Los mercados le aguaron la fiesta a Caputo: colocó bonos pero con alta tasa, baja demanda y mangueo incluido - Política y Medios
11-12-2025 - Edición Nº6523

LEJOS DE LA EXPECTATIVA

Los mercados le aguaron la fiesta a Caputo: colocó bonos pero con alta tasa, baja demanda y mangueo incluido

10:25 |El ministro había anunciado con entusiasmo el retorno de nuestro país al circuito de prestamistas privados, pero dejó una pálida imagen: convalidó tasa superior a 9%, no logró recaudar el monto deseado y Lucas Llach hizo una colecta en X.

La épica duró poco. El “regreso a los mercados internacionales” que el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, celebró antes de tiempo terminó convertido en una operación modesta, cara y lejos de las metas oficiales.

Lo que había sido anunciado con un cupón del 6,5% y la promesa de “menos del 9%” terminó arriba de ese umbral, confirmando lo que los analistas advertían desde el inicio: el entusiasmo oficial no alcanzó para entusiasmar a los mercados.

La licitación reunió apenas US$ 910 millones, menos de la mitad de los USD 2.000 millones que se había propuesto como piso para afrontar los fuertes vencimientos de enero. Y, para colmo, el supuesto retorno a los mercados externos nunca ocurrió: los dólares provinieron de bancos, aseguradoras y empresas locales que reciclaron fondos ya existentes en el sistema financiero.

En esa misma línea se había manifestado Lucas Llach, ex vicepresidente del Banco Central (Cambiemos) y asesor del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, quien a través de sus redes sociales prácticamente inició una colecta el pasado 5 de diciembre.

"Todos los que tienen más de 10.000 dólares y apoyan al gobierno de Javier Milei tienen la obligación moral de suscribir algo de este bono. Llenémoslos de dólares. Es aquí, es ahora", posteó el día en que Caputo anunció la licitación.

La ingeniería del Tesoro tuvo tres engranajes. El primero, la habilitación explícita para que aseguradoras ofertaran con dólares propios. Gracias a una ventana reglamentaria, pudieron usar recursos que, en muchos casos, provenían de emisiones corporativas recientes.

Empresas argentinas habían levantado unos USD 3.000 millones tras la elección, capital que terminó circulando entre corporaciones, bancos y aseguradoras hasta convertirse en demanda del bono. Un círculo doméstico, lejos de la inversión fresca que Caputo insinuaba.

El segundo componente fue la flexibilización de restricciones cambiarias cruzadas. Al liberar trabas que imposibilitaban operar dólares financieros y acceder al oficial sin penalidades, el Gobierno permitió mayor dinamismo en el mercado secundario. Más volumen entre jugadores locales, pero sin impacto en la llegada de capitales externos.

La tercera pata fue más directa: una promesa a los bancos de reducir encajes a cambio de acompañar la colocación. Un incentivo clásico en tiempos de vacas flacas, pero que revela la debilidad de la demanda genuina.

Pese a todos esos estímulos, la tasa voló. Y hay una razón central: la emisión fue bajo legislación local. Para los inversores, ese detalle significa riesgo jurídico adicional y exige un premio más alto.

De ahí que la lectura optimista del Gobierno chocara rápidamente con la tasa de corte y el rendimiento efectivo, que terminaron muy por encima de lo anunciado. “En definitiva, tampoco fueron USD 1.000 millones”, recordó el analista Christian Buteler, señalando que al colocarse al 91%, el Tesoro recibió en realidad USD 910 millones.

En este sentido, remarcó el contraste con las recientes licitaciones de distritos del propio país en el mercado internacional, que agrava la foto: "Hace 1 semana la provincia de Santa Fe había colocado u$s 800 millones a 9 años con tasa de 8.375% y en noviembre la Ciudad de Buenos Aires había colocado u$s 600 millones al 7.8% a 7 años de plazo. El gobierno colocó nada más que u$s 1.000 millones a 4 años y pagó 9.26%".

El espejo más cercano es el Bonte 2030, lanzado hace seis meses. En ese momento, el Gobierno había capturado USD 850 millones a pagar en pesos a tres años con una tasa del 29% anual, condiciones hoy más favorables que las logradas con el supuesto “retorno histórico”.

El veredicto del mercado es claro: la emisión fue un manotazo de liquidez, no un voto de confianza. Caputo celebró un regreso que, en rigor, no sucedió. Y mientras el oficialismo agita la narrativa del éxito, los números muestran otra película: alta tasa, baja demanda y un endeudamiento que, lejos de abrir puertas, confirma que afuera todavía nadie quiere tocar el timbre.

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