Por: Emiliano Russo - Desde Casa Rosada- Especial para PYM

No la tiene fácil el gobierno: el dólar blue se escapa por las nubes aumentando la brecha con el oficial poniendo tensión en los precios, el manejo de la pandemia ha sido puesto bajo la lupa por la persistencia del pico de casos de COVID-19 y desde el Observatorio Social de la UCA alertan que la pobreza infantil está en el 65,8%, mostrando la peor cara de la crisis.

Ante este panorama, en el oficialismo se esperanzan que el goteo de dólares que el jueves comenzaron a liquidar las aceiteras se transforme en un flujo constante pero también en la respuesta política a la emergencia: una mayor “peronización” del presidente Alberto Fernández, que tendrá su correlato más fuerte en el festejo virtual del 17 de octubre, pero sin descuidar su rol de “equilibrista” en el Frente de Todos.

Esta semana nuevamente afloraron las diferencias dentro de la coalición gubernamental con el voto argentino contra Venezuela en la ONU y la consecuente renuncia de la virtual embajadora en Rusia, Alicia Castro. En el gobierno dicen que Alberto Fernández nunca dudó de apoyar el “informe Bachelet” en Ginebra y no pensó en realizar una “llamada aclaratoria” a Nicolás Maduro pero, al mismo tiempo, sostienen en su cargo al embajador en OEA, el kirchnerista Carlos Raimundi, que días antes había contradicho la postura oficial sobre el régimen chavista.

En ese doble juego -o “equilibrio” como traducen en Casa Rosada- transita ese liderazgo “consensual” de Fernández. Así lo explicaba un estrecho colaborador del jefe de Estado en las últimas horas: “No le dimos entidad al pedido de juicio político al titular de la Corte, Rozenkrantz, que hizo la diputada Vanea Siley. Apenas salimos a negar en off. No tiene sentido darle importancia a esos intentos”, apuntó. Igual el kirchnerismo siguió en la semana con su embestida hacia el máximo tribunal: la Secretaría de Derechos Humanos, de Horacio Pietragalla, avisó unas pocas horas que no concurriría a la reunión de la Comisión Interpoderes que busca agilizar los juicios de lesa humanidad, en otro desaire hacia los cortesanos.

Frente a los desafíos de la crisis económica, el Ejecutivo busca abroquelarse y dar impulso al anhelado modelo de “producción y trabajo”. El último jueves el presidente participó de la presentación del libro homenaje a Néstor Kichner, “Néstor, el hombre que cambió todo”, de un ultra K, como Jorge “Topo” Devoto. Volvió a darse un baño del primer kirchnerismo, el que siempre reivindicó. “Fue el mejor presidente que la democracia tuvo”, lo ensalzó Fernández y valoró su legado en la juventud en funcionarios que hoy tiene en su gabinete, como Wado de Pedro o Fernanda Raverta. Este viernes, en tanto, volvió a pedir que “no nos hagan perder tiempo en disputas que no existen” y dio un respaldo al ministro de Economía, Martín Guzmán, en medio de la incertidumbre por el valor del dólar que trepaba a $162 en su cotización “ilegal”.

Los anuncios del proceso de “reconstrucción”, basados en la obra pública y en planes de aliento al consumo, aún no han logrado cambiar las expectativas del mercado, más allá de los “brotes verdes” que el ministro Matías Kulfas (Producción) viene susurrando a los oídos de la mesa chica del Ejecutivo. Por eso serán acompañados por otro relato, el de la “peronización”, para alejar los fantasmas del “alfonsinismo tardío” que algunos dirigentes kirchneristas le enrostraban al jefe de estado. Será el sábado 17 de octubre con una celebración virtual que ya arrancó su convocatoria por las redes, a través de “#75Octubres”, y en la que se le ofrecerá a Fernández la jefatura del PJ. Así, De Pedro se sumó a esta movida con la consigna “más leales que nunca a las banderas de Perón, Evita, Cristina y Alberto”, una frase que resume todo, lo que se dice y lo que no.

En este marco, sorprendió el gobierno con la subasta de un departamento de Puerto Madero, que pertenecía a uno de los acusados de ser testaferro de Daniel Muñoz, el ex secretario del matrimonio Kirchner, en una decisión de la Aabe (ex Onabe). Este organismo de Jefatura de Gabinete oficializó la compulsa, que tendrá una base de $68,7 millones, y venía congelando el remate de los denominados “bienes de la corrupción”, una potestad que le dio Mauricio Macri en 2018 cuando naufragó el trámite legislativo de la extinción de dominio.

Casualmente en Casa Rosada vienen sosteniendo la figura de Santiago Cafiero, quien es cuestionado por algunos sectores del FdT. No dieron lugar a los rumores desatados por las dos visitas semanales de Aníbal Fernández, almuerzo con el presidente incluido. “Aníbal siempre se busca vender”, dijo un funcionario cercano al jefe de Estado.

Para Fernando “Chino” Navarro, que también ocupa un despacho en Balcarce 50 y decidió ir a la justicia federal luego que Sergio Berni lo sindicara como uno de los autores de la toma de Guernica, Cafiero “es un muy buen jefe de gabinete y en un momento difícil como lo es en pandemia”.

Para evitar que escalen aquellas rencillas internas, y sabiendo del “andar zigzagueante en lo discursivo de Alberto”, en el oficialismo intentarán homogeneizar el relato oficial sobre la reconstrucción y la mística del FdT.

No parece una tarea fácil. Pero, como dijo un confidente presidencial, “si no logramos bajar la pobreza a mediados de 2021, no tenemos nada que hacer (en las elecciones). Tenemos que ir para adelante con lo que proponemos. El dólar es un problema pero el bono en pesos atado al dólar que se lanzó esta semana fue un éxito, tuvo 3 veces más pedidos que lo ofertado”, se esperanzó.