El Presupuesto 2026 que La Libertad Avanza intenta convertir en ley este viernes en el Senado volvió a encender alarmas. Asimilado el revés que dejó al Gobierno sin la derogación de las leyes de emergencia en discapacidad y financiamiento universitario, el corazón del conflicto se desplazó hacia un ajuste de gran magnitud en educación, ciencia y tecnología que amenaza con erosionar los acuerdos que el oficialismo logró tejer.
La flamante senadora, Patricia Bullrich, presidenta del bloque libertario, pasó los últimos días en una rutina de llamados y reuniones virtuales con aliados para evitar sorpresas en el recinto.
El objetivo es no repetir el traspié de Diputados, donde una rebelión inesperada hizo caer un capítulo entero del proyecto. Esta vez, la estrategia incluyó resignar tiempos legislativos: quedaron en pausa la reforma laboral y la modificación de la Ley de Glaciares, y se desactivó la insistencia en derogar normas sensibles que ya habían demostrado ser políticamente explosivas.
Sin embargo, aun sin esos artículos, el Presupuesto dista de ser una pieza digerible. En educación, el texto elimina la obligación legal de avanzar hacia una inversión equivalente al 6% del PBI y borra la meta del 1% del PBI para ciencia y tecnología.
Es un giro que, para muchos senadores aliados, resulta difícil de justificar en un contexto de caída del poder adquisitivo y deterioro del sistema educativo.
Los números refuerzan el malestar. Un análisis del Centro de Estudios Políticos de la Argentina (CEPA) muestra que los fondos destinados a equipamiento, insumos y capacitación de las escuelas técnicas se desploman un 93% en términos reales respecto de lo ejecutado en 2023. En las universidades nacionales, la caída real alcanza el 33,8%, mientras que las becas y transferencias estudiantiles sufren un recorte del 76,6%.
El ajuste también golpea de lleno al sistema científico: la inversión en ciencia y tecnología se reduce un 48,8% en términos reales. En conjunto, la Función Educación y Cultura del Presupuesto registra una baja del 47,3% real frente a los niveles de 2023. Un recorte transversal que complica la narrativa oficial de orden fiscal sin costos estructurales.
Con la semana partida por las fiestas, muchos senadores recién regresarán a Buenos Aires entre el jueves por la noche y el viernes por la mañana. Bullrich necesita que ninguno de los 44 votos que exhibió días atrás en un comunicado -cuando logró alinear a los bloques no kirchneristas para desplazar al peronismo de comisiones clave- se le escape a último momento.
Del otro lado, el bloque peronista que conduce José Mayans trabaja para intentar voltear, total o parcialmente, los artículos vinculados al desfinanciamiento educativo. La tarea no parece sencilla, pero el oficialismo enfrenta una dificultad adicional: no alcanza con ganarle al peronismo. Para aprobar el Presupuesto se requiere una mayoría especial de 37 votos, la mitad más uno del cuerpo.
El propio oficialismo admite el riesgo. Este lunes, el senador Luis Juez puso el foco en la fragilidad del escenario: “Hay que ser muy prudente porque el Presupuesto necesita 37 manos levantadas para ser aprobado. Ahí hay que ser muy artesanal. Hemos logrado juntar una mayoría importante para manejar el Senado y para armar estas comisiones. No es poca cosa”.
En LLA apuestan a cerrar la votación sin cambios para evitar que el proyecto vuelva a Diputados. Pero también se preparan para un desenlace adverso. Por las dudas, el Congreso fue puesto en alerta y no se descarta que el Palacio Legislativo siga funcionando a pleno incluso durante la semana de Año Nuevo.