A pocos días del vencimiento de deuda del viernes 9 de enero, el ministro de Economía, Luis Caputo, se mueve con premura para reunir los dólares que faltan. En esa urgencia se inscribe una presión directa sobre el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, para que liquide los USD 800 millones que la provincia tomó en el exterior para financiar obras.
“Quisieron que vendamos de forma urgente los dólares”, manifestaron desde el entorno del mandatario santafesino. El pedido llegó apenas tres días antes de la entrada en vigencia del nuevo esquema de actualización por inflación de las bandas de flotación, un dato que en el mercado leen como una señal de presión alcista sobre el tipo de cambio.
Para la provincia, liquidar ahora implicaría convalidar un precio menos conveniente.
En Santa Fe recuerdan que el plazo para ingresar esas divisas es de 180 días y que el plan original es hacerlo de manera gradual, a medida que avance el cronograma de obras. La negativa expone la tensión entre las necesidades de caja del Tesoro y la lógica financiera de las provincias.
El monto que el país debe afrontar no es menor: USD 4.324 millones en bonos. Las estimaciones privadas coinciden en que el ministro llega con lo justo. Algunos cálculos hablan de entre USD 2.000 y 2.600 millones disponibles; otros, más severos, como la consultora 1816, reducen ese colchón a poco más de USD 1.800 millones.
La incertidumbre se alimenta de otro dato: la sangría reciente de reservas para frenar la escalada del dólar. En la semana previa a Navidad, el Banco Central vendió USD 241 millones en apenas dos jornadas. La semana siguiente, sin cifras oficiales, operadores estiman que el esfuerzo fue aún mayor.
La presión sobre Pullaro no fue el único manotazo de ahogado. Durante el fin de semana, Caputo salió en la red social X con un mensaje directo a los bancos para que “no rompan las pelotas” a sus clientes con exigencias legales y faciliten la exteriorización de dólares bajo el paraguas de la nueva ley de inocencia fiscal. El objetivo es claro: tentar a los ahorros fuera del sistema.
Si en sus bancos les piden cosas de más (léase, romper las p…), no pierdan su tiempo. Pueden ir al Banco Nación, donde su presidente dará la instrucción de cumplir estrictamente con la ley, esto es que la persona sólo tenga que mostrar que se ha adherido al régimen de ganancia… https://t.co/WW9NA3L3X0
— totocaputo (@LuisCaputoAR) December 27, 2025
En la misma línea, el ministro activó al Banco Nación para que invite a los ahorristas a depositar divisas. “El Banco Nación está preparado para satisfacer la demanda de sus clientes y de toda aquella persona interesada a la hora de hacer consultas o solicitar nuestro servicio para disponer de sus ahorros”, comunicó la entidad, en una señal poco habitual.
El nerviosismo también se trasladó al plano mediático. En Economía cayeron mal las versiones que hablaban de un riesgo de default. Funcionarios y dirigentes libertarios salieron en bloque a desmentirlas.
“En tema deuda, no hemos hecho otra cosa que pagarla”, escribió el canciller Pablo Quirno, que viene de ser secretario de Finanzas. El titular de Hacienda, Carlos Guberman se expresó en la misma dirección: “No hay ninguna duda que se van a pagar los vencimientos”.
En Casa Rosada consideraron que era necesario que incluso el presidente, Javier Milei, reforzara el mensaje de que “Argentina va a pagar” en una entrevista. Cuando le preguntaron cómo, derivó la respuesta a su ministro. “Eso lo va a resolver el ministro Caputo, que entiende como nadie el valor de pagar”, dijo. La frase buscó transmitir confianza, pero dejó flotando la pregunta clave.
Porque, puertas adentro, el problema persiste. El repo con bancos internacionales por hasta USD 7.000 millones que Caputo había prometido semanas atrás sigue sin aparecer. Tampoco hay certezas sobre la activación de un eventual swap con el Tesoro de Estados Unidos.
La última carta sobre la mesa fue una resolución para adelantar el cobro del canon a los nuevos concesionarios de las represas hidroeléctricas patagónicas, por USD 706 millones. Según 1816, ese dinero aún no ingresó.
Con el vencimiento a días de distancia, la estrategia oficial combina presión política, señales al mercado y llamados al ahorro privado. El interrogante no es si el Gobierno quiere pagar, sino de dónde saldrán los dólares para hacerlo sin agravar un frente cambiario que ya muestra fisuras.