
El gobierno está abocado a hacer frente a la pandemia económica cuando aún la emergencia sanitaria por el COVID no ha dado tregua: la búsqueda de recursos ya sea cerrando el drenaje de dólares del Banco Central o quitando dineros de la Coparticipación Federal a la Ciudad de Buenos Aires -con el consiguiente enfrentamiento político- no tienen otro objetivo que ir generando mayor financiamiento para hacer frente a las demandas de una población empobrecida. La semana próxima, por caso, deberá hacer un ofrecimiento a los estatales nacionales que vienen reclamando por el silencio paritario desde hace meses y se hicieron oír nuevamente tras el levantamiento de la Policía Bonaerense.
Este viernes, el presidente Alberto Fernández admitió que la Ciudad de Buenos Aires y el GBA están "en una meseta" en los contagios de coronavirus, aprovechando un acto en el que se presentaron obras en el Hospital Churruca de la Policía Federal. Fue una declaración informal que dio cuenta del nuevo tiempo: no hubo anuncio tripartito con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof desde Olivos, lo que exhibe una nueva etapa del Aislamiento Preventivo y Obligatorio (ASPO) producto de la tensión con la Ciudad por la quita de 1,2% de Coparticipación Federal que promete agudizarse en las próximas semanas por una poda mayor a esos recursos.
Sí hubo una reunión el jueves por la noche en la quinta presidencial en la que, en un aparte con el alcalde porteño, el jefe de Estado escuchó de "su amigo" las quejas y el anticipo del recurso de amparo que presentaron los abogados porteños ante la Corte Suprema para anular la medida dispuesta por Presidencia. Ese mismo día hubo récord de casos positivos en todo el país, 12701, pero ya no se escuchan por esa residencia los consejos del comité de expertos en infectología (hubo un comunicado por redes llamando a no mezclar la “grieta” con la emergencia sanitaria).
En Provincia, incluso, han destacado un "descenso" de los contagios en el Conurbano y, por ello, el foco sanitario hoy está puesto más en lo que sucede en distritos como Santa Fe y Córdoba que no "adoptaron medidas para fortalecer el sistema sanitario como lo hicimos en el AMBA".
Es evidente que este cambio discursivo no sólo se explica por el amesetamiento de los casos de COVID, en un nivel "alto" según admiten en las jurisdicciones, sino en la necesidad de hacer frente a la crisis económica. Si el presidente acepta que su poderosa vicepresidenta, Cristina Kirchner, avance en su agenda judicial -como bien expuso el freno exprés que aplico el Senado a los traslados de los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi- también parecería hacer lo propio con la estrategia de confrontar con Larreta en busca de recursos y diferenciación política. Se trata de cuestionar a "la opulencia porteña" al asimilarla a un modelo que repele la ambición de federalizar los recursos en el marco de un proyecto que promueva la "Producción y el Trabajo", tal como indica el remozado relato oficial.
Con todo, siguen los ruidos internos hacia dentro del oficialismo. La decisión del último martes de endurecer el cepo cambiario dejó en offside una declaración del ministro de Economía, Martín Guzmán, que 48 horas antes se había manifestado en contrario repitiendo su mantra de "tranquilizar la economía" como un paso previo a la ansiada recuperación de la actividad. Tanto el titular del Central, Miguel Pesce, como la directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont -que negocia con el ex asistente de Joseph Stiglitz una reforma tributaria-, lograron imponer el cerrojo a la salida de dólares.
En Casa Rosada intentaron minimizar esas diferencias y la alarma que causaron las nuevas medidas, como la obligatoriedad para que compañías endeudadas en divisas logren reestructurar esas acreencias. "Son 10 empresas en esa situación. Acá hay que ganar tiempo para que se calme el mercado. Y tampoco es entendible que quienes cobraban el IFE hagan Puré (comprar oficial y vender en el mercado blue para hacerse una diferencia en pesos). Falta conciencia sobre la situación de crisis en la que estamos", explicó un funcionario con despacho en el primer piso del palacio gubernamental.
En el oficialismo no sólo alertaban sobre la escasez de dólares, sino que, de no haber adoptado esta drástica medida, la inflación podría haber sumado "5 puntos adicionales" en el último trimestre a consecuencia de las irregularidades que sobrevendrían en el mercado.
Pese estas argumentaciones, en el gobierno conviven dos objetivos -según quien sea consultado- para hacer frente a la histórica restricción externa que afecta a la Argentina: sustitución de importaciones y aumento de las exportaciones. "Biotecnología y alimentos", serían los dos puntales para los funcionarios que impulsan mayores ventas al exterior y ponen como ejemplo el boom de respiradores fabricados en Córdoba tasados a 40 mil dólares por unidad.
Se trata, en última instancia, de relatos que vuelven a aflorar para hacer frente a la necesidad de restringir el goteo de divisas: lo mismo que la presunta recreación de un mercado de capitales con plazos fijos en pesos, con un interés del 33%, que le ganarían a la inflación.
Tras la conquista salarial obtenida por la Bonaerense, distintos gremios estales se desperezaron y volvieron a reclamar ajustes en sus ingresos. Tanto ATE como UPCN, que venían presionando por lo bajo, lograron adelantar la discusión de la pauta salarial de la paritaria congelada a fines de mayo pasado. El próximo martes habrá reunión en Casa Rosada pero se descuenta que no se ofrecerá un incremento que equipare un IPC anual estimado en un 34%. “Habrá que elegir en seguir financiando el IFE o pagar esta suba. Todo no se puede”, se resignaban esta semana en Balcarce 50.
Sin descuidar la urgencia económica, el otro dato de la semana es que el Ejecutivo decidió incrementar la confrontación con la oposición. Aunque en el oficialismo admiten que por una cuestión de conveniencia electoral prefieren “subir al ring a Mauricio Macri”, quien detenta una alta imagen negativa en las encuestas, no dudarán en emprenderla contra Larreta. “Se tiene que hacer cargo de su jefe político. Macri está acostumbrado a mandar y no en vano divulgó esa carta apenas unos días después de la comentada conferencia de prensa de Larreta por la quita de la Coparticipación”, concluyeron en Casa Rosada.