Coletazos de la pandemia: el COVID-19 y el drama de los nuevos pobres - Política y Medios
05-07-2025 - Edición Nº6364

ANÁLISIS

Coletazos de la pandemia: el COVID-19 y el drama de los nuevos pobres

Según el Banco Mundial, como consecuencia de la crisis actual, aparecerán entre 40 y 60 millones de nuevos pobres. El nuevo escenario requiere políticas públicas nuevas: los acuerdos, el diálogo y la fraternidad como verbos de la acción colectiva serán los paradigmas para lograr superar una de las crisis humanitarias más importantes de la historia.

Por: Lic. Claudio Vasquez- Subsecretario de Economía Social Municipalidad de Neuquén

 

Desde que se declarara la pandemia del COVID-19 y las consiguientes medidas de confinamiento en buena parte del planeta, analistas y organismos internacionales se pusieron a trabajar en distintas predicciones para este año. En las últimas semanas han ido llegando, con goteo, estimaciones acerca del comportamiento del PBI, la deuda, el comercio, el turismo, las remesas internacionales de migrantes o las perspectivas de desarrollo humano. A estas estimaciones se han sumado, también, las de pobreza.

No hay consenso acerca de cuántos nuevos pobres dejará esta crisis. Así, por ejemplo, en lo que respecta a América Latina y el Caribe, podría aparecer una bolsa de más de 23 millones de nuevos pobres, según la CEPAL. A escala mundial hay un cierto baile de datos, si bien las estimaciones coinciden en que, por primera vez en este siglo, se producirá un repunte de la pobreza global.

Según un equipo de analistas del Banco Mundial, como consecuencia de la crisis actual, aparecerán entre 40 y 60 millones de nuevos pobres extremos, que son los que viven con menos de 1,90 dólares diarios, en paridad del poder adquisitivo (PPA) y a precios de 2011. Esto es, personas que se sitúan por debajo de una línea de pobreza extrema, definida por el ingreso o el consumo mínimos para garantizar la supervivencia.

Si bien las previsiones de la ONU están en ese orden de magnitud (con una previsión de unos 34 millones de nuevos pobres), otro equipo de investigación, liderado por Andy Sumner, ha publicado recientemente en UNU-WIDER estimaciones más alarmantes: los pobres extremos podrían aumentar hasta en 580 millones de personas; una cifra similar a la que pronostica Brookings Institution.

[¿Y en Argentina?]

En el actual contexto, las condiciones de vida, tanto de los sectores medios bajos como del sector informal de la economía social, se deterioran aún más, y con ello no sólo hay más nuevos pobres, sino que los pobres estructurales son más pobres.

En este contexto, Argentina ya venía con una caída económica bastante aguda con el gobierno de Mauricio Macri: según datos arrojados por la UCA, antes de la pandemia, la pobreza rondaba el 30 %.  Sin embargo, la cuestión que preocupa por estas horas son los nuevos pobres que trae el coronavirus. Estos nuevos pobres son quienes han perdido sus ingresos producto de la cuarentena y de las estrictas condiciones impuestas por el gobierno para cuidar a la población. Estos nuevos pobres no estaban acostumbrados a estar sin comida, sin algunos servicios, sin recreación, sin contención social. Aislados y distanciados. Estas características también pueden denominarse pobreza. Negocios y comerciantes cerrados, empresas en pausa, y aumentando la desocupación, en pos de cuidar la salud. Por supuesto que es un escenario totalmente nuevo, con reglas, hábitos y costumbres transformadas. Hay que adaptarse y la clase media Argentina tiene experiencia en este sentido a lo largo de su historia.

[La recuperación es de abajo hacia arriba]

Los nuevos pobres, son la clase social que, por la pandemia, cayeron por debajo de los ingresos necesarios para sobrevivir. Ya no importa en qué barrio vivís o cuál es tu oficio o profesión. El análisis social, surge de la actividad económica que, por sus características, ha sido más golpeadas por las políticas de aislamiento y distanciamiento social. Por supuesto que reinventarse será el desafío principal para aquellos que han quedado en el camino de la pandemia. Reinventarse con respecto al trabajo, a educarnos y a comunicarnos de otras formas. También esta transformación genera una dependencia de Internet y de los datos móviles, donde muchos sectores hoy quedarán excluidos, no solo por no contar con dicho servicio, sino también por no tener cultura digital.

El nuevo escenario requiere políticas públicas nuevas: solidaridad del pueblo, compromiso de los que aún tienen recursos y una perspectiva sin recetas viejas y con ideas innovadoras serán las claves necesarias para salir de esta crisis regional y global. Los acuerdos, el diálogo y la fraternidad como verbos de la acción colectiva de los pueblos serán los paradigmas para lograr superar una de las crisis humanitarias más importantes de nuestra historia.  

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