
Finalmente cerró la emblemática fábrica metalúrgica de Renault en Tandil. Más de cien personas quedaron sin trabajo luego de la decisión tomada por la dirección de la empresa. Nada quedó de la industria que supo emplear más de dos mil trabajadores en la década del 70 y que es un símbolo en la ciudad.
La decisión se conoció ayer a última hora y la UOM Tandil, dirigida por el sindicalista Carlos Romano, convocó inmediatamente a una asamblea. En ella se comprometió al sostenimiento de la pelea por los puestos de trabajo. Habrá una movilización de los trabajadores el 16 de octubre, que se espera sea masiva y acompañada por la ciudadanía.
Los empleados estaban suspendidos hasta el 31 de octubre, cobrando el 80% de sus haberes, mientras el gremio y la patronal buscaban una solución para la continuidad del trabajo en la empresa. Romano disparó contra la firma porque el acuerdo era lograr salvar a la compañía, mediante negociaciones con el Ministerio de Trabajo como mediador, al menos hasta el 31 de octubre.
A pesar de la falta de voluntad denunciada por el gobierno, la dirección de la fábrica adjudicó el cierre de la empresa al actual contexto económico. Apertura de importaciones, tarifazos, caída del consumo y aumento de los costos fueron la razones de la patronal. Sin embargo, Romano dijo que “nunca las creí ni las voy a creer” y añadió que el cierre se produjo porque “no la quieren más”.
Buscarán una salida política al asunto. Para esto pretenden contar con el acompañamiento de distintos sectores de la política local y del gobierno municipal conducido por Miguel Lunghi. El jefe de gabinete, Julio Elichiribehety, adelantó que buscarán gestionar proyectos “de reconversión” de la empresa para el mantenimiento de las fuentes laborales.