Por Héctor Bernardo

En diálogo con Política&Medios, el diputado nacional por el Frente para la Victoria (FpV), Martín Doñate, criticó con dureza a la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso. El legislador aseguró: “Ahora los grandes CEOs administran los negocios desde el sillón del Estado”.

Doñate señaló: “Nosotros denunciamos al ministro Aranguren y a otros funcionarios en la Oficina Anticorrupción (OA), alertando sobre la incompatibilidad que tenían para ocupar sus cargos. Luego llevamos la denuncia ante la Justicia, porque la complicidad de Laura Alonso era evidente. No solamente no hacía nada, sino que les indicaba los mecanismos para ocultar el delito. Les decía como debían trasladar la firma para evadir la imputación del delito”.

“Ahora estamos expectantes de que avance la causa judicial contra Aranguren. Él nunca debería haber sido el máximo responsable del Ministerio de Energía”, afirmó.

Luego, el diputado remarcó: “Nosotros también hicimos una denuncia contra Laura Alonso. Cuando se desató el escándalo de los Panamá Papers, a los 10 minutos de conocerse el caso, Alonso salió en defensa del presidente Mauricio Macri y aseguró que no había delito. A eso se suma el caso Lewis (Joseph Lewis). El presidente dejó a su familia de vacaciones en la casa de este magnate inglés que es dueño de Transener (empresa de transporte de energía eléctrica). Fueron elementos que acercamos a la Justicia para que se investigue la actuación de Laura Alonso que ha sido patética, lamentable y va en contra de lo que indica el rol que cumple. Ella tendría que velar por el cumplimiento de la Ley de Ética Pública. Pero Laura Alonso se encargó de cubrir cada uno de los delitos de la administración de Macri”.

Por último, Doñate aseguró: “La única explicación que tiene esto, es que el mercado ha ocupado el lugar del Estado. Ahora los grandes CEOs administran los negocios desde el sillón del Estado. Quieren un Estado ausente que no los controle y ni regule. Para eso necesitan tener funcionarios que, sino son representantes de sus empresas, por lo menos tienen que tener la convicción y la vocación de garantizar este fenomenal negocio para pocos y en desmedro de la gran mayoría. En ese contexto, Laura Alonso transformó la Oficina Anticorrupción en la Oficina de la Autoprotección para todos estos personajes que hoy, a partir de las decisión que firma en un escritorio del Estado, están beneficiando sus propios negociados”.