulsados por la corona española, homosexuales, personas que eran marginadas por la sociedad colonial de la época. Hay que ver desde la reivindicación que se colocará la bandera en lo alto del monumento al prócer”.
Además, no es la primera vez que en el monumento se cuelgan banderas o se lo viste al Padre de la Patria con camisetas de equipos de fútbol. “Una acción como ocupar un monumento como ya lo hicieron hinchas de fútbol, estudiantes y otras expresiones de los hijos sanos del patriarcado no tienen mayor revuelo más que la indignación de algunas personas sin mucho que hacer, pero hoy constituye nuestra criminalización”, se señala desde la organización.
Ante la intolerancia del gobierno municipal, el colectivo trans evalúa hacer la denuncia al INADI y le pide a las autoridades locales “ocuparse de lo importante y no depositar las energías en un caballo de metal que sigue igual que siempre, en una plaza simétrica que sigue igual que siempre, odiando igual que siempre, por el simple hecho de ganar una pulseada simbólica en el ámbito de la política local”.
En 1816 San Martín le informa a Pueyrredón sobre las dificultades que encuentra para organizar sus tropas donde conviven el amo con el esclavo. Los dueños del poder por todos los medios buscaban que no se alteraran las jerarquías sociales heredadas del antiguo régimen, a las que se denominan “castas”.
En el siglo XXI aún se pretende mantener ese orden establecido. La clase política conservadora aún piensa a sus ciudadanos en “castas” ignorando a las minorías. Como dice Patx Ruiz, una de las participantes “esas telas del rechazo no las podemos desvestir de nuestros cuerpos como se hizo con el monumento a San Martín”. Quizás desde su lugar de prócer, volviendo a acomodar las telas, José le responda a Patx: “Seamos libres y lo demás no importa nada”.