El Gobierno sigue pisando el dólar y se niega a acumular reservas agresivamente, como pide el FMI - Política y Medios
05-12-2025 - Edición Nº6517

ANCLA CAMBIARIA

El Gobierno sigue pisando el dólar y se niega a acumular reservas agresivamente, como pide el FMI

10:48 |Con el tipo de cambio oficial en baja y una oferta adicional proveniente del endeudamiento privado y la cosecha fina, desde Casa Rosada se optó por no comprar reservas. La decisión contrasta con el pedido explícito del FMI de un “camino más ambicioso”.

Mientras el Fondo Monetario Internacional reclamaba públicamente una mayor acumulación de divisas para reducir el riesgo país y allanar el regreso al financiamiento voluntario, el Gobierno decidió enviar la señal contraria.

Lejos de aprovechar el momento de mayor oferta en el mercado oficial, dejó caer el dólar mayorista, que cerró con una baja de 4,17 pesos, profundizando el atraso cambiario frente a una inflación que se proyecta en torno al 2,5% mensual para los próximos meses.

“Necesitaremos apoyar un camino más ambicioso de acumulación de reservas en Argentina. Esto ayudará a la Argentina abordar mejor los shocks, y también ayudará a facilitar un re acceso a los mercados internacionales de capital”, advirtió temprano la vocera del organismo, Julie Kozack. La frase no pareció alterar la hoja de ruta de Economía ni del Banco Central.

En vez de salir a comprar divisas en un contexto de menor demanda privada -ya satisfecha por una fuerte dolarización previa a las elecciones legislativas de medio término-, el Gobierno permitió que el tipo de cambio siguiera rezagándose. El objetivo, una vez más, parece ser utilizar al dólar como ancla antiinflacionaria, aun a costa de resignar reservas.

Paradójicamente, la oferta de dólares muestra signos de fortaleza. Por un lado, las empresas aceleraron su proceso de endeudamiento externo y en diciembre ya acumulan emisiones de Obligaciones Negociables por unos 900 millones de dólares, tras un noviembre récord de 4.200 millones en el mercado internacional.

A eso se suma la liquidación de la cosecha fina que, entre diciembre y comienzos de enero, podría superar los 5.500 millones de dólares, el segundo registro más alto de la última década.

En la city estiman que, con un tipo de cambio más competitivo -que compense lo perdido frente a la inflación de noviembre y acompañe la de diciembre-, incluso podrían retornar al mercado vendedores netos de dólares, especialmente aquellos inversores que sobre-dolarizaron sus carteras en las últimas semanas. La oferta, entonces, no sería un problema. La decisión política sí.

En lugar de corregir y aprovechar ese escenario, el Ejecutivo volvió a recostarse sobre la estrategia ya aplicada en 2024: no intervenir para acumular reservas y dejar que el atraso cambiario funcione como dique de contención sobre los precios. El problema es que esta vez el margen es más estrecho y la fragilidad externa, mayor.

La falta de dólares en el Banco Central empieza a generar señales de alerta en el mercado. Y distintas voces advierten que el límite para comprar reservas no está precisamente del lado monetario.

Desde la cuenta de X de Juancito Nieve (@NieveJuancito) apuntaron que “la capacidad de comprar reservas por parte del BCRA no esta limitada por la demanda de la base monetaria ya que se podrá compensar esa emisión con encaje, subiendo la tasa de pase remunerado o volviendo a tener superávit fiscal”. Y agregó: “El límite a comprar reservas por parte del BCRA está determinado por el techo de la banda. Por eso la dependencia de ingresos de capitales”.

Esos ingresos de capitales, por ahora, los están garantizando empresas y provincias. A la colocación de la Ciudad de Buenos Aires por 600 millones de dólares se sumó Santa Fe, que consiguió otros 800 millones a una tasa del 8,37%. Aun así, en privado, Luis Caputo criticó la tasa aceptada por CABA, del 8,29% de TIR.

En lugar de cambiar de rumbo y fortalecer las reservas, el ministro optó por negociar un préstamo con bancos comerciales, cuyos términos aún no fueron informados con precisión. El monto rondaría los 5.000 millones de dólares, destinados a cubrir vencimientos con bonistas y organismos internacionales en enero.

Según trascendidos, el crédito exigiría garantías reales, incluso acciones de empresas estatales, y sería de corto plazo. Eso obligaría al Gobierno a volver a renegociar incluso antes de enfrentar otro vencimiento clave: los pagos del 9 de julio, por unos 4.000 millones de dólares más.

El panorama se vuelve todavía más sensible si se considera la próxima llegada de una misión del FMI en enero. Allí quedarán expuestos, al menos, dos incumplimientos claros del programa: la ausencia de acumulación de reservas y la emisión del Banco Central para asistir al Tesoro.

Un tercer punto -el resultado fiscal primario- también está bajo discusión. El camino más probable: la solicitud de un waiver, una dispensa que el mercado suele interpretar como señal de fragilidad.

“Respecto a un posible waiver no voy a especular en esta etapa. Eso se considerará como parte de las discusiones para la próxima revisión”, sostuvo Kozack.

El aval político de Estados Unidos garantizaría que la revisión se apruebe y que llegue un desembolso de unos 800 millones de dólares. Sin embargo, los inversores esperan el informe técnico del staff del Fondo, donde podrían quedar plasmadas las mismas advertencias que vienen sobrevolando el programa.

Mientras el mundo financiero mira con lupa la evolución de las reservas, el Gobierno insiste en priorizar el dólar barato como ancla nominal. Una apuesta que le dio resultado durante algunos meses, pero que ahora vuelve a encender la misma pregunta: cuánto tiempo más puede sostenerse un esquema sin dólares genuinos.

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