
La Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, renunció a su cargo. En Casa Rosada celebrarán dicho suceso, al mismo tiempo que se barajan nombres para su reemplazo. El gobierno preparaba reformas para la remoción de la jefa de los fiscales ya que se no iba a poder conseguir los dos tercios en el Congreso para separarla de su cargo.
Dicha reforma ya había sido anunciada por el ministro de justicia, Germán Garavano. Ante esto, Gils Carbó sostuvo en su carta de renuncia que lo hace con "la esperanza de que esta decisión disuada reformas que, amén del deblitamiento señalado, rompan el equilibrio que debe regir en el sitema de administración de la justicia". Sin embargo, al enterarse, Garavano insistió con la idea de una reforma.
Gils Carbó ocupaba el cargo al frente del Ministerio Público Fiscal desde el 29 de agosto de 2012. En la renuncia, consideró haber "profundizado la transformación Ministerio para colocarlo a la altura de los tiempos y de las demandas sociales en materia de política criminal, con perspectiva de derechos humanos y acceso universal a la justicia".
A partir de una denuncia presentada de forma anónima, modus operandi de los servicios de inteligencia del país, se acusó a Gils Carbó de administración fraudulenta por la compra de un edificio, domiciliado en la calle Perón al 600, donde funcionan las dependencias del Ministerio.
Desde la asunción de Mauricio Macri a la primer magistratura del país, la doctora Alejandra Gils Carbó sufrió innumerables presiones para que deje su cargo. Las denuncias contra su persona no inclinaron la balanza sino que, como sostiene en su renuncia, lo que la motivó fue la intención de evitar una reforma que atente con el funcionamiento de la República y sus instituciones.