
La dependencia existente en materia tecnológica por parte de los países menos desarrollados en el mundo no para de crecer y este hecho, lejos de aumentar la igualdad, ensancha la brecha existente con los del “primer mundo”. Esto se debe a que para adquirir mencionados avances es necesario realizar una enorme inversión que en momentos de crisis no es posible llevar a cabo. Muchos países, como consecuencia de que los problemas urgentes tapan a los importantes, no tienen otra opción que quedar relegados en esta carrera.
En el caso argentino, la existencia de instituciones como el INVAP y la FAdeA nos permiten desarrollar tecnologías en el país, a través de la implementación de mano de obra y conocimiento nacional y para el provecho de no solo nuestros ciudadanos y ciudadanas sino también de todo el mundo. El convenio que se firmó el pasado 27 significa un paso de gran importancia para retomar las sendas del desarrollo nacional que tanto anhelamos ya que permite alcanzar metas y avances tecnológicos que de ser adquiridos en el extranjero nos costarían mucho más.
Además, el fomento de nuestras capacidades nacionales a través de convenios como este nos permitirá crear puestos de trabajo genuinos, incentivar el desarrollo de nuevas tecnologías pensadas, producidas y utilizadas en el país, aumentar la seguridad y vigilancia del vasto territorio argentino, generar ingresos en materia de exportación, fomentar el conocimiento técnico, permitir que nuestros científicos y científicas encuentren incentivos para llevar adelante su vida profesional en el país, entre otras ventajas.