¿Ni una menos? La hipocresía de una cultura - Política y Medios
28-03-2024 - Edición Nº5900

¿Ni una menos? La hipocresía de una cultura

Reproducimos una nota de opinión para el debate del portal “La Batalla Cultural".

Hoy se realiza la tan esperada marcha de ‘Ni una menos’, una concentración que ha sido ampliamente publicitada en los medios y que promete ser masiva contra la violencia de género y el femicidio como su forma quizá más visible.

Podría decirse de la consigna que pudo ser más amplia, que pudo abarcar todas las formas de violencia de género o incluso ubicar la cuestión en el contexto general de una sociedad que se ha vuelto muy violenta en las últimas décadas. Pero algo siempre es algo y toda movilización hacia la conciencia social es bienvenida y debe ser apoyada.

También podríamos adelantar la gran cantidad de oportunistas que querrán subirse al carro para promocionarse a sí mismos, pero tampoco se les puede criticar a los organizadores por algo que es poco menos que inevitable: allí donde están las cámaras y los micrófonos, estarán también los oportunistas, algunos de ellos radicalmente opuestos al sentido de la movilización.

La crítica aquí, opinamos, debería dirigirse al conjunto de la sociedad argentina. La nuestra es una sociedad que hoy apoya y aplaude la iniciativa de ‘Ni una menos’ pero lo hace de manera hipócrita; una sociedad cuya cultura es misógina y violenta, y que no ha avanzado mucho en esos aspectos en las últimas décadas, sino que todo lo contrario.

El arte parecería ser un reflejo de la cultura general de una sociedad y podría decirse que, de alguna forma, sintetiza y pone de manifiesto los rasgos más salientes de la cultura en cuestión. Una expresión artística no aparece disociada del ambiente cultural que la genera o, en otras palabras, no sale de un repollo. Y es allí, en el arte, donde podemos buscar indicios de la misoginia imperante en nuestro país.

Existe un sector numeroso (quizá demasiado numeroso para el gusto progre de algunos) de la sociedad que reivindica la figura de Ricardo Barreda, el odontólogo platense condenado a cadena perpetua por asesinar a cuatro mujeres, nadie menos que su esposa, su suegra y su dos hijas. Barreda sería para ese sector un ejemplo de hombre que “se puso los pantalones largos” (nótese la misoginia contenida en esta ancestral expresión de nuestro lenguaje) y supo terminar a escopetazos con la tiranía de las mujeres que lo oprimían psicológica y moralmente. Algunos lo califican de héroe. Héroe.

Como respuesta a esa valoración de Barreda y su obra, Ciro Pertusi y Pablo Marchetti, dos muchachos que supieron posar de progres pero que jamás fueron otra cosa que liberales conservadores, plasmaron el concepto en sendas canciones, dejando testimonio en el arte de una idea que subsiste en el imaginario popular: Barreda hizo justicia.

Con su banda Attaque 77, Ciro Pertusi homenajeó en 2003 a Barreda con el tema ‘Barreda’s way’, cuya letra consiste de un descargo en primera persona, como en él hablara el propio Barreda:

“Tuve una esposa y dos hijas
Y mi suegra basureándome de aquí para allá,
Siempre me decían “conchita”
Me trataban como mierda sin razón en mi hogar…
Pero un día me cansé de esperar
Ya no quería seguir volviéndome insano.
Se burlaron de mí y ahí nomás les disparé…
Si volviera a nacer lo habría intentado otra vez.”

Claro está, una vez más, que como era “basureado” y tratado “como mierda sin razón” en su propio hogar, Barreda se cansó, puso las cosas en su lugar y lo hubiera hecho de nuevo si volviera a nacer. Un hombre con firmes convicciones, según el valiente Pertusi.

Pablo Marchetti, por su parte, un hombre al que le gusta correr por izquierda a quienquiera y presentarse como progresista a ultranza en televisión, mostró la hilacha neoliberal y gorila con ‘La cumbia del odontólogo’, una pieza musical que clasifica a Barreda como un artista y héroe, y reclama para él “una vida grata” y la libertad. La letra es larga y puede verse entera aquí.

Mientras en el sentido común general de la sociedad argentina esté instalada la idea del femicidio como acto de justicia en situaciones que se perciben como tiranía de las mujeres, el femicidio seguirá siendo práctica frecuente. La batalla es, por lo tanto, cultural contra ese sentido común y hacia uno nuevo. No obstante, no nos vendría mal un Poder Judicial que se pusiera “los pantalones largos”, por utilizar la expresión misógina que subsiste en el lenguaje y que se supone significa “hacer lo debido”. Claro, porque en nuestra cultura, hasta la actualidad, hacerlo es atribución exclusiva de los varones.

Fuente: http://www.labatallacultural.org/2015/06/barreda-pertusi-marchetti.html

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