La “libertad” avanza a paso firme y, esta vez, con el sistema educativo en la mira. El presidente Javier Milei impulsa una reforma que dinamita la arquitectura escolar vigente: permite el homeschooling sin edad mínima, habilita la enseñanza religiosa en escuelas públicas, desconoce la estructura nacional común y traslada la toma de decisiones a las familias. Una reconfiguración total del modelo argentino en nombre de la libertad individual.
La propuesta generó un rechazo inmediato de los sindicatos docentes. “El mamarracho que circula bajo el título ‘Ley de libertad educativa’ es un proyecto de reforma terraplanista que destrozaría el sistema educativo nacional”, advirtió Hugo Yasky, titular de la CTA. En la misma línea, la secretaria general de CTERA, Sonia Alesso, sostuvo que el texto lleva al sistema a una situación “anterior a la Ley 1.420, que es de 1884, y creo que escandalizaría a Domingo Faustino Sarmiento”.
El borrador, difundido por el portal LPO -motivo de enojo presidencial- fue luego confirmado por funcionarios del propio Gobierno. El documento se apoya en “el derecho de toda persona a enseñar y a aprender conforme a sus propias convicciones”, un enfoque que busca reemplazar la Ley de Educación Nacional (26.206), vigente desde 2006 y construida sobre el concepto de educación como derecho social.
La iniciativa fue presentada en el Consejo de Mayo y tendría la impronta del secretario de Educación, Carlos Torrendell, junto con el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado que conduce Federico Sturzenegger. Un equipo que, como señalan críticos del proyecto, parece más familiarizado con la lógica empresarial que con la vida en las aulas.
Uno de los núcleos más polémicos es la habilitación plena del homeschooling. La Ley Ómnibus ya había intentado introducirlo a partir de los 9 años, pero el rechazo social lo frenó. Ahora la apuesta vuelve con fuerza: el esquema no establece límites de edad ni requisitos de presencialidad. Una paradoja para muchos, considerando que varias voces oficiales reclamaban la reapertura escolar durante la pandemia.
🔴 “Alerta en la docencia por el borrador de la reforma educativa”: para #CTERA, el documento que circula constituye “un verdadero ataque al sistema democrático” y prende las alarmas en el conjunto de la docencia.
— CTERA (@cteracta) November 20, 2025
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El borrador también promueve libertad pedagógica y autonomía institucional con menos controles estatales. Cada escuela podrá definir su propio plan, “conforme a su ideario y proyecto educativo”, sobre la base de un conjunto mínimo de contenidos y una carga horaria más reducida que la actual. En síntesis: que cada comunidad se eduque según sus reglas.
CTERA respondió con un documento demoledor. Calificó el proyecto como “un verdadero ataque al sistema democrático en su conjunto”, y denunció que desmantela el rol del Estado como garante del derecho a la educación. Recordó que la ley vigente fue sancionada tras extensos procesos participativos, mientras que esta propuesta se presenta como un reemplazo abrupto “centrado en los principios de la libertad individual por sobre los intereses sociales”.
La organización alertó además por la reaparición conceptual de los vouchers educativos, una de las banderas de campaña de Milei que apunta a un modelo de financiamiento privatizado. Según el comunicado, el Gobierno busca instalar una lógica donde el Estado solo cumple funciones subsidiarias, y la educación deja de entenderse como un bien público para ser redefinida como un servicio sujeto a las reglas del mercado.
“Rechazamos públicamente este nuevo intento de los sectores de la derecha en el que se quiere avanzar con la privatización y destrucción de la Educación Pública. Se trata de un verdadero retroceso reaccionario que pretende llevarnos educativamente al siglo XIX”, concluyó la Junta Ejecutiva de CTERA.
El debate recién empieza, pero el borrador ya encendió alarmas: la disputa por el sentido de la educación pública vuelve a ocupar el centro de la escena. Y el Gobierno parece dispuesto a dar la batalla con un proyecto que promete romper con todo lo conocido.