En la madrugada del lunes, el espacio político que responde al gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, dio sus primeros pasos hacie un consenso para impulsar la candidatura de Verónica Magario como presidenta del Partido Justicialista bonaerense, con el objetivo de desplazar a Máximo Kirchner.
La derrota electoral del domingo expuso a cielo abierto las diferencias sistemáticas entre el mandatario bonaerense y el líder de La Cámpora. Las acusaciones cruzadas por el estrepitoso fracaso de Fuerza Patria ni siquiera aguardaron la publicación de los resultados oficiales y comenzaron a volar en horas de la tarde, cuando la tendencia ya era un secreto a voces en los pasillos de establishment político.
La alianza surcida con esfuerzo para amalgamar los conflictos de intereses, de egos y de prioridades entre los bandos del peronismo se descoció ante la primera presión que ofreció la voluntad ciudadana; y parece perfilarse hacia una resolución con ganadores y perdedores.
El acto reflejo en las filas justicialistas fue avanzar rápidamente hacia rencillas personales, omitiendo -acaso ignorando- que el fenómeno excedió y por mucho a la Provincia: La Libertad Avanza, con candidatos ignotos, le propinó una auténtica paliza a Juan Schiaretti en Córdoba o al armado de Maximiliano Pullaro en Santa Fe, modificando severamente el panorama que habían arrojado las elecciones provinciales.
En todo caso, la remontada que sufrió el peronismo en Provincia de Buenos Aires dejó el río revuelto, y fue visible desde el propio búnker, donde los gestos de Kirchner mientras Kicillof le agradecía a los intendentes por el esfuerzo fueron más que elocuentes.
Mientras Kicillof agradeció a los intendentes, Máximo Kirchner mostró su fastidio.
— Cronos Noticias (@Cronos_Noticias) October 27, 2025
El gesto se produjo luego de la derrota electoral del domingo de @FuerzaPatria26O en Provincia por centésimos. @la_campora @BonaerensePJ @Kicillofok @MOVIMIENTODAF #CronosNoticias pic.twitter.com/xmeFa5QnrZ
En la gobernación tomaron nota e iniciaron rápidamente el operativo para desplazar a Máximo, ungido irregularmente al frente del PJ en la Provincia cuando Alberto Fernández asumió como titular a nivel nacional, con el objetivo de equilibrar el peso relativo en el Frente de Todos.
La idea tuvo lugar en el marco de una reunión celebrada en la Casa de Gobierno, donde Axel dio el visto bueno general y a partir de la cual se comenzó a tejer el entramado para respaldar a la vicegobernadora, una figura que pisa fuerte en La Matanza, epicentro demográfico del conurbano bonaerense.
Desde el entorno de Kicillof negaron que la idea se haya puesto sobre la mesa en alguna instancia formal, pero aseguraron que Magario se mostró proactiva con el proyecto, teniendo en cuenta que -al haber formado parte de la fórmula de Gobierno durante dos elecciones consecutivas- no estaría habilitada para aspirar a conducir el Ejecutivo bonaerense en las elecciones de 2027.
En este marco, asegurar la presidencia del partido es un mecanismo eficaz para sostener una hegemonía en los asuntos del justicialismo bonaerense.
Su perfil también le permite evadir los vetos cruzados de los intendentes, que suelen trabar las candidaturas cuando uno de ellos busca conducir el PJ. Sin embargo, la jefatura política que ejerce Fernando Espinoza -de quien Magario fue aliada en La Matanza- podría complicarle el armado.
La decisión del entorno de Kicillof de promover a Magario responde a la ofensiva de La Cámpora, que inició inmediatamente un operativo anti-clamor, buscando responsabilizar directamente al gobernador por la derrota electoral.
La tensión se reflejó en las redes sociales el mismo domingo por la noche, cuando dirigentes del riñón camporista como la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y la diputada nacional, Florencia Carignano. publicaron mensajes con la frase “Cristina tenía razón”, en alusión al desdoblamiento electoral que el mandatario bonaerense decidió pese a las advertencias de Cristina Kirchner.
Es una disyuntiva (más) en la que probablemente no se pongan de acuerdo, ya que Kicillof logró en septiembre blindar su legislatura del arrastre del voto personalista en respaldoal presidente, Javier Milei.
En perspectiva, incluso si el peronismo hubiera ganado por algunos puntos la Provincia, probablemente sólo hubiera maquillado un poco la derrota nacional, que fue contundente en los principales centros demográficos del país.
Desde el grupo de intendentes alineados con Kicillof, en tanto, atribuyeron la derrota a las candidaturas impulsadas por el kirchnerismo, como las de Jorge Taiana, Juan Grabois o Facundo Tignanelli en PBA o Itai Hagman en CABA.
Desde amplios sectores del peronismo se viene poniendo el acento en que la dirigencia más asociada al kirchnerismo no logra traccionar votos por fuera de sus núcleos duros, y -tras bambalinas- incluso se los acusa de piantavotos.
En este sentido, el desafío de Kicillof en su carrera presidencial es doble: no sólo debe dirimir a su favor la interna con el camporismo y sus satelites progresistas como Grabois -que pretenden heredar el capital político de Cristina- sino también desmarcarse de su trayectoria, estrechamente asociada a la "década ganada" por su participación como ministro de Economía en el segundo mandato de 'la Jefa'.
Así, la disputa por el PJ aparece como la primera parada de una interna más profunda que comienza a delinearse dentro del peronismo bonaerense.
Antes de este nuevo escenario, LPO había anticipado que un grupo de intendentes del conurbano —Federico Otermin (Lomas de Zamora), Gastón Granados (Ezeiza), Federico Achaval (Pilar) y Nicolás Mantegazza (San Vicente)— había mantenido reuniones con Kicillof para postular al propio Otermin como candidato de consenso. Esa opción se presentaba como una salida intermedia, cercana tanto al gobernador como a la expresidenta, y alejada de los extremos entre el axelismo duro y La Cámpora.
Sin embargo, tras los resultados del domingo, el gobernador habría inclinado la balanza hacia una figura de mayor cercanía política. En ese contexto, Magario emergió como la elegida del axelismo para disputar la presidencia del PJ provincial.
El mandato de Máximo Kirchner al frente del partido vence el 18 de diciembre, y el plazo para convocar a elecciones ya expiró a mediados de octubre, dado que el llamado debe realizarse con al menos 60 días de anticipación. Aun así, la interna justicialista en la provincia de Buenos Aires promete una definición intensa en las próximas semanas.