El superávit que no cierra: caída de la recaudación, intereses en alza y una contabilidad cada vez más tensionada - Política y Medios
18-11-2025 - Edición Nº6500

ESPECIALISTAS DUDAN

El superávit que no cierra: caída de la recaudación, intereses en alza y una contabilidad cada vez más tensionada

15:58 |Caputo celebró un superávit financiero de $517.672 millones en octubre, pero economistas advierten que el resultado se sostiene ocultando deuda flotante e intereses capitalizados. La recaudación cae y el déficit real reaparece con fuerza.

La foto fiscal que el Gobierno exhibió esta semana llegó con brillo propio: octubre cerró con un superávit financiero de $517.672 millones, una marca que en el discurso oficial aparece como prueba de disciplina y consistencia.

Sin embargo, al revisar los números en detalle, el cuadro se vuelve menos cristalino. El resultado positivo se sostiene, en buena medida, gracias a un ejercicio contable que excluye compromisos pendientes y deja fuera de escena la porción más voluminosa de los intereses de la deuda.

Los datos del Sector Público Nacional muestran cuentas en verde, incluso en el renglón financiero -el más exigente-, pero para economistas y ex funcionarios el equilibrio es aparente. El cálculo presentado por el Ministerio de Economía contabiliza únicamente los pagos efectivamente realizados, sin incorporar la deuda flotante ni los intereses que se capitalizan y se transforman en nueva deuda.

Fue el economista Nicolás Gadano quien puso números sobre la mesa. “Si salimos de la medición caja de las cuentas fiscales, y a los intereses pagados le sumamos los intereses capitalizados que se traducen en más deuda, el resultado financiero acumulado a octubre es un déficit de 2,3% del PIB”, publicó en X.

La observación encendió el debate y, lejos de ser cuestionada, encontró coincidencias dentro y fuera del oficialismo.

Un ex funcionario del Palacio de Hacienda lo sintetizó sin eufemismos: “No había forma de mostrar una foto robusta sin reordenar los devengados. La contabilidad no miente, pero permite ciertos encuadres”, admitió, y agregó que “el superávit es la joya de la corona del oficialismo; si falla, se cae todo el andamiaje discursivo”.

Su frase expone la lógica detrás del resultado: el relato del equilibrio fiscal sigue siendo sólido, pero demanda cada vez más sutileza técnica para sostenerse.

El desafío de fondo es que los ingresos muestran señales de agotamiento. Según el IARAF, el superávit primario cayó 16% interanual en términos reales. La recaudación de octubre alcanzó los $11,9 billones, pero retrocedió 2,4% real respecto del año pasado. El superávit financiero, en tanto, se desplomó 25%. No hay alquimia posible: la combinación de ingresos en baja e intereses en alza vuelve a empujar al déficit.

La merma golpeó por dos flancos. Bienes Personales registró la caída más abrupta, en parte por el impacto residual del blanqueo del año pasado y por la reducción del régimen especial que achicó la base imponible. En simultáneo, los derechos de exportación también flaquearon por la liquidación anticipada de divisas previa a las elecciones para sostener el tipo de cambio, una maniobra que dejó un vacío que hoy se hace evidente.

Mientras tanto, el gasto en intereses -contabilizado sin los montos capitalizados que quedan “debajo de la línea”- avanzó 4,3% real, en un contexto en el que la deuda continúa creciendo por efecto de la inflación y las renovaciones constantes.

Los analistas coinciden en que el ajuste empieza a rozar sus límites. Con una recaudación que pierde fuerza, costos financieros que se aceleran, retenciones que aportan menos y una actividad económica que muestra signos de enfriamiento, la narrativa del “superávit limpio” enfrenta su prueba más dura. El discurso oficial podrá celebrar, pero los números de fondo ya cuentan otra historia.

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