En las primeras 48 horas posteriores a las elecciones legislativas, el Gobierno no logró disipar las dudas del mercado: el dólar volvió a superar los 1.500 pesos, mientras que el tipo de cambio mayorista se ubicó en el techo de la banda de flotación acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Informes de bancos de inversión y los movimientos de los ahorristas reflejaron que, pese al resultado electoral, la tensión cambiaria sigue viva.
El ministro de Economía, Luis Caputo, salió a responder desde sus redes sociales y atribuyó la volatilidad al llamado “riesgo Kuka”, término con el que asocia la suba del dólar a la posibilidad de un eventual retorno del kirchnerismo. “Creo que es muy sano para el país que se pelee la oposición. Más que nunca en esta elección quedó en evidencia el riesgo Kuka”, escribió en X, insistiendo en que la incertidumbre es política y no económica.
Caputo aseguró además que el país necesita previsibilidad para atraer inversiones: “Queremos graduarnos de país serio. Ningún país serio ofrece esa volatilidad política. Mientras la opción de gobierno sea un candidato kirchnerista, seguiremos estancados como país. La oposición tiene dos años para construir una alternativa racional”, manifestó.
Sin embargo, la tensión cambiaria parece tener raíces más profundas. Según Página I12, Caputo se mantiene firme en el esquema de flotación entre bandas, ya que considera que eliminarlo sería “cuestionar todo mi programa”. El dólar bajo fue el ancla del descenso inflacionario, pero también el punto débil de la sustentabilidad económica. Esa política obligó, primero, a un rescate del FMI, y luego a un mayor control del Gobierno de Estados Unidos sobre la estrategia económica local.
El contexto se complica, además, porque EE.UU. aún no realizó la recompra de pesos que hizo meses atrás, una operación que le permitirá recuperar unos 2.100 millones de dólares y podría presionar aún más el tipo de cambio.
En paralelo, trascendió que la Casa Rosada había convocado para este miércoles un acto de presentación del nuevo gabinete, previsto antes de las elecciones ante la expectativa de un resultado adverso. Pero, con el triunfo confirmado, el anuncio fue suspendido: el Presidente interpretó que el riesgo político estaba resuelto. La calma duró poco.
El lunes, el dólar pasó de $1.320 a $1.450, y el martes alcanzó los $1.505, antes de cerrar apenas por debajo. La explicación oficial apuntó a la liquidación de un bono dólar linked (el D3105), pero operadores del mercado la desestimaron. “El bono se cobró este martes y el dinero se recibe el miércoles. Los pesos no estuvieron el día que se recalentó el dólar”, explicó un agente financiero.
Otro operador sintetizó el clima en la City: “Hay demanda genuina porque el precio es bajo y la señal oficial es que lo mantienen ahí. El gobierno cree que el ahorrista compra a $1.400 para vender cuando baja, pero no: compran dólares porque quieren dólares”.
Mientras tanto, los informes de bancos internacionales apuntaron en la misma dirección. JP Morgan y Morgan Stanley coincidieron en que el tipo de cambio está atrasado y debería ajustarse hasta un rango de $1.700 si el Gobierno busca restablecer el equilibrio. En la misma línea, el FMI y funcionarios del Tesoro estadounidense recomendaron revisar las bandas de flotación y recomponer reservas.
Aun así, en el Palacio de Hacienda persisten las resistencias. Caputo sostiene que liberar el tipo de cambio sería poner en riesgo el programa económico, mientras que algunos analistas locales piden avanzar con una corrección controlada.
“Para comprar reservas, el Gobierno y el FMI tienen que matar las bandas”, explicó el economista Carlos Melconian, mientras Miguel Kiguel instó a reforzar las arcas del Banco Central. Desde el oficialismo, el asesor Ramiro Castiñeira fue más lejos: pidió no acumular reservas “porque si el peronismo vuelve, siempre las revienta”.
En el exterior, las advertencias también se multiplicaron. El analista Robin Brooks, de Goldman Sachs, resumió la visión de los inversores internacionales: “La historia básica en Argentina siempre es la misma: paridad, sobrevaluación, devaluación”.