MALVINAS: “Los británicos quisieran que hoy gobierne un Galtieri”, dijo Ernesto Alonso del CECIM - Política y Medios
12-11-2024 - Edición Nº6129

MALVINAS: “Los británicos quisieran que hoy gobierne un Galtieri”, dijo Ernesto Alonso del CECIM

Malvinas ya no es solo la guerra. Es una causa regional en el marco de una disputa geopolítica mundial. También es la necesidad de esclarecer qué pasó en el ´82. No todos los soldados argentinos que murieron en las islas fallecieron a mano de tropas inglesas. Muchos fueron torturados por sus propios superiores.

El relato hegemónico durante los años ´80 y ´90 instaló que las víctimas de la dictadura solo estaban aquí, en tierra; y que los caídos en Malvinas fueron consecuencias del conflicto bélico. Sin embargo se cometieron los mismos delitos en los centros clandestinos de detención que en las islas. Como el ejecutor de esos crímenes fue el Estado encarnado en las Fuerzas Armadas, se trata de lesa humanidad, y por tanto, de delitos imprescriptibles.

El Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (C.E.C.I.M.) denunció estos hechos en 2007. Este año la Corte Suprema de Justicia de la Nación falló en contra de investigar y juzgar dichos delitos.

Ahora el organismo, apoyado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, acudirá a la instancia internacional. Ernesto Alonso es ex combatiente y secretario de Relaciones Institucionales del CECIM, presenció los estaqueamientos, torturas y vejámenes que señala la denuncia.

—¿Cómo transcurrió esta búsqueda de justicia hasta llegar al fallo de la Corte?

—Apenas llegamos de Malvinas pretendíamos que se forme una comisión bicameral que investigue los hechos ocurridos. Durante la década del ´80 con la desmalvinización y en los ´90 con la impunidad fue imposible avanzar. En el año 2007, a partir del trabajo que hizo el entonces subsecretario de derechos humanos de la provincia de Corrientes, el Dr. Pablo Vassel, se presentó por primera vez una denuncia formal con los primeros 25 casos que a su entender, después de haber escuchado el testimonios de los soldados, configuraban delitos. Esa presentación se hizo en el juzgado federal de Río Grande, en Tierra del Fuego, porque ese es el juzgado que tiene jurisdicción en la parte norte de la isla y cubre el área de Malvinas.

A partir de allí se presentaron más denuncias, se trabajó con distintos organismos de derechos humanos, con las secretarías de algunas provincias y llegamos a concretar 120 denuncias que imputaron alrededor de 80 militares. Parte de los imputados realizaron algún tipo de apelación, el juzgado de 1ª instancia declaró que se trataba de crímenes de lesa humanidad. En 2ª instancia la cámara de apelaciones se expidió en el mismo sentido. Cuando llegamos a la cámara de casación penal en 2011 nos encontramos con una sala muy particular, conformada entre otros por el juez Madueño, el juez Fégoli, vinculados con historias de mucho acompañamiento a las políticas de la dictadura. Esta cámara dictó la prescripción.

Es allí que el CECIM como querellante presentó el recurso ante la cámara de casación que fue denegado y por eso terminamos en la Corte Suprema de Justicia con un recurso de queja. Después de 3 años, la corte resolvió en 3 renglones. Nos cuesta decir que es un fallo, más bien se sacaron el tema de encima.

—¿Cómo evalúan el fallo y cuáles serán los próximos pasos?

—No podemos dejar de analizar el contexto en que se dio. Al CECIM nos notificaron el 20 de febrero. Esto fue fechado el 19, un día después de la marcha donde aparece este sector de la justicia que denominamos Partido Judicial. Queremos hacer un llamamiento a los organismos de derechos humanos a que tengamos mucho cuidado porque acá hay alguien que quiere coartar el proceso de memoria, verdad y justicia. Lo vemos por ejemplo con el tema de la causa Papel prensa donde no se llama a indagatoria a los imputados; también con los Blaquier de Ledesma, con Massot en Bahía Blanca… Hay cierta parte de la justicia que no quiere avanzar sobre los responsables civiles. Así que salimos públicamente a rechazar este fallo y nos manifestamos frente a la Corte.

La vía que analizamos es ir a la instancia internacional, sobre todo después del 1 de marzo, cuando en la Asamblea Legislativa la presidenta dio cuenta de que nos escuchó. Hay que analizar esto: la presidenta de la nación dice ‘vayan a la instancia internacional a litigar contra el propio Estado argentino porque acá hay un poder que no los está escuchando y está negándoles justicia.’

Estamos trabajando en la presentación para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Hemos tenido muchísima solidaridad en el transcurso de este tiempo, con resoluciones de legislaturas provinciales, tanto en Corrientes como Chaco y Buenos Aires; nos avala también una resolución del Concejo Superior de la UNLP que repudia el fallo y nos va acompañar como Amicus Curiae; el concejo internacional de promoción de derechos humanos que preside Baltasar Garzón, entre otros. Hemos tenido también el apoyo de la Comisión Provincial por la Memoria, la agrupación Hijos y la DAIA. Nuestro objetivo es hacer la presentación concreta ante la Comisión durante el mes de abril.

—¿Cuáles serán sus argumentos?

—Si alguno de los jueces se atreve a tener una conversación con cualquiera de los compañeros que sufrieron en carne propia los vejámenes que denunciamos, creo que cambiaría de parecer y además se vería en la obligación, como funcionarios públicos, de denunciar que hay un delito. Porque los compañeros fueron torturados, fueron picaneados. Se analiza el asesinato de soldados en Malvinas por las propias fuerzas armadas; la muerte por hambre de soldados porque se ordenó no darles de comer; el caso de los compañeros que eran judíos y fueron torturados por su religión.

A Malvinas no fue el Ejército de San Martín, fueron las fuerzas armadas de Galtieri y de Videla bajo la doctrina de la seguridad nacional. Nosotros como colimbas en esa época, los jóvenes, también estábamos configurados como posibles enemigos. Hay mucho que contar respecto de lo que pasó durante la dictadura con los colimbas. Hubo 129 soldados desaparecidos que hacían el servicio militar obligatorio. Hablamos de esos tipos que cometieron las mismas aberraciones que hacían en los centros clandestinos de detención. Benjamín Menéndez, Astiz, Pernía, Rolón, el Tigre Acosta, los pilotos de los vuelos de la muerte, los apropiadores de bebés, también participaron en Malvinas.

En la época de la impunidad, allá por los 90’, se quiso tapar todo esto y se le dio identidad a íconos que eran falsos héroes para nosotros como el caso de Rico y Seineldín. En el regimiento de Seineldín se picaneaba a los soldados con los teléfonos de campaña. Creo que hay una asignatura pendiente, la sociedad debe saber qué pasó con sus soldados en Malvinas. Buscamos un proceso judicial que no tuvieron nuestros compañeros, porque se aduce que este tipo de “castigo’’, era para disciplinar a la tropa, y no es así.

—Para finalizar, fuiste parte de la guerra en el 82’, hace 33 años que trabajás desde el CECIM, atravesaste gobiernos de lo más disímiles y distintos momentos de la política internacional. ¿Cómo ves hoy el tema Malvinas?

—Ya dejó de ser una conexión directa que Malvinas es la guerra. Malvinas es mucho más que la guerra. Hoy por hoy es la cuestión Malvinas. Acá la discusión no es 14.000 km. de piedra y turba, es la proyección hacia la Antártida, el futuro que tenemos los argentinos en relación a los recursos naturales que podemos obtener de esa plataforma continental. Los gobiernos populares que empiezan a tener una política restauradora de derechos hacia sus pueblos toman esta causa como una causa latinoamericana. Hoy la cuestión Malvinas es una causa regional, hay una denuncia permanente hacia esa militarización del Atlántico Sur, la base militar en Malvinas no solo afecta a la paz de Argentina sino que afecta la paz de la región.

El conflicto de Malvinas en el ´82 se dio en plena Guerra Fría. Hoy tenemos otro mundo, hay una relación distinta en la escala mundial. Aparecen otras polarizaciones, distintas relaciones y un nuevo rol de países como China y Rusia. Las Islas Malvinas son un lugar geopolítico y estratégico muy valorable porque permiten el control bioceánico y la entrada a la Antártida. Ese es el tema, no son las islas, es la Antártida: recursos naturales, agua, todo lo que se te ocurra en ese continente enorme que hoy está bajo un tratado pero que en cualquier momento lo destratan. Los británicos quisieran que hoy por hoy a la Argentina la gobierne un Galtieri, sería para ellos mucho más favorable llevarnos al terreno del armamentismo, de la disputa bélica. Pero Argentina tiene una democracia consolidada y es un país de paz. América Latina es una región de paz.

A partir del año 2003 hay un cambio rotundo sobre la cuestión Malvinas. Fue fundamental la decisión política que tomó la presidenta de la Nación en el año 2012, al desclasificar el Informe Rattenbach. Aparecieron documentos, esas famosas actas de recepción que nos hicieron firmar cuando volvimos de Malvinas, están en esos expedientes. Hubo compañeros con mucho valor que ya denunciaron los abusos que sufrieron, ahí están las pruebas, donde firma el soldado, al lado firma un suboficial dando fe de lo que dice esa persona que relata vejámenes y torturas. Imaginate que en el año ´88 publicamos por izquierda ese informe, lo metíamos en bolsitas negras como si fueran revistas pornográficas porque era un material secreto. Recién en este proceso político vimos que había un gobierno que empezaba a tomarse las cosas en serio. Creo que se ha construido un camino que nos acerca a la recuperación definitiva, no sé cuándo en el tiempo, pero es un camino.

Fuente: Revista2016 #66

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