El peronismo frente a su espejo: liderazgo difuso, crisis de representación y el desafío de reconstruir una narrativa para volver a enamorar - Política y Medios
01-11-2025 - Edición Nº6483

ANÁLISIS

El peronismo frente a su espejo: liderazgo difuso, crisis de representación y el desafío de reconstruir una narrativa para volver a enamorar

11:26 |La fragmentación interna, la pérdida de conexión con las demandas sociales y la ausencia de un norte ideológico coherente dibujan un escenario inédito que deberá resolver si pretende continuar la disputa por el poder político.

Por: Lautaro González Amato* 

 

El resultado electoral del 26 de octubre fue algo más que una derrota legislativa: representó un síntoma estructural para el peronismo. Acostumbrado a reinventarse tras cada caída, el movimiento que dominó la política argentina durante casi ocho décadas enfrenta hoy una crisis de representación sin precedentes. La fragmentación interna, la pérdida de conexión con las demandas sociales y la ausencia de un norte ideológico coherente dibujan un escenario inédito que deberá resolver si pretende continuar la disputa por el poder político. 

De acuerdo a los análisis que surgen por estos días los gobernadores peronistas ya discuten “un nuevo liderazgo de cara a 2027”. Los medios calificaron la situación como una “guerra interna sin precedentes”, donde se enfrentan los resabios del kirchnerismo, el peronismo federal y una nueva camada que reclama renovación . El problema no es sólo político: es también comunicacional. El peronismo perdió el monopolio del relato y no supo construir una narrativa que traduzca su historia en una promesa de futuro

El ocaso del relato y la batalla por la representación

El fenómeno Milei funcionó como espejo y detonante. Porque buena parte del electorado respaldó al presidente libertario no por adhesión ideológica, sino por desencanto con la clase política tradicional, la llamada “casta” y por una demanda de “orden y resultados tangibles” . Ese respaldo emocional, más que programático, revela lo que Murray Edelman llamó la política del símbolo: los votantes responden más a los significados que a las políticas concretas.

Mientras tanto, el peronismo aparece sin relato aglutinador: se quedó sin relato y sin intérprete social, atrapado entre el mito fundacional y la dificultad de adaptarse al siglo XXI . Con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner presa y con el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, cuestionado desde el “fuego amigo” y debilitado por la escalada de votos libertarios del pasado domingo, el panorama no es muy alentador. La balcanización es total.  

En términos de Ernesto Laclau, el peronismo perdió la capacidad de construir un “significante vacío” capaz de condensar demandas diversas bajo una identidad común. Lo que antes fue su fortaleza —la plasticidad ideológica— hoy se volvió su debilidad: el votante percibe ambigüedad, no amplitud.

Las causas materiales agravan el cuadro. Según datos del diario El Mundo y Infobae, Argentina cerrará el año con una inflación interanual superior al 110%, un desempleo que roza los dos dígitos y una pobreza estructural que afecta a más del 42% de la población . En ese contexto, el discurso “anti-casta” encuentra un terreno fértil: la apelación a la eficiencia reemplaza al relato de justicia social.

La comunicación política puede ser una herramienta clave para salir del laberinto. Pero no como mera práctica cosmética, sino como estrategia de reconstrucción. Manuel Castells sostiene que “el poder se construye en el espacio de la comunicación”, y que quien no logra conectar su discurso con las emociones colectivas queda fuera del mapa político. En esa línea, el peronismo necesita rediseñar su arquitectura narrativa: volver a explicar por qué existe y para quién.

Los aportes teóricos: cómo reordenar el mensaje

Tres autores ofrecen claves valiosas para entender la encrucijada actual:Murray Edelman (The Symbolic Uses of Politics) plantea que la política moderna se sostiene en símbolos más que en argumentos. El peronismo deberá recrear símbolos contemporáneos —inclusión, futuro, trabajo digital, igualdad territorial— que reconecten con el sentir ciudadano y del campo. Hoy esta grieta debe quedar en el pasado y trabajar por la reconstrucción del aparato productivo con más de 20 pymes que cierran por día y las grandes marcas que abandonan el país.

Por su parte, Ernesto Laclau en “La razón populista” enseña que los movimientos populares triunfan cuando logran construir una cadena equivalencial de demandas sociales bajo un significante común. Hoy, el PJ carece de ese punto de unión; la tarea es redefinirlo sin nostalgia, pero con épica, e integración de nuevos actores sociales con renovación de representación territorial, sindical y estudiantil .

En “Comunicación y poder", Manuel Castells advierte que los liderazgos se legitiman en redes de comunicación descentralizadas. El desafío peronista entonces es pensar la narrativa desde la comunicación integral: armónica, interactiva y emocionalmente empática.

Estos tres marcos convergen en un diagnóstico: el poder político actual depende de la gestión del relato. Si el peronismo no logra articular una narrativa coherente con las expectativas del siglo XXI, seguirá hablando un idioma que la sociedad ya no escucha.

Reconstruir el norte, volver a representar

El peronismo tiene dos opciones: atrincherarse en la melancolía de su pasado glorioso o usar esta derrota como punto de inflexión para una reinvención moderna. La primera lo condena a la irrelevancia; la segunda exige coraje intelectual y humildad política.

El movimiento asume la implosión que todos reconocen, pero nadie admite públicamente. Hacer esto es el primer paso. El segundo es reordenar su comunicación interna y externa: diseñar una hoja de ruta que una valores históricos como la soberanía política, independencia económica y justicia social— con nuevas demandas —tecnología, ambiente, seguridad, igualdad digital—.

La comunicación política no sustituye la acción, aunque brinda herramientas para reencauzar la identidad. Un liderazgo que escuche, un discurso que proponga, una estética que inspire. Si el peronismo logra eso, podrá volver a ser faro político. Si no, confirmará lo que hoy muchos votantes ya sienten: que el movimiento que alguna vez representó a todos, hoy no logra representarse ni a sí mismo.

 

*Autor del ebook “Unir la cadena. IA & comunicación política. Guía práctica para asesores”, LAMATRIZ, 2024.

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