
La multitudinaria movilización de ayer prometía el comienzo de un plan de lucha, con el anuncio de un paro general, por parte de la Confederación General del Trabajo que atraviesa una crisis de representatividad luego de la salida de Hugo Moyano. Nada de eso pasó y los conductores de la central obrera tuvieron que retirarse con fuerte custodia.
La jornada, se sabía, excedió a la estricta composición sindical, ya que acompañaron el reclamo numerosas columnas de los movimientos sociales, las organizaciones de trabajadores informales y la mayoría de los partidos políticos. Así, la situación sobrepasó a los líderes gremiales que salieron a argumentar que la marcha de ayer era “sólo para apoyar a los trabajadores del sector industrial y no para poner fecha a un paro”.
Es difícil creer que Schmid, Daer y Acuña no hayan considerado que la multitud heterogénea que movilizó no iba con ese sólo objetivo. El esperado anuncio de un paro general había distorsionado el motivo inicial de la marcha. Ayer, el triunvirato tenía la oportunidad de sumar un importante consenso a su favor por parte de los trabajadores y de sectores de la sociedad al anunciar la huelga, para lo cual le sobran los motivos: pérdida de puestos de trabajo, pérdida de poder adquisitivo, aumento de las tarifas, despidos masivos y caída de la producción industrial, en sólo un año y tres meses de gobierno.
Cuando una conducción, formada por tres miembros, necesita construir legitimidad resulta incomprensible que no hayan oído la demanda de los trabajadores. Jugar al misterio o retrasar la medida, en este caso, sólo genera desconfianza y aumenta la creencia de que son complacientes con un gobierno que no paró solo un día de golpear el bolsillo de los asalariados. “Tenemos que garantizar la paz social”, sostuvo Carlos Acuña luego del acto en que tuvo que irse fuertemente custodiado.
Los líderes cegetistas acusaron a “grupos minúsculos” y “sectores enrolados en el kirchnerismo” de boicotear el acto y tomar el palco como un trofeo de guerra. El libreto no conformó a nadie y habrá que ver cómo logran reponerse de esto que parece ser un golpe duro contra la legitimidad del triunvirato. El llamado a un paro puede concretarse en los próximos días pero ayer numerosas bases sindicales demostraron no confiar en la actual conducción para hacer frente a las políticas del gobierno de Mauricio Macri.
¿Cómo ante cientos de miles de trabajadores Acuña puede sostener que la movilización sólo fue para apoyar a los trabajadores del sector industrial? ¿Se puede hacer una lectura política tan errónea? El discurso de los oradores comenzó más de una hora antes de lo previsto, no permitiendo la llegada de numerosos sectores que se encontraban en camino al acto, la decisión de hacer la movilización a un lugar poco simbólico en lo que a lucha obrera respecta y no haber anunciado la esperada medida de fuerza, sólo refuerza la idea de que la CGT, en lugar de representar a los trabajadores, continúa en negociaciones con el gobierno de Mauricio Macri