
La noche del último lunes, Javier Milei convirtió lo que debía ser la presentación de su libro "La construcción del milagro" en un espectáculo con ribetes de acto de campaña, cargado de exaltación, música y arengas, más que de análisis serio. La puesta en escena tuvo lugar en el Movistar Arena, con capacidad para unas 15.000 personas, y fue transmitida en vivo por redes sociales.
“No aflojen, estamos en mitad del camino, hay que pasar al otro lado del río”, pidió Milei tras el show, ya vestido de traje y corbata. “Se vienen reformas estructurales después del 10 de diciembre”, sostuvo, y dio como ejemplos las reformas impositiva y laboral. Prometió otra vez que la inflación se termina a mitad de 2026 y reiteró: “Vamos en la dirección correcta”.
Antes le dio un fuerte abrazo a Diego Santilli, el diputado de PRO que reemplazará a Espert en la boleta de LLA en la estratégica provincia de Buenos Aires, donde el oficialismo viene de caer en forma contundente con Fuerza Patria el pasado 7 de septiembre, en una elección cuyo resultado sembró dudas sobre la solidez política y la proyección de la administración libertaria.
El show primero, el contenido después
El evento comenzó con un mini recital: Milei ingresó al estadio interpretando “Panic Show” (adaptación de La Renga) y luego presentó covers con letras modificadas para insertar su mensaje liberal.
Después de este tramo teatral-musical, el presidente dio su discurso, en el cual atacó a la “izquierda woke”, denunció que la oposición busca destruir su gobierno y arengó consignas de libertad.
El formato, cuya teatralización ya se había visto en otros actos de Milei (como la presentación en el Luna Park), esta vez adquirió un aire más desesperado: en lugar de una presentación sencilla y con ideas, el show absorbió la noche.
En ese contexto, resulta difícil separar lo político de lo simbólico: música, escenografía y exaltación emocional fueron el vehículo principal del mensaje.
Pero cuando la simbología ocupa el escenario principal, el riesgo es que el contenido se vuelva endeble, fragmentado o secundario.
El escándalo Espert como sombra incómoda
La presentación ocurre apenas días después de que explotara un escándalo que involucra a José Luis Espert, candidato clave de la coalición de Milei en la provincia de Buenos Aires: se lo acusa de haber recibido 200.000 dólares de un empresario vinculado al narcotráfico, Fred Machado.
Esa acusación generó malestar incluso dentro de sectores del oficialismo, y obligó al propio Espert a renunciar a su candidatura.
Durante la presentación, Milei defendió públicamente al ahora ex candidato: aseguró que no dudaba de su honorabilidad y calificó todo como una operación política montada por el kirchnerismo.
Esa defensa fue sintomática: en lugar de distanciarse de la controversia para preservar credibilidad, el Presidente abrazó la polémica y la colocó en el centro de su discurso.
Ese gesto tiene riesgos mayores: marca hasta qué punto la coalición que lidera puede verse arrastrada por escándalos ajenos, y pone en cuestión su criterio político de alianzas. En una campaña, la necesidad de ampliar la base termina muchas veces por generar contradicciones morales difíciles de defender frente al electorado independiente o crítico.