El triple crimen de Florencio Varela, que conmocionó al conurbano bonaerense, sigue revelando detalles escalofriantes. Las víctimas —Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Gutiérrez (15)— fueron asesinadas en una vivienda de la localidad, y los investigadores creen que al menos 15 personas participaron directa o indirectamente en los hechos.

Fuentes judiciales y policiales confirmaron que aún hay tres sospechosos prófugos, mientras que nueve personas permanecen detenidas. Entre los buscados se encuentran dos ocupantes de la Chevrolet Tracker en la que viajaban las jóvenes, y un acompañante del Volkswagen Golf, identificado como un hombre apodado “Diego”, presuntamente vinculado a un grupo narco.

Una trama con múltiples vehículos y conexiones

Los investigadores sostienen que en el ataque participaron entre cuatro y cinco vehículos distintos, lo que revela un nivel de coordinación inusual. Además de la Tracker y el Golf, se sospecha que otros automóviles se utilizaron para vigilar la zona y concretar la fuga.

En este contexto, el nombre de Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, vuelve a aparecer en escena. Según las fuentes, se habría desplazado “en otro vehículo” y pudo haber estado dentro de la casa donde se perpetraron los asesinatos, aunque no habría tenido contacto directo con las víctimas antes del ataque.

El rol de Matías Ozorio y las primeras certezas

La investigación también confirmó que Matías Ozorio, uno de los detenidos clave, “ya estaba en la casa del horror cuando llegaron las chicas”. Su presencia previa al arribo de las víctimas refuerza la teoría de una emboscada planificada.

Un vocero judicial explicó que, hasta el momento, se comprobó que el grupo involucrado “mantuvo comunicación constante” antes, durante y después del crimen. “Por ahora tenemos nueve detenidos y tres más por atrapar, pero en total van a ser al menos quince”, precisó la fuente.

Venganza narco y traición interna

La principal hipótesis del triple homicidio apunta a una venganza narco, aunque los investigadores aclaran que la adolescente Lara Gutiérrez no era el objetivo directo. Según reconstruyeron, una de las otras víctimas habría filtrado información sobre una carga de cocaína perteneciente al grupo de Valverde Victoriano.

“Al parecer, fue presionada y terminó dando el dato de la droga. Luego, otra banda los ‘mexicaneó’”, explicó un investigador, usando el término que en el narcotráfico designa el robo de estupefacientes entre bandas rivales.

Una investigación compleja y en expansión

El fiscal a cargo evalúa ampliar las imputaciones y pedir nuevas medidas de prueba, incluidas pericias telefónicas y análisis de cámaras de seguridad para establecer los movimientos previos de los sospechosos. No se descarta que hubiera financiamiento externo y que los asesinatos hayan sido ordenados desde otro punto del país.

En tanto, las familias de las víctimas reclaman justicia y mayor transparencia en la investigación. “Queremos saber quiénes son todos los responsables, no solo los que apretaron el gatillo”, expresó un allegado a una de las jóvenes.

La causa, que ya tiene derivaciones en el ámbito del narcotráfico regional, sigue su curso con la expectativa de nuevas detenciones en los próximos días.