El presidente de la Nación, Javier Milei, regresó este jueves de su viaje a Oslo, Noruega, y rápidamente se puso en agenda local firmando el polémico proyecto de Reforma Laboral, que será enviado al Congreso de la Nación en las próximas horas.  

El mandatario aterrizó pasadas las 8 de la mañana, tras asistir a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz a la líder venezolana, María Corina Machado. Sin embargo, el encuentro no pudo concretarse debido a la demora de la referente de Vamos Venezuela.

Mientras el jefe de Estado se encontraba en uno de sus habituales viajes que no tienen mucho más objetivo que sentar posturas en el plano internacional, en Buenos Aires ardían las negociaciones del oficialismo para buscar la aprobación de una batería de leyes de relevancia estructural para el Gobierno nacional.

Uno de los motivos que retrasaba esta empresa, en la cual los funcionarios trabajaban a contrarreloj, era precisamente la necesidad de la firma de Milei, que estaba en Noruega buscando una foto que finalmente no se dio.

A raíz de la demora, el mandatario y la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, retornaron al país intempestivamente para darle rodaje a la labor del Congreso en torno a uno de los pilares programáticos de La Libertad Avanza: la siempre problemática Reforma Laboral.

El líder libertario oficializó el envío de lo que en los pasillos de Casa Rosada denominan “modernización” laboral y designó a tres interlocutores como los voceros oficiales para defender y explicar la iniciativa.

Los elegidos son el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger; su secretario de Transformación del Estado y Función Pública, Maximiliano Fariña, y el secretario de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Julio Cordero.

La idea de la administración libertaria es que el proyecto ingrese por la Cámara de Senadores para iniciar el debate y así intentar conquistar la media sanción durante el mes de diciembre, en el marco de las sesiones extraordinarias que iniciaron el 10 y culminarán el 30 de este mes.

Pese a la urgencia desmesurada que se muestra desde Casa Rosada, fuentes parlamentarias advirtieron que suena a misión imposible. Afirman que entre los feriados por las fiestas, los tiempos burocráticos que lleva la labor parlamentaria, el debate y las negociaciones para lograr los votos necesarios; haría falta una excepcional destreza política que ha brillado por su ausencia en estos primeros dos años de gestión.

“Difícil que se llegue. El Senado tiene el protocolo de los 7 días entre el dictamen y su tratamiento en el recinto. Solo se puede evitar si se aprueba el tratamiento por 2/3, lo cual es complicado. Yo creo que, con suerte, la semana que viene puede haber dictamen. Hay que conformar comisiones, debatir y después dictaminar”, manifestaron días atrás desde el Congreso.

Para peor, el diálogo con los sindicatos se fue tornando espeso, y ni siquiera la pata más dialoguista de de la CGT, representada por Gerardo Martínez, formó parte de las últimas reuniones del Consejo de Mayo para consensuar algunos puntos en torno a los aspectos gremiales (o al menos para lavarle la cara al proyecto, exhibiendo algo de respaldo obrero).

En contraste, la tensión fue aumentando y en las últimas horas dejaron trascender desde la sede de Azopardo que se evalúa llamar a un paro general e incluso paralizar las actividades en la gallina de los huevos de oro de esta era: Vaca Muerta.