CRISIS INSTITUCIONAL
El Gobierno decidió involucrarse de lleno en la crisis que atraviesa el fútbol argentino. Y la encargada de mover la primera pieza fue Patricia Bullrich. A pocas horas de jurar como senadora, la funcionaria saliente adelantó que desde su banca se dedicará a investigar a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), una señal política que eleva la tensión en un conflicto que ya se volvió nacional.
“Acá hay muchas irregularidades, me voy a concentrar en el Senado para estudiar la transparencia de la asociación”, afirmó Bullrich en diálogo con Eduardo Feinmann por Radio Mitre. Su mensaje, directo y sin matices, expuso el nuevo frente que abre el oficialismo en la estructura del fútbol.
Durante la entrevista, Bullrich sostuvo que los clubes “están de rehenes” dentro del esquema de poder de la AFA y apuntó con nombre y apellido a Claudio “Chiqui” Tapia. Según la futura legisladora, hay un entramado de vínculos y presiones que somete a las instituciones. “Los tiene de rehenes a los clubes”, insistió, antes de preguntarse: “¿Dónde los tienen agarrados a los clubes?”.
Consultada sobre la posibilidad de una intervención estatal en la entidad, evitó confirmarla pero dejó abierta la puerta: “Eso es algo que no puedo decir, no lo hemos hablado, estoy estudiando desde la perspectiva legal”. La frase, medida pero sugerente, indicó que en el Gobierno analizan opciones para introducir cambios en el organismo.
La futura senadora cargó también contra lo que definió como un funcionamiento “discrecional” en la conducción del fútbol argentino. “El país va hacia el orden, no hacia la discrecionalidad. Y en este camino, la AFA viene marcha atrás, en la discrecionalidad total”, aseguró. No se quedó ahí: criticó el entorno de Tapia y deslizó la existencia de fortunas difíciles de justificar. “Está lleno de figurones alrededor de Tapia, con fortunas millonarias”, señaló.
Verón está con el hincha de verdad.
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) November 27, 2025
Tapia, con la casta y la mafia de siempre.
Así de claro. Así de simple. En este país hay que elegir de qué lado se está: del fútbol o de los negocios.
La pelota no se mancha. Aunque creo que ya está bastante sucia.
Otro foco de disputa es el sistema de elección interna. Bullrich cuestionó la legitimidad del mecanismo de votación: “¿Cómo es la democracia interna? ¿Cómo es el sistema de elección? ¿Por qué es una elección indirecta?”. Cuando Feinmann le recordó que votan setenta clubes, retrucó con ironía histórica: “Por supuesto, y acuérdese que cuando casi cambia la AFA, apareció un voto de más. Treinta y ocho, treinta y ocho”.
La dirigente también apuntó contra las atribuciones punitorias de la entidad, especialmente tras el episodio que involucró a Estudiantes de La Plata. “¿Qué poder de sanción tiene alguien que rompe la ley? ¿Cómo puede sancionar a alguien que rompe la ley?”, cuestionó.
Respecto de la polémica sanción, tomó partido -en la misma línea que se había expresado el presidente Javier Milei-: “Por ponerse de espaldas, le metieron una sanción como si hubieran asesinado a alguien. Una cosa increíble”.
Bullrich fue más allá y planteó que la gestión de Tapia se apoya en una lógica extorsiva, especialmente en torno a la discusión sobre las sociedades anónimas deportivas. “Si querés ser sociedad anónima, te bajan la caña. Si no, aceptás que hay un título que no estaba previsto y que no está merecido. La AFA regala títulos, entonces es como la inflación: cuando uno emite, los títulos pierden valor”, comparó.
Según su diagnóstico, estas distorsiones no solo afectan la competencia doméstica sino también la capacidad de desarrollo. “Perdemos el sub-17 porque tenemos poca capacidad de tener las escuelas que hoy la Argentina podría tener, si realmente hay más inversión”, lamentó.
La avanzada de Bullrich instala un frente político sobre el corazón institucional del fútbol. Con el Senado como nueva plataforma y un Gobierno decidido a intervenir en la disputa, la AFA entra en un terreno donde la pelota ya no la tienen los clubes, sino que también entra a jugar el poder político.
