
El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, en Chile, marcó un punto de quiebre para toda América Latina. Ese día comenzó la oscura noche de la historia regional.
El gobierno socialista de Salvador Allende, que había llegado al poder a través del voto popular, fue derrocado a través de un golpe de Estado fomentado, apoyado y financiado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
La Casa Blanca había dado sobradas muestras de que no toleraría “otra Cuba” en la región. Mucho menos si esa experiencia socialista contaba con el apoyo de las urnas.
El golpe de Estado comandado por Augusto Pinochet, echó por tierra los sueños de millones de hombres y mujeres que, a lo largo de todo el mundo, veían en el gobierno de Allende el punto fundacional para la construcción de una sociedad más justa.
Con el bombardeo al Palacio de la Moneda (la Casa de Gobierno de Chile) y el asesinato del presidente Allende comenzó la dictadura de Pinochet, en cuyo recorrido dejaría miles de muertos y presos políticos, la implantación de un modelo neoliberal (gestado desde Estados Unidos con Milton Friedman y “Los Chicago Boys” a la cabeza) y la articulación con la CIA y las dictaduras de Argentina, Paraguay y Brasil, para la implementación del Plan Cóndor que ensombrecería a todo el Cono Sur.
El campo popular debió esperar hasta fines del siglo XX y principios del siglo XXI, para volver a construir las condiciones que permitieran el triunfo de nuevos gobiernos progresistas, de izquierda, socialistas en América Latina.
Como fiel exponente de los valores que encarnaba Allende, el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, rindió homenaje a la memoria del líder chileno.
A través de su cuenta de Twitter, Morales señaló que “manejado por la CIA, Pinochet derrotó a Allende y abrió historia negra del Plan Cóndor y dictaduras, que se reciclaron en época neoliberal”.
“Allende nacionalizó el cobre y ofreció solución histórica para que Bolivia retorne soberana al Pacífico. Oligarquía no se lo perdonó”, agregó.
El mandatario boliviano aseguró que “el mejor homenaje que podemos rendir a Salvador Allende, es luchar por una América digna, unida, socialista y antiimperialista”
Morales afirmó: “El 11-S está en la memoria del mundo. Recordamos el golpe organizado por EE.UU. en Chile y la muerte de inocentes en Nueva York”.
El 11 de septiembre de 1973 los procesos populares recibieron un duro revés, pero los pueblos no se entregan y, 44 años después, los sectores populares siguen la lucha por un mundo mejor, más justo, más solidario, un mundo como aquel que soñó Salvador Allende.