El ministro de Economía, Luis Caputo, y el vicepresidente del Banco Central (BCRA), Vladimir Werning, enviaron mensajes que resuenan incompatibles en las últimas horas respecto al futuro del esquema cambiario en Argentina.
En diferentes contextos, el titular del Palacio de Hacienda elogió la libre flotación entre bandas como "un esquema superador" para sobrellevar la singularidad de la economía argentina, mientras que el segundo de Santiago Bausili anticipó que trabajan para liberar completamente el cepo.
Mientras a la entidad monetaria nacional le cuesta horrores acumular reservas extranjeras bajo el actual régimen, resulta cuanto menos llamativo el planteo de un acceso irrestricto al dólar sosteniendo las intervenciones. Más aún con un tipo de cambio que desde hace semanas merodea en las cercanías al techo de la banda, lo visitó en algunas ocasiones y no cedió demasiado ante el alivio electoral para el Gobierno.
Del otro lado, la libre flotación mina el sendero de estabilización cambiaria que habilitó la rebaja de una inflación que -si se encuentra controlada- lejos está de haber sido erradicada.
Caputo habló en el marco de un almuerzo realizado por el Centro de Investigaciones para el desarrollo del Seguro (CIDES) este martes al mediodía, donde enfatizó: “Lo que está más firme que nunca es el compromiso de mantener estas políticas. El rumbo es indeclinable”.
El ministro sostuvo que “estamos en un punto de inflexión en nuestra historia porque se combina la ortodoxia económica, la gobernabilidad y el apoyo de la sociedad”, y destacó que el presidente Javier Milei es un referente mundial, lo cual se traduce en “muchas inversiones”.
Allí fue consultado sobre el futuro del esquema cambiario diseñado en tándem con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguró sin titubear que va a continuar porque "es un esquema superador".
Respecto a esto, enumeró tres razones para sostener la política cambiaria. En primer lugar, que "Argentina tiene una enorme volatilidad en la demanda de dinero. Es un país muy sensible a cualquier shock interno o externo, económico o político. Esa volatilidad en la demanda de dinero hace que una flotación libre sea complicada".
A esto, le sumó que el mercado de cambios local "es muy poco profundo y no se puede dar el lujo de flotar libremente", e ilustró: "A dos horas de haber abierto se habían operado 13 millones de dólares y eso no es serio. Para una flotación libre debe haber un mercado profundo".
Por útlimo, aseveró que “para graduarnos de país serio debemos tener menos volatilidad política. No podemos seguir teniendo como alternativa al comunismo”. En un comentario diagnosticó el problema y se inscribió como parte del mismo.
No obstante, casi simultáneamente Werning pronunciaba palabras en otra dirección, en el marco de una exposición en el Argentina Fintech Forum. Allí sostuvo que las restricciones cambiarias "no tardarán en ser levantadas" a medida que el programa económico prospere.
"El cepo no era equitativo porque tenían acceso (en referencia a los dólares) las grandes empresas, pero las pequeñas y las personas no. Quedaron restricciones pendientes, pero con el avance del plan económico no tardarán en ser levantadas", expresó.
El vicepresidente del BCRA explicó que desde la entidad financiera están realizando “el esfuerzo de la estabilidad macroeconómica” manteniendo los “derechos contractuales”, y remarcó la actualidad como “un momento de mucho entusiasmo”.
A su vez, detalló que desde el equipo económico están llevando adelante una serie de regulaciones que funcionan como “iniciativas” que “no solo buscan que haya más crédito y más barato para el sector privado, sino que se fomente el sector interno”.
Werning hizo gala de una adecuada economía de las palabras para sugerir mucho sin precisar del todo el objeto de sus palabras. Entre las “restricciones pendientes” para el acceso a divisa extranjera, el mensaje apunta directamente a la imposibilidad que aún rige para las empresas. Un cepo parcial.
No obstante, la libre flotación -ya sin bandas- de la cotización del dólar es un reclamo que se viene extendiendo desde Washington con el objetivo de que el Banco Central pueda acumular reservas, y que deje de perderlas cada vez que la presión cambiaria eleva la cotización al techo de la banda.
En este sentido, el actual esquema cambiario podría ser interpretado como una restricción más de cara a los objetivos planteados en conjunto entre el Palacio de Hacienda y el staff del Fondo.
Por el momento, no parece que Caputo vaya a permitir una nueva transformación de las reglas de juego en lo cambiario, a pesar de que la acumulación de reservas continúa siendo una deuda pendiente.
Algún memorioso puede poner sobre la mesa que el ministro se encontraba igualmente aferrado al esquema de "crawling peg" (microdevaluaciones diarias) que le garantizó la estabilidad inflacionaria hasta el momento en que se resolvió avanzar a la flotación entre bandas.
El equilibrio entre las demandas del Fondo y la estabilidad de las variables internas (como el control de la inflación y la actividad económica real) es poco menos que quirúrgico.
Así, nunca parece ser un buen momento para mover fichas en un programa económico inestable, que acusa cada movimiento con volatilidad exacerbada, aunque quizás el momento más propicio para hacerlo sea cuando todavía se divisa en el espejo retrovisor la ratificación del respaldo de la ciudadanía en las urnas.